El Agua en la Agricultura

Ing. Jean Pierre Perrier (*) En todo el mundo, el empleo del agua y su gestión han sido un factor esencial para elevar la productividad de la agricultura y asegurar una producción previsible. El agua es esencial para aprovechar el potencial de la tierra y para permitir que las variedades mejoradas, tanto de plantas como de animales, utilicen plenamente los demás factores de producción que elevan los rendimientos.

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Desde los años sesenta, la producción mundial de alimentos ha mantenido el paso del crecimiento demográfico mundial, suministrando más alimentos per cápita a precios cada vez más bajos en general, pero a costa de los recursos hídricos. Al final del siglo XX, la agricultura empleaba por término medio el 70 por ciento de toda el agua utilizada en el mundo, y la FAO estima que el agua destinada al riego aumentará un 14 por ciento para 2030. Aunque este aumento es muy inferior al registrado en los años noventa, según las proyecciones, la escasez de agua será cada vez mayor en algunos lugares y, en algunos casos y algunas regiones, limitará la producción local de alimentos.


EN EL CAMPO
La mejora en la utilización del agua, tanto en la agricultura de secano como en la de regadío será fundamental para afrontar las situaciones previstas de escasez de agua.
La mejora de la utilización o de la productividad del agua se entiende frecuentemente en términos de obtener la mayor cantidad de cultivos posible por volumen de agua: "más cultivos por gota". Es posible que los agricultores prudentes con respecto al dinero prefieran fijarse como objetivo el máximo de ingresos por unidad de agua: "más guaraníes por gota", mientras que los dirigentes de las comunidades y los responsables de las políticas podrán tratar de conseguir el máximo empleo y los máximos ingresos en todo el sector agrícola: "más puestos de trabajo por gota".

SE DEBE ASEGURAR LA UTILIZACION
Por consiguiente, en un sentido amplio, el incremento de la productividad en la agricultura puede dar lugar a mayores beneficios por cada unidad de agua tomada de los recursos hídricos naturales. Sin embargo, los cambios que ello provocaría en la utilización del agua en la agricultura exigen respuestas de los gobiernos para asegurar la productividad y la utilización sostenible de los recursos de tierras y aguas de los que depende la agricultura.


TECNOLOGIA PARA EL AHORRO
La utilización del agua en la agricultura y la agricultura de regadío exigirán necesariamente grandes cantidades para producir alimentos. Sin embargo, se dispone de tecnologías que ahorran agua y pueden reducir notablemente los desperdicios. Se reconoce que las aguas desalinizadas y residuales pueden constituir recursos hídricos no convencionales. Hay que conseguir soluciones para la asignación sostenible del agua entre los usuarios.


LO QUE SE DEBE HACER
Se necesitan sistemas baratos y en pequeña escala de riego, de recolección de agua y drenaje para las pequeñas comunidades rurales, apoyados por organismos nacionales e internacionales y que involucren participativamente a los usuarios finales.


CONCLUSIONES
Se han hecho grandes inversiones para desarrollar los sistemas de riego existentes. Sin embargo, las actividades de funcionamiento/mantenimiento y rehabilitación de tales sistemas están insuficientemente financiadas en los sectores público y privado.
Los esfuerzos de reforma incluyen cambios institucionales que transfieran a las asociaciones de usuarios las responsabilidades de funcionamiento y mantenimiento de los sistemas, así como nuevos métodos de recuperación de los gastos.


(*) Especialista en riego
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