Enriquecimiento del bosque nativo

Una forma de encarar la reforestación podría consistir en mejorar la producción de maderas, principalmente de las especies forestales nativas, mediante la aplicación de sistemas silviculturales de regeneración de bosques.

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En condiciones estrictamente naturales, un bosque representa por lo general un sistema autoperpetuante, y su tendencia es la regeneración al azar de las especies ya existentes en el mismo. Sin embargo, históricamente los hombres han procedido a favorecer la regeneración de las especies que tienen características comerciales más ventajosas. Se denomina “manejo” de un bosque a las prácticas que se realizan para modificar la composición y estructura del mismo.

Teniendo en cuenta la enorme diversidad de especies arbóreas del bosque tropical y subtropical como el que existe en nuestro país, se estima que hay más de doscientas especies, y que actualmente son explotadas comercialmente más de quince. Resultaría lógico tratar de fomentar el mejor desarrollo de los árboles ya existentes de esas especies, e intentar el incremento de su regeneración.


Manejo

El manejo en sí consiste en eliminar gradualmente las especies de escaso valor, tanto las adultas como las que se encuentran en desarrollo, para fomentar el crecimiento de las especies más importantes comercialemente ya existentes. También, en forma paralela, mediante eliminación selectiva de malezas o de preparación del terreno, se inducirá la mayor regeneración natural de las especies valiosas.


Enriquecimiento de bosques

El enriquecimiento consiste en la implantación selectiva de malezas o de preparación del terreno. Se inducirá la mayor regeneración natural de las especies valiosas en aquellos lugares seleccionados, utilizando para ello el traslado de plántulas existentes en el mismo bosque, o colocando plántulas producidas anteriormente en un vivero forestal.

Existen diferentes teorías y métodos acerca de la preparación del terreno del bosque a ser enriquecido. Esas diferentes teorías tienen sus orígenes en las experiencias realizadas en distintos países, con distintas especies de árboles y diferentes condiciones climáticas y de suelo; y además, con variados objetivos. Las experiencias realizadas en el Paraguay son pocas y no se hallan registradas muchas informaciones.

El profesor Castor Ruiz Díaz recomienda un esquema de trabajo.

a) División de la superficie total del bosque en bloques de 100 hectáreas -mil metros cuadrados-, mediante la apertura de picadas de dos a tres metros de ancho.

b) Esos bloques serán subdivididas a su vez en unidades de 100 x 100 metros o 100 x 200 metros.

En estas unidades de 100 x 100 -una hectárea-, se abrirán picadas de un metro de ancho, preferentemente con orientación este-oeste, a una distancia de 10 metros entre el eje de cada una, en las parcelas que se encuentren más degradadas.

En aquellas parcelas donde exista todavía un bosque menos explotado y donde hubiese mucha regeneración natural, se abrirán picadas a una distancia de 20 metros entre sus ejes. Así, cuando se considere necesario, luego de transcurridos algunos años, se realizarán nuevas picadas entre cada una, logrando 10 metros entre cada eje.

A ambos lados de esas picadas serán quitadas, dentro de una franja de aproximadamente 5 metros a 2,5 metros del eje, todas las lianas y malezas colgantes de los árboles.

c) Paralelamente, serán cortados o anillados los árboles enfermos, defectuosos, sobremaduros o de especies no valiosas de más de 15 cm de DAP, en las áreas donde estará prevista la plantación de los árboles que necesitan más luz para su crecimiento, especies heliofitas.

d) Al mismo tiempo, se limpiarán también las picadas existentes que sirvieron de camino para la extracción de árboles valiosos en años anteriores.

e) En el trabajo de limpieza se tendrá especial cuidado de dejar en pie una selección de plántulas de especies valiosas que se tiene previsto manejar, a una distancia adecuada.

f)El enriquecimiento propiamente dicho consistirá en remover aquellas plántulas de las especies valiosas que estuviesen en grupos cerrados hacia los espacios disponibles, preferentemente a una distancia mínima de 5 metros entre sí en la línea.

g) Allí donde falten las plántulas de la regeneración natural serán plantadas las que provengan del vivero forestal, siempre a una distancia de cinco metros o más entre cada una en la línea.

h) Para la selección de las especies a plantar en cada parcela, se tomará como indicador la existencia natural. Así, donde abunda yerba mate, se plantará más yerba mate, pero donde abunda el guatambú, se enriquecerá preferentemente con otras especies forestales de menor regeneración natural, provenientes de otros lugares.


Dr. Rafael Carlstein Quiñonez.

Fotos: MATKEI
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