El compost - Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

El compost es un abono natural que resulta de la descomposición de la materia orgánica en presencia de oxígeno, gracias a la acción de microorganismos que viven en dicha materia. Al final del proceso resulta un producto compuesto por residuos orgánicos descompuestos, microorganismos, aire, agua y minerales.

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Se emplea como abono para las plantas de jardines y huertas; también, en árboles forestales y frutales. Es un reconocido recuperador físico de los suelos, ya que mejora su estructura, textura, aireación y la capacidad de retención de agua, y reduce la erosión.

PREPARACIÓN

La preparación de compost es una alternativa accesible y beneficiosa para el pequeño productor y ama de casa, puesto que, por un lado, ayuda a disminuir el volumen de residuos tanto en el hogar como en las pequeñas fincas agrícolas y, por el otro, su preparación y aplicación representa un ahorro de dinero, dado que se evita adquirir fertilizantes químicos. Mediante este producto es posible disminuir hasta un 50 % los residuos del hogar y jardín, en lugar de arrojarlos a la vereda o en contenedores para su recolección, con lo cual también se contribuye al cuidado del ambiente. Los residuos orgánicos que pueden utilizarse para obtener el compost son: restos vegetales, ramas tiernas, hojas que caen de plantas y árboles, pasto del jardín; restos de comidas, hortalizas, frutas y sus cáscaras; cáscaras de huevo, yogures vencidos, ceniza de madera, entre otros. Se elige un lugar plano del jardín o huerta que esté protegido del sol fuerte, o sea, bajo media sombra. Se marca en el suelo una superficie de 1 m2 con estacas. Se remueve con pala o azada la superficie marcada, sin voltear la tierra. Se puede fijar en el centro de esta superficie un palo que quede a 1,5 m de altura del nivel del suelo, que después se quitará y ayudará a la aireación del material a compostar. A continuación, se deposita una capa de 10 a 15 cm de restos vegetales y residuos disponibles. Se humedece la capa vegetal con agua limpia, mediante una regadera de flor fina o similar. Luego, se agrega una capa de 5 cm de materia orgánica o tierra; después, otra de ceniza o cal agrícola de 1 cm de espesor. El agregado de materia orgánica o tierra es muy importante, porque allí se encuentran los microorganismos que van a descomponer el material vegetal, lo que también se estimula con el agregado de ceniza y cal agrícola. La relación de los restos vegetales, materia orgánica o tierra es de 3 a 1. Se repiten las operaciones anteriores hasta alcanzar una altura determinada, de acuerdo al volumen de residuos disponibles. Se retira el palo del centro para ayudar a la aireación del material y se cubre con una fina capa de tierra para protegerlo del sol y la lluvia. Según el caso, conviene regarlo para mantenerlo húmedo sin que se seque.

CUIDADOS

En épocas de lluvia conviene tapar la mezcla con un plástico mientras llueve. En épocas de calor hay que regarlo según el caso, para que no se seque. El compost estará listo para su empleo cuando su olor sea “a tierra”, el color sea oscuro y el material se desintegre al manipularlo con las manos. El tiempo de descomposición varía entre dos a cuatro meses. Una vez maduro, se puede colar (por ejemplo, utilizando una cama de elástico inclinada). La parte que no atraviesa la malla se coloca de nuevo en el montón, en proceso de descomposición para una posterior utilización.

EMPLEO

El compost se distribuye sobre la superficie del terreno y se mezcla superficialmente con un rastrillo. Dado que su aplicación en exceso puede terminar por contaminar las aguas subterráneas, hay que aplicarlo en forma moderada hasta no más de 2 cm de espesor o 1 a 3 kg/m2 de terreno. Este requerimiento variará con el tipo de planta y nivel de fertilidad del suelo, y con lo que determine un análisis de suelos.

(*) Especialista en Comunicación Rural

 

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