En el Paraguay existen variedades de árboles que en toda su historia proveyeron maderas y leñas, no solamente para nuestro uso en el país, sino para el mundo entero. El lapacho o tajy, sin dudas, es el árbol más emblemático del Paraguay. Es una de las especies más apreciadas y de gran valor para la economía y las artes, que por su capacidad de multiplicación, belleza de sus flores y resistencia de su madera, representa a nuestro país en todo el mundo. Existen más de seis variedades de tajy, todas y cada una reúnen grandes cualidades en ese sentido.
Así como posee capacidad para su difusión, puede enraizar sobre piedras y allí florecer sin mayor problema. El tajy, hoy día, está resistiendo a la deforestación y su respuesta es el florecimiento en diferentes tonos, ya sea en las faldas de los cerros depredados, en las praderas, en las parcelas agrícolas y hasta en los patios humildes o palaciegos de las ciudades.

UTILIDADES
Las utilidades que presta son variadísimas; es madera de gran belleza en muebles y construcciones, y por su dureza, resistencia y aguante, es inigualable en la intemperie de puentes y caminos. Su corteza se usa como medicamento y el aserrín perfumado que se obtiene de él se utiliza como repelente de insectos en las noches calurosas en el trópico. No hace falta que haya crecido para dar beneficios. Desde el mismo momento de su prendimiento, aumenta el valor de la propiedad. Luego dará postes y leña, fuego ardiente y sin chisporroteos en el fogón del hogar. Pueden fabricarse también, a partir del tajy, bancos para las escuelas o para los patios, sillas, vasos para el tereré o vasijas diversas. En la mayoría de las casas, su madera es el marco de puertas y ventanas; también vigas, tirantes y machimbres lustrados con gran estilo y gusto.

VARIEDADES
Hay varios tipos de lapacho identificados en nuestro país, pero en el día a día, en nuestras calles estos son los más conocidos: lapacho rosado de hojas anchas, que es el lapacho precoz; el tajy hû, el lapacho amarillo y también el lapacho blanco, que es un gen recesivo del lapacho rosado. El tajy hû es el más apropiado para la reforestación, no sólo por su predominio en los bosques altos y bajos sino también por su madera. El tajy rosado tiene las hojas más grandes que el tajy hû -sus hojas son casi totalmente lisas aunque en las puntas o ápices son aserradas- y puede tener de 7 a 16 metros de largo. Esta variedad florece en unos 4 años, es decir, más pronto que otras variedades, propiedad que la vuelve más apropiada para su cultivo en plazas y jardines. Son vistas con más frecuencia hacia el Norte; es una variedad que tiende a aparecer en la cuenca del río Paraguay, y en algunas ciudades ya es considerada una especie ornamental. El tajy rosado o tajy de hojas anchas florece de junio a setiembre y fructifica de setiembre a noviembre. Otra variedad es el lapacho amarillo, tajy sa’yju o tabebuia pulcherrima, cuya altura alcanza los 15 metros. Florece desde agosto hasta octubre normalmente, y da frutos de octubre a diciembre. Su fruto es cápsula cilíndrica de 15 a 20 cm de largo y las semillas de 1 a 2 cm de forma aplanada con dos alas membranosas.

MULTIPLICACION
El tajy se multiplica por semillas muy diminutas, de sólo casi 1 cm de largo, que se encuentran en una cápsula cilíndrica de 20 a 40 cm, que tiene una forma aplanada y envuelta en una membrana transparente en escamas muy livianas, que cuando llega a la madurez se rompe y libera a la semilla envuelta en las membranas que le sirven de alas y que se diseminan con el viento a larga distancia.


COSECHA
La cosecha o recolección de semillas se realiza cuando las cápsulas están maduras, pero antes de abrirse. Pueden utilizarse escaleras para cortarlas o simplemente una tijera especial. Una vez cortadas las cápsulas se cargan y se llevan en bolsas al lugar de secado.

CULTIVO EN ALMÁCIGO
Para instalar el almácigo debe seleccionarse un lugar soleado, lejos de aquellos árboles que tienen alelopatías como el mango o el yvyraro que no permiten el desarrollo de otras plantas bajo su sombra. Si es posible debe instalarse cerca de una fuente de agua.
Cuando se trata de un suelo arenoso no hará falta levantar mucho el tablón. En cambio, en un suelo duro o húmedo conviene levantarlo unos 15 cm para lograr el descubrimiento del agua sobrante. Asimismo, el tablón levantado evita la erosión por raudal del agua de lluvia. El tablón puede tener 15 cm de altura, un metro de ancho y de largo como sea necesario, pero es importante tener en cuenta que cuando el ancho sobrepasa un metro ya resulta muy difícil realizar la plantación. Una buena fertilización ayuda a obtener buena germinación y crecimiento. Esta fertilización puede hacerse empleando estiércol (bosta de vaca, cama de gallina u otros animales), bien estacionado, siendo mejor el humus de lombriz. Preparado el suelo bien parejo y mullido, se abona la tierra para luego cubrir suavemente las semillas distribuidas al voleo o en surquitos. La siembra al voleo permite “planchar” las semillas con una tablita de madera. Después se cubren las semillas sembradas con arena lavada a fin de que la cobertura sea más liviana y a la vez libre de contaminación. Por último, se procede al riego. Es indispensable contar con un buen quinchado, si es posible hecho de rajas para defender el almácigo contra el ataque de animales. Es conveniente proteger el almácigo empleando un túnel hecho de arcos de tacuara o mallas de plástico. Esta cobertura protege contra el calor excesivo y a la vez de lluvias y granizos muy fuertes que puedan ocurrir sobre todo en primavera y verano. Cuando aparezcan 3 a 4 hojitas se realiza el repicaje, es decir la muda de los plantines a los maceteros donde crecerán hasta que tengan una altura de 20 cm o más, que es cuando deben ser trasplantados al lugar definitivo. Sin embargo, cuando se emplean maceteros de tamaño grande, los plantines pueden mantenerse por mucho tiempo más, inclusive hasta el momento propicio para la muda al lugar definitivo.