Harina de hueso - Dr. P. M. Gibert

La harina de hueso es una fuente de calcio y fósforo que puede ser utilizada por el pequeño productor para el alimento de los animales o como fuente mineral para la huerta, ya que es un fertilizante orgánico. Se obtiene de diferentes formas, y cada una de ellas tiene una composición de ingrediente que depende de la metodología de obtención y del tipo de hueso utilizado, ya que los largos tienen mayor cantidad de fósforo que los planos.

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El pequeño productor tiene una buena alternativa para con la harina de hueso, para suplementar balanceados o abonar la huerta. Se puede obtener de diferentes maneras: moliendo los huesos crudos, cocinados o calcinados. El primero no es recomendable, pues puede contener agentes contaminantes que pueden dañar tanto a los animales como al suelo. El calcinado proporciona elementos minerales. El procesado en autoclave o hervido es una buena fuente de abono orgánico y nutriente animal por contener, además de minerales, sustancias proteicas que enriquecen al producto, pero no es recomendable usarlo en la alimentación animal, ya que puede ser un agente contaminante y está prohibido su uso en los animales que son destinados a la exportación.

Con cualquiera de los métodos que se utilice para producir harina de hueso hay que tener en cuenta que se obtienen productos con diferentes proporciones de sus componentes. Pero siempre aportando una considerable cantidad de calcio y fósforo.

La harina de hueso cocinada es conocida comercialmente como “autoclavada”, debido a que en la forma que se obtiene por medio de un digestor es muy similar a una autoclave, en la cual el agua es calentada a presión. Una vez metidos los huesos dentro de esa gran olla a presión, se los cocina por más de 30 min, dependiendo de la técnica de la fábrica, y se obtiene un producto esterilizado, pero con materia orgánica; es decir, con los residuos de carne y tendones cocinados, y es por ello que en su composición tendremos una cantidad determinada de proteína, que varía generalmente entre 5 y 8 %.

Las concentraciones de fósforo pueden ir de 11 a 14 %, dependiendo del tipo de hueso procesado, ya que los largos aportan más minerales que los planos.

El contenido de calcio varía entre 24 y 29 %. Estos valores son generales de tabla; pueden variar, pero no muy lejos de estos parámetros. La harina de hueso calcinado es aquella que se obtiene mediante la calcinación de huesos; es decir, puestos en una superficie, ya sean de tierra compactada o de ladrillo, y después de amontonados se los prende fuego, y por su característica de autocombustibles se consumen hasta quedar convertidos en cenizas. Este producto final no tiene materia orgánica y solo aporta minerales; su materia seca está por el orden de 97 % y su contenido en calcio está dentro del 32 %.

La concentración en fósforo varía entre 15 y 18 %. Cualquiera sea la técnica utilizada para obtener la harina de hueso, la calidad, como de fósforo, depende del tipo de hueso utilizado, como mencioné anteriormente, ya que los valores dados corresponden al esqueleto de un animal entero. Si se utilizan huesos planos, como costillas y cabeza solamente, las cantidades de fósforo serán muy inferiores a las enunciadas. Para sintetizar, diremos que los huesos largos tienen más fósforo que los planos y la combinación adecuada de ellos en la fabricación de las harinas dará la cantidad de fósforo deseada. La harina de hueso tostada que se menciona en algunos materiales no figura en ninguna reglamentación bromatológica; por ello es que no la consideramos en este material.

La harina de hueso, en cualquiera de las formas en las que se la obtenga, es una fuente de fósforo y calcio que puede ser utilizada en la alimentación animal, y en los cultivos como un buen fertilizante orgánico. Al respecto, deben tenerse en cuenta las restricciones que se recomiendan en cada método de obtención. Es una buena alternativa para los pequeños productores de obtener una fuente de calcio y fósforo, como lo he mencionado anteriormente. La harina de hueso se puede preparar de diferentes maneras, pero la más recomendable es la calcinada, para evitar contaminaciones que pudiera contener y perjudicar al suelo o los animales. Hay muchas técnicas para usar el hueso para la nutrición animal o como fertilizante.

En algunos cultivos se usa en la preparación del suelo; en otras, en cada hoyo de siembra, para aumentar el nivel de fósforo, como en el caso del cultivo de tomate, que le proporciona raíces fuertes y profundas. Lo mismo que en frutales. La pequeña cantidad de nitrógeno presente en la harina de huesos siempre es un aporte extra, mientras que el calcio fomenta la salud de los frutos.

Tanto en la producción animal como agrícola es una buena alternativa de aporte de calcio y fósforo. Además, se colabora en la conservación del ambiente y se elimina la posibilidad de dispersión de enfermedades producidas por los animales muertos.

“La educación es la base del desarrollo de las comunidades”. p.m.g.

 

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