Harina de mandioca

La harina de mandioca o mandi’o ku’i representa una alternativa para la alimentación de las familias rurales de toda la República, debido a un proceso de elaboración rápido y la accesibilidad a la materia prima. Permite, además, la generación de ingresos para mejorar la calidad de vida de los pequeños productores.

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Teniendo en cuenta la alta demanda local e internacional de harinas, la mandioca constituye una materia prima óptima para la elaboración de un producto sano y de calidad. Su valor nutricional es elevado y, por no contener gluten, es apta para celiacos.

PRODUCCIÓN

Una vez cumplido los ochos meses de maduración de la mandioca, tras la cosecha, directamente pasa al proceso de elaboración de la harina, consistente en la separación de la raíz de la rama, lavar los tubérculos para eliminar cuerpos extraños, pelar la mandioca y volver a lavar con agua limpia. Luego se ralla en una máquina para obtener el popí. Este subproducto se distribuye sobre los bastidores y se pone a secar al sol por 3 a 4 h, aproximadamente, dependiendo de la intensidad del sol. Una vez seco es factible moler el popí en una picadora de forraje, con zaranda de 0,5 mm, y envasar el producto en bolsas de papel.

RENDIMIENTO

Según estudios realizados por el Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología (INTN), el rendimiento de la mandioca en cuanto a harina es de 40 %; es decir, que de 100 kg de materia prima, se obtiene 40 kg de harina. Los residuos, como las hojas, la rama y la cáscara, pueden ser molidos y secados al sol para elaborar otro tipo de harinas, muy útiles para la alimentación de aves, cerdos, bovinos y peces.

 

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