El agua y las plantas

El agua es vida para los animales y plantas. Para los vegetales es importante mantener un punto de equilibrio entre la falta y el exceso, ambos igualmente perjudiciales. Ante los cambios climáticos es bueno conocer lo básico sobre la relación agua-planta para obtener buen desarrollo en la producción hortícola.

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Ing. Agr. José F. Bareiro

El agua es fundamental para las plantas. Sin él, los vegetales no consiguen absorber los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo, los cuales se encuentran disponibles en el suelo. El agua de riego debe alcanzar las raíces de las plantas, pues ellas son las que se encargan de enviar esa agua hasta las hojas, a través de pequeños canales semejantes a las venas de los hombres. Cuando falta agua, las plantas accionan un mecanismo interno de sobrevivencia y se marchitan. Es la seña de socorro: significa que los poros de las hojas se cerraron para evitar la evaporación y transpiración. Las hortalizas son particularmente exigentes en agua. Verduras como la lechuga, tienen aproximadamente 98% de agua en su composición; por lo tanto, el suelo debe estar siempre húmedo.


PUNTO EXACTO

La falta de agua retarda el crecimiento, daña la calidad, acelera la maduración y disminuye la productividad de las hortalizas. Pero, como en todo, debe haber equilibrio en la cantidad de agua, pues el exceso de agua es igualmente perjudicial. El agua demás arrastra los nutrientes hacia camadas más profundas, dejándolos inaccesibles para las raíces de las plantas provoca erosión, impide la aireación de la tierra, destruye las raíces, favorece la proliferación de enfermedades y empeora el sabor del producto final.

Un simple examen que puede ayudar a reconocer el punto de equilibrio consiste en lo siguiente: Después del riego cave un hoyo al lado de la planta, hasta la profundidad de las raíces. Tome un puñado de tierra y haga una bola con la mano. Si la bola de tierra pierde agua, el riego fue excesivo; si al abrir la mano, la bola se deshace fácilmente, el riego fue insuficiente; si el suelo formó fácilmente la bola, dejando una mancha de color tierra en la palma de la mano, la cantidad de agua fue la ideal. Con el tiempo el horticultor atento aprende a reconocer fácilmente cuándo y qué plantas están “pidiendo” agua y cuál es la cantidad suficiente. Va a percibir también que los riegos escasos, aún cuando sean diarios, humedecen apenas una pequeña profundidad del suelo y no alcanza las raíces.


CUANDO ES IMPORTANTE

Hay dos momentos especiales en que las plantas más necesitan agua: después de la siembra, y luego del transplante.

El agua es el factor más importante para la germinación. El primer fenómeno que ocurre con la semilla cuando está en un ambiente favorable de humedad es la “imbibición”, fenómeno que puede compararse con lo que le ocurre al poroto cuando es colocado en agua durante la noche antes de cocinarlo. Seguidamente viene la germinación: Una pequeña raíz, radícula, sale en busca del alimento del suelo, también disuelto en agua. Solo después, la planta parte en busca de luz solar y pasa a fabricar su propio alimento por medio de las hojas, volviéndose independiente del alimento almacenado en la semilla.

Particularmente, a la hora de la siembra y del transplante, el riego debe ser delicado, semejante a una lluvia fina, sin chorros fuertes que puedan descubrir las semillas o matar las mudas.

Cuando las mudas ya están más grandes, más fuertes, la necesidad de riego varía conforme al cultivo. De un modo general, las verduras de hojas precisan de riegos diarios para obtener hojas bien tiernas. El grupo de raíces, tubérculos y bulbos, como la zanahoria, remolacha, papa, batata, ajo y cebolla, no necesitan tanto riego especialmente cuando la cosecha está próxima.

El riego no se debe hacer en las horas de mayor intensidad de la luz solar. De preferencia este trabajo se debe hacer al final de la tarde, para mantener la humedad del suelo por más tiempo, pues el calor del sol y los vientos secos y calientes provocan la pérdida del agua.

Algunos factores ayudan a disminuir la necesidad de agua: Uno de ellos es la “cobertura muerta” con restos vegetales o la cobertura plástica de los canteros. Así, se disminuye la evaporación del agua de la tierra y la transpiración excesiva de las plantas.

La remoción de la camada superficial del suelo es otro factor importante para la retención del agua. Un suelo con buen contenido de materia orgánica es como una esponja que retiene más agua que un suelo con bajo contenido de restos vegetales o animales incorporados.


CALIDAD

El agua de lluvia es la mejor para regar porque contiene sustancias nutritivas para las plantas, está a temperatura adecuada y es pura. Como el agua de lluvia generalmente no es suficiente, el riego artificial se hace necesario para crear condiciones que se aproximen lo más posible a la naturaleza, especialmente en cuanto a la pureza y a la temperatura.

Una agua muy fría provoca un rápido enfriamiento del suelo, lo cual es perjudicial para las plantas, ese choque térmico raramente ocurre en las primeras horas de la mañana o en las últimas horas de la tarde, cuando la temperatura del suelo no está muy alta. Esto refuerza nuevamente lo expresado en cuando al mejor momento para realizar el riego.


Fotos: MATKEI
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