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La técnica consiste en que con el rastrillo se realiza la nivelación del camellón. Se usa este sistema para todas aquellas plantas que se hacen con trasplante. Las semillas de lechuga son tratadas con carbonil para evitar el ataque de las hormigas. Primero se le pone el cebín, luego se agita la lata, y si no, se hace en una bolsa para que el carbonil quede bien por la semilla, para que este luego sea echado al voleo. En época de invierno la semilla se echa menos. Como sabemos, la lechuga es una planta de invierno y el porcentaje de germinación es menor en el verano; además, hay que cuidar mucho para favorecer la germinación. Es decir, en invierno echamos mucho menos porque germina con mayor facilidad, y de esa manera, ahorramos más simientes.
Luego de la siembra, le aplicamos agua con la regadera, para que la semilla se agarre bien al suelo. Luego, se cubre con malla negra; y después de 48 horas la semilla de lechuga empieza a germinar. Lo descubrimos tres días después porque de lo contrario se produce un alargamiento de las plántulas, entonces esta no es buena para el posterior trasplante. En caso de que haya una lluvia grande la volvemos a tapar hasta un estado fenológico poquito mayor que este, para evitar que las gotas de lluvia la golpeen y de esa manera evitar el perjuicio a las semillas.
Cuando las plantas ya tienen el tamaño de trasplante -de 28 días, generalmente-, primero se limpia el camellón, se lo prepara y luego se realiza el trasplante cortando la punta de la raíz. De esta forma se favorece el mejor desarrollo de la planta. La técnica es muy sencilla: se tapa, y finalmente luego de realizar el trasplante se riega para que las raíces se tomen bien por el suelo, también con el objetivo de evitar burbujas de aire en el suelo e impida un buen desprendimiento de las plantas. En el Paraguay, la lechuga se vende por mazo, lo que nos obliga a la siembra de 8 x 3, que significa 8 plantas en líneas y 3 hileras. De allí sale una docena. Sin embargo, en nuestro país la lechuga podría crecer más, disminuyendo una densidad de siembra. Así, se podría contar con una lechuga más limpia, se puede cosechar y se le corta la raíz y se tendría una planta que tendría una planta de 2 ó 3 veces más que este tamaño. Nos gustaría lograr, pero el sistema de comercialización en nuestro país nos obliga a vender lechuga de este tamaño. En el futuro queremos que sea más grande, disminuyendo la densidad de siembra, y venderla por kilo. Eso no sólo beneficiará al productor sino también al consumidor.
La lechuga se adapta mejor a los meses de otoño e invierno, aunque existen variedades que se adaptan al verano. Puede ser cosechada entre los 2 y 3,5 meses después de la siembra, dependiendo de la variedad y de la época de plantación. En cuanto a la siembra, el método más apropiado es el trasplante de mudas.