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Comenta la Ing. Benítez. "El objetivo del Ministerio de Agricultura y Ganadería era lanzar variedades que puedan reunir cualidades que satisfagan al productor, a las desmotadoras y que tengan alta calidad de fibra, conforme al requerimiento internacional de cada época.
La REBA P50 se trajo en 1968 desde Africa Central, y ese año se introdujo para cubrir una hectárea de tierra, que con el paso de los años y llegando ya a 1976, el algodón cubría ya 218.000 hectáreas de tierra en nuestro país.
La característica de esta variedad era la seguridad de producción (rústica, amplia adaptabilidad, inmune a la bacteriosis y resistente a la fulsariosis). Su aporte permitió la gran expansión del área de cultivo (de 60.000 hectáreas promedio con que se contaba, se subió a más de 300.000 hectáreas en pocos años).
Posteriormente, en el año 1967 se introducía la REBA P279, la cual era originaria de Tailandia no como variedad, sino como línea segregante; fue seleccionada en el Instituto Agronómico Nacional de Caacupé, y 6 años después fue convertida en variedad comercial, cubriendo totalmente el país desde 1981 hasta 1991, tiempo en que se viviría la época de oro del algodón. La virtud de esta planta era la seguridad de producción (rústica, con amplia adaptabilidad, inmune a la bacteriosis, tolerante a la fulsariosis). La misma demostró un interesante aumento de rendimiento a campo (10% más) y remarcable ganancia en rendimiento de fibra al desmote (5% más).
Con la REBA P279 se consiguió el récord de superficie de siembra con 550.000 hectáreas cultivadas, acompañada de la instalación de numerosas desmotadoras con capacidad de procesar más de 1.000.000 de toneladas de algodón en rama; asimismo, la exportación de fibra representó por varios años, un promedio de 40% del total de divisas que ingresaron al país, por la buena calidad de fibra para esa época.
De 1991 a 1992 se vino el gran diluvio en todo el Cono Sur, no hubo semillas en Bolivia, Paraguay, Argentina y Brasil, y con ello ingresó la firma norteamericana Delta Pine comenzando la mezcla de variedades.
Con la Delta Pine ya en nuestro país en 1992 y 1993 no importaban cuántas variedades trajeron, igual se dio una buena cosecha. La gente adjudicó este logro a Delta Pine y tan entusiasmados estaban los agricultores con los resultados del 92/93 que el promedio a nivel nacional de la REBA P288 fue de 3170 kilogramos por hectáreas de algodón en rama, mientras que la Delta Pine era de 3533 kilogramos por hectáreas de algodón en rama.
Los agricultores se lanzaron tras la Delta Pine en 1993 y 1994, momento en que se vino una sequía y con eso aparece una plaga llamada pulgón, la cual transmite la enfermedad azul. El rendimiento fue para la variedad nacional de 1554 kilogramos por hectárea de algodón en rama y para la Delta Pine 1284 kilogramos por hectárea de algodón en rama; la pérdida entre una campaña algodonera y otra fue de 61% por culpa de la sequía y para la Delta Pine 64 %, a este número le adjudicamos 13% a la enfermedad azul.
Pese a eso, el MAG lanza la REBA P288 que respecto a la REBA P279 registra mayor precocidad, aumento de rendimiento de fibra en desmotadora y extraordinaria mejora en la calidad de la fibra. Sin embargo, tuvo un defecto; tenía fuerte retención de capullo en las cápsulas. Su aporte estaba en la mayor precocidad que permitía la convivencia con el picudo, mejor rendimiento de fibra al desmote y mejora sustancial en la calidad de fibra.
El MAG lanzó luego una nueva variedad denominada IAN 338, con seguridad de producción (rústica, amplia adaptabilidad en el país, a diferencia de Ñeembucú que tiene suelos planos, húmedos, arenosos y pobres). Su aporte está en la facilidad de cosecha manual y mecánica; tiene precocidad intermedia entre la REBA P279 y la REBA P288, que le da rusticidad y permite la convivencia con el picudo".
Muchos son los logros obtenidos por los técnicos paraguayos en el IAN, pero quise mencionar este, porque hasta hoy extrañamos el desempeño de esa semilla, tan útil para el pequeño productor.
El IAN viene desarrollando investigaciones en varias áreas del quehacer agrícola; posee un banco de germoplasma de muchas plantas, entre ellas la mandioca, que tienen que ser reproducidas en el campo, con todo el potencial de los logros alcanzados, para el mejoramiento de la agricultura nacional. También se cuenta con una estación agrometerológica que permite conocer los efectos del clima sobre los cultivos.
Es fundamental que el IAN sea fortalecido con una ley, cuyo proyecto está en el Senado de la Nación, para que le dé autonomía a ese centro de investigación, y que allí además, se realicen las pruebas de efectividad de los productos utilizados en el agro y que en esa institución se realicen las tesis de los posgrados del área agrícola. Su ampliación de las tareas investigativas debe orientarse a la de formación, de tal modo que ambas se complementen en beneficio del desarrollo del país.
Consuma lo que el Paraguay produce.
Produzca lo que el Paraguay y el mundo necesitan.
Recuerde. "El Paraguay puede".