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El suelo compactado al recibir agua, tanto de lluvia o riego artificial, en su mayor parte la perderá por escorrentía superficial. Esta situación hace que la tasa de infiltración sea muy inferior a lo requerido por la planta, impidiendo que una importante parte del agua caída pase a las capas inferiores del suelo, reduciéndose así la reserva de agua para el cultivo.
EFECTOS SOBRE LA AIREACIÓN
La aireación es el proceso de intercambio gaseoso entre el aire atmosférico y edáfico. Este proceso sirve, fundamentalmente, para la provisión de oxígeno a los organismos descomponedores del suelo (micro, meso y macroorganismos) que transforman la materia orgánica en humus y nutrientes. Al producirse la compactación del suelo, el proceso de aireación se reduce considerablemente, lo cual es negativo para la cantidad y calidad de los organismos vivos.
ESCASO DESARROLLO RADICULAR
El sistema radicular, como parte de la planta, también necesita oxígeno, agua y nutrientes. El aumento considerable de los microporos, a costa de la disminución de la macroporosidad del suelo, va en detrimento directo de una buena aireación, oxigenación y movimiento de agua. La compactación del suelo desarrolla capas muy endurecidas, las cuales dificultan enormemente el desarrollo libre del sistema radicular, y al no poder explorar profundidades importantes, no pueden tener acceso ni absorber la cantidad y calidad de nutrientes requeridos, así como el agua necesaria.
Un escaso desarrollo radicular repercute directamente en la parte aérea de la planta, como en la calidad de la cosecha
El principal obstáculo con el que se puede encontrar la raíz en su crecimiento es el impedimento mecánico para su libre desarrollo. La presencia de capas de suelos endurecidos o compactados, en las cuales existen pocos espacios entre las partículas, hace que las raíces requieran un mayor gasto de energía, por lo tanto, mayor cantidad de nutrientes, agua y oxígeno.
IDENTIFICACIÓN DE LA COMPACTACIÓN
Existen variados métodos que permiten identificar la presencia de capas endurecidas o compactadas, entre ellas, mediante el preparado de minicalicatas (fosas de80 cmde ancho y80 cmde profundidad) en diferentes puntos de la parcela. Luego, con un cuchillo, ejercer presión desde la superficie hasta llegar a la capa más endurecida.
Se recomienda realizar las primeras prácticas en suelos de monte, donde hay poca alteración. Estas pruebas darán el parámetro o calibración necesaria para identificar la diferencia en la dureza de suelos de uso agrícola y los de monte.
En siembras convencionales se recomienda alternar las profundidades de la labranza para así reducir los efectos de presión sobre el suelo y del pie de arado.
Para terrenos en los cuales se utiliza equipos con ruedas se recomienda aumentar la superficie del neumático en contacto con el suelo. Esto se puede lograr mediante el uso de neumáticos dobles, neumáticos de mayor diámetro, neumáticos radiales o disminuyendo su presión de inflado.
SOLUCIÓN DE EMERGENCIA
Las compactaciones superficiales, generalmente, son más fáciles y económicas de solucionar. Se pueden utilizar rodillos aireadores o rastras rotativas.
Para roturaciones o descompactación profunda, algunos de los métodos más conocidos son subsoladores y arados de vertedera. Aunque por debajo de la profundidad normal del arado son difíciles de resolver y poseen un costo muy elevado.
La descompactación se debe realizar cuando el suelo esté suficientemente seco. Igualmente, antes de aplicar cualquiera de los métodos, debe identificarse a qué profundidad está la capa endurecida y aplicar el proceso de descompactación hasta, por lo menos,10 cmpor debajo de la capa endurecida.
(*) Profesor e investigador en ciencia del suelo