Enfermedades del trigo

A nivel mundial, los patógenos de los cultivos causan anualmente alrededor de 20 % de las pérdidas de los cultivos de importancia económica. En el Paraguay, se ha estimado que las enfermedades parasitarias del trigo causan anualmente entre el 15 % y 18 % de pérdidas proyectadas, sobre un volumen de producción de 500.000 toneladas. (Ing. Agr. Lidia Viedma)*

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Entonces, el principal objetivo de la protección vegetal es generar soluciones más duraderas, usando una combinación de diferentes estrategias de control, para el desarrollo de sistemas sustentables de manejo de plagas y enfermedades, basados en el conocimiento de todo el cultivo y su ecosistema. Este tipo de estrategias trae consigo no solo la eficiencia de la resistencia del hospedero y los agroquímicos, sino también otros beneficios como reducción de la contaminación ambiental y disminución de costos.

ROYA DELA HOJA

Esta enfermedad constituye una de las limitantes principales para obtener rendimientos y calidad de granos adecuados en el país, por su alta frecuencia de epidemias severas y daños que ocasiona. La magnitud de estas pérdidas está relacionada con la severidad de la infección, el estado fenológico del cultivo en que aparece la enfermedad, la susceptibilidad del cultivar y las condiciones climáticas. Es posible minimizar los riesgos de la roya de la hoja con el uso combinado de herramientas de manejo disponibles; desde el control de plantas voluntarias durante el verano, la elección del cultivar a sembrar y la protección química.

MANCHA AMARILLA DEL TRIGO

Es una de las enfermedades más difundidas del trigo, sobre todo en el sistema de siembra directa. Su ocurrencia en el Paraguay data de la década del 90.

El hongo causante de la mancha amarilla se propaga por medio de esporas (ascosporas y conidios) que se originan normalmente en rastrojos del trigo del ciclo anterior.

Para la mancha amarilla, se necesitan temperaturas bajas (18 ºC-20 ºC) que coinciden con los meses de mayo y junio. Por lo tanto, en esta campaña agrícola 2013, de seguir estas condiciones lluviosas persistentes, se tendrían infecciones muy tempranas (a los20 a25 días de emergencia) de esta enfermedad. Los síntomas comunes se observan en hojas y vainas, o sea, después de la emergencia de las plantas, cuando se expande la plúmula. En las hojas inferiores próximas al suelo, se producen manchas de forma circular o elíptica en la parte central, de color castaño claro. Pueden alcanzar hasta12 mmde largo. Las infecciones secundarias forman los típicos puntos de infección de color castaño oscuro, rodeados de un halo amarillo, debido a la acción de una toxina que produce el hongo. Las manchas se agrandan y se unen en forma irregular. Finalmente, toda la hoja se oscurece comenzando por la punta de las hojas. Las principales pérdidas se producen cuando la enfermedad afecta la hoja bandera y durante el llenado de granos.

MANEJO DE ENFERMEDADES FOLIARES

Se basa en el uso de variedades resistentes, moderadamente resistentes, rotaciones (en el caso de manchas) y la aplicación de fungicidas de cobertura.

La resistencia disponible para la mancha amarilla es solo de tipo parcial o incompleto. Se expresa en menores niveles de severidad, pero no en ausencia de síntomas. La dispersión del inóculo secundario a través de viento y salpicado de lluvia cumple un papel importante en el desarrollo epidémico en este tipo de tizón foliar del trigo. Algunas estrategias incluyen el ajuste de la densidad de siembra en función del peso de grano; fertilización balanceada y la adecuación de la fecha de siembra para obtener la mayor densidad posible. La fertilización nitrogenada puede reducir la expresión de síntomas en forma leve a moderada. El control químico de variedades con resistencia moderada, en combinación con fungicidas, proporciona un control adecuado tanto de la roya de la hoja como de la mancha amarilla.

CONTROL QUÍMICO

Los fungicidas para el control de la roya de la hoja y la mancha amarilla deben ser aplicados en el momento oportuno, lo cual tiene relación con el estado fenológico del cultivo. Es necesario monitorear semanalmente el cultivo desde la etapa de encañazón

(a partir de los 50-60 días). Si se encuentra un 30 % de plantas con síntomas, se debe proceder a la aplicación. En inviernos húmedos y con temperaturas frescas, se observan síntomas de la mancha amarilla a los 25-30 días de la emergencia. En este caso, no se recomienda la aplicación de fungicidas porque no hay suficiente masa foliar para retener el fungicida; además, las hojas infectadas se vuelven senescentes, caen y se forman nuevas hojas.

Los tratamientos de cobertura proveen un nivel de protección moderado a alto, a través de un espectro relativamente amplio de fungicidas. En nuestras condiciones, la mayoría de las enfermedades aparecen en el estado de embuchamiento (bota) a floración. A partir de esos dos estados fenológicos y si las condiciones son favorables, las enfermedades foliares se incrementan rápidamente. Cuando la hoja bandera está totalmente desplegada y si se observan síntomas en las hojas inmediatas inferiores, se recomienda aplicar fungicidas. Cuando se realice el tratamiento, la hoja bandera debe estar sana. La presencia de manchones amarillos en los trigales es causada por la infección de virus (virus amarillo) transmitido por pulgones. En este caso, el uso de fungicidas no es útil. Lo mismo para el caso de la mancha estriada en hojas y/o manchas húmedas de color pajizo, que corresponden a la bacteriosis, que no se pueden controlar con la aplicación de fungicidas.

ENFERMEDADES DE ESPIGA

La infección en la espiga conocida como bruzzone (confundida con Fusarium) es capaz de producir 40 % de pérdidas. Sin embargo, en condiciones severas de infección, la pérdida puede ser total en variedades susceptibles, como ha ocurrido en el año 2008, en el sur y sureste del país en siembras del mes de abril.

A pesar de que bruzzone es una enfermedad básicamente de espiga, en ciertas condiciones puede infectar también otros órganos aéreos de la planta, como ser hojas y tallos. Los daños están muy relacionados con el momento de infección de la espiga y el lugar de penetración del hongo, pudiendo matar la espiga parcial o totalmente. Las espiguillas que se encuentran en la parte superior del punto de penetración del hongo, en el raquis (eje donde se insertan las espigas), se secan y adquieren una coloración blanquecina, lo cual puede distinguirse visiblemente de la porción sana de la espiga. A partir del punto de infección de hongo, ocurre un estrangulamiento de la espiga que impide el pasaje de nutrientes y la espiga no produce ningún grano, o produce granos livianos o que no han tenido un desarrollo normal.

FUSARIOSIS DELA ESPIGA OGIBERELA

La fusariosis de la espiga o giberela es causada por Gibberela zeae (Schw.) y constituye una importante enfermedad en todas las zonas de producción de trigo. Es potencialmente muy destructiva. Además de producir mermas en el rendimiento, afecta la calidad del trigo por la presencia de micotoxinas en los granos infectados, los cuales pueden ser tóxicos a los seres humanos y animales.

El estadio de crecimiento más sensible es la antesis (anteras fuera de la espiga), lo que significa que el cultivo puede ser infectado a partir de la floración, sobre todo si las condiciones climáticas son favorables para la infección (48-72 horas de lluvia y temperaturas de25 ºC–30 ºC). En este estado, la infección perjudica directamente la producción, ya que si la espiga produce granos, estos serán livianos y de tamaño más pequeño. Si la infección ocurre en estadios más tardíos, como ser el llenado de granos, el daño es menor o a veces sin ningún efecto en la producción. Es importante destacar que aun los granos sin síntomas aparentes de infección por el hongo pueden contener micotoxinas. Desde este punto de vista, no bastaría proteger a la espiga solo durante algunos días después de la floración, sino por un periodo mucho más prologado, después de la antesis.

CONTROL QUÍMICO

Como la disponibilidad de variedades a nivel nacional y en la región es de moderada a alta susceptibilidad, la aplicación de fungicidas puede constituirse en una estrategia válida en el control integrado de las enfermedades de espiga, dependiendo del potencial de productividad del cultivar y de la relación costo/beneficio.

Resultados de investigaciones a nivel nacional han demostrado la baja eficiencia del control químico, que varía entre el 30 % y 67 %. Algunos fungicidas, mezclas de triazol + estrobilurina, han demostrado ser más eficientes en el control de estas enfermedades.

(*) Docente investigadora FaCAF/UNI

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