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Si bien el fenómeno afecta ante todo a las zonas áridas, así como también a las zonas semiáridas y subhúmedas, con las actividades agropecuarias intensivas y extractivas de hoy día, el desafío que plantea la desertificación se ha extendido a otros territorios. En el Paraguay, el fenómeno de la desertificación es poco significativo todavía, no así la degradación de los suelos que resulta de la deforestación, de prácticas de laboreo que conllevan a la erosión y compactación de los terrenos agrícolas.
CAUSAS
Los procesos que desencadenan la desertificación tienen su origen en la falta de una planificación integral de la producción y urbanización con enfoque sostenible. Las principales son: la degradación de la cubierta vegetal a causa de incendios forestales, la quema de rozados y a las sucesivas deforestaciones con deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. También la salinización de los suelos sea en forma natural debido a terrenos que son inundados por ríos o arroyos que contienen sales disueltas; o por las actividades humanas, como el riego y la deforestación que provoca el ascenso a la superficie de las aguas subterráneas y de sales ubicadas en el subsuelo. La erosión causada por el viento o agua, con pérdidas de fertilidad natural y del suelo superficial se agrava por el empleo de técnicas de producción agropecuaria intensivas, convencionales o inadecuadas, sobre todo en áreas abiertas y desprotegidas de cobertura de árboles. Sumado a los anteriores se incluyen: el sobrepastoreo de los animales, una reducción del contenido de materia orgánica de los suelos, el encostramiento y compactación del suelo por un manejo poco sostenible o conservacionista del mismo, agravado por el uso de maquinaria pesada, y la contaminación química del ambiente y recursos naturales por acumulación de sustancias y desechos tóxicos para las plantas y animales; entre ellos los defensivos agrícolas.
CONSECUENCIAS
En casos de que desertificación sea provocada por el hombre o bien por causas naturales (sequía), los suelos productivos se ven afectados por una acentuada erosión con lo que disminuye la productividad, degradándose además el entorno ambiental. Otra consecuencia es la migración ambiental, resultado de la expansión de la superficie destinada a las actividades agropecuarias intensivas, pero también a consecuencia de la desertificación e incremento de la pobreza rural que generan los anteriores. Esto es hoy bien palpable en el país, en donde los asentamientos próximos a los centros poblados se han incrementado de forma considerable con una fuerte pérdida de la calidad de vida de los afectados. Las poblaciones originarias también se ven perjudicadas en gran medida por esta realidad. Ocurre también un deterioro de los recursos naturales con altos riesgos de contaminación del aire, agua, suelos, vida silvestre y, en definitiva, para la soberanía alimentaria y bienestar de personas y animales (mascotas).
CONCLUSIÓN
Al igual que el cambio climático que se acentúa y la biodiversidad que se ve cada vez más amenazada, la desertificación representa hoy un problema mundial cuya atención, mitigación y combate contribuirán a solucionar o, al menos, minimizar otros problemas tanto ambientales como de bienestar para la humanidad y demás seres vivos.
(*) Especialista en Comunicación Rural.