Degradación de pasturas con fuego

Muchos ganaderos de nuestro país realizan en esta época del año, la quema abusiva de sus campos de pastoreo, lo cual empobrece cada vez más el suelo, ya que mata la fauna microbiológica de la superficie y a los pequeños animales que viven en él. El fuego destruye la materia orgánica del suelo y desequilibra la composición mineralógica de la tierra, haciendo cada vez más insostenible la productividad de las praderas, a causa de la degradación.

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Lo más fácil y barato en el manejo de campos de pastoreo es la quema para esperar el rebrote de primavera; sin embargo, el fuego es un factor altamente perjudicial para el ambiente y a su vez disminuye cada vez más la productividad de los pastos.

El incendio de los campos ganaderos realizado para buscar el rebrote de las pasturas es una práctica antiecológica que se realiza generalizadamente en todo el país y que es muy común en el departamento de Misiones, durante agosto y setiembre.

Las consecuencias negativas de las quemazones son las espesas humaredas y los frentes de fuego que suelen expandirse con el viento y en algunos casos se son inmanejables y perjudican cultivos agrícolas, bosques naturales y plantaciones forestales, poblaciones, entre otras cosas.

Muchos productores sostienen que no conocen técnicas viables económicamente que puedan suplantar la quema. Algunos técnicos no desean opinar sobre el punto porque afirman que es “tema delicado”, mientras que otros sostienen que se trata de un “mal necesario”. La opción para reemplazar la quema es la utilización de cortadoras rotativas, aunque algunos opinan que este método solo puede aplicarse en pequeños campos que no están tan enmalezados.

Los expertos conservacionistas insisten en que los productores deben hacer el esfuerzo para ir dejando de lado la quema, por lo menos poco a poco, utilizando en forma parcial y progresiva el uso de rotativas u otros métodos de manejo de pasturas que no impliquen prender fuego, ya que esta destructiva práctica se hace cada vez más necesaria y más perjudicial; cuanto más pobre se vuelve el suelo, menor es el desarrollo de pastos nutritivos y mayor el de malezas. Como consecuencia, menor la ganancia de peso del ganado por área de superficie.

Cuando más degradado está un suelo, las malezas que crecen en él son más rústicas, resistentes y sus raíces son más profundas, entonces las pasturas tienen menos posibilidades para competir por los pocos nutrientes que van quedando, adquieren menos desarrollo y se vuelven menos nutritivas para el ganado.


DEGRADACION DEL ECOSISTEMA

El calor excesivo es una de la formas más peligrosas de destrucción o degradación de los suelos y del ecosistema. Esta afirmación puede entenderse conociendo los elementos que componen el suelo, los insectos y formas de vida que habitan en él. La microbiología del suelo se encarga de perforar la tierra dándole mayor capacidad de carga de humedad y a la vez degrada los restos de materia orgánica convirtiendo en humus las deyecciones de los animales y toda clase de materia orgánica en proceso de descomposición.

Con la quema de los campos, se incinera toda la materia orgánica de la superficie, se mata a los insectos y los microbios que trabajan para dar vida a la tierra. Además, el fuego libera el nitrógeno y sólo quedan en el suelo el fósforo y el potasio. Pero cuando hablamos de suelo no estamos refiriéndonos solo a los componentes minerales, sino al conjunto de tierra, restos vegetales o animales, insectos, pequeños animales, microbios, elementos químicos, aire y agua. Todo esto y mucho más, conforman lo que llamamos suelo, que constituye un colchón viviente donde habitan y trabajan -como en un laboratorio maravilloso- innumerables microbios, insectos y lombrices útiles.

En el suelo, la capa orgánica puede tener cierta profundidad según la protección que reciba, 10, 20, 30 centímetros o más; allí las plantas encuentran el alimento que necesitan, nutriéndose a través de sus raíces de los minerales y otros elementos que están diluidos en el agua.

Uno de los elementos indispensables para la vida de las plantas es el Nitrógeno que se encuentra disuelto en el aire y de allí pasa al suelo por descomposición de los restos vegetales en la superficie. También se incorpora Nitrógeno al suelo a través de la simbiosis de algunos microbios como el Risobium que vive pegado a las raíces de las leguminosas, estos absorben nitrógeno del aire y lo fijan a las raíces de dichas plantas. El Nitrógeno es uno de los componentes más perjudicados con la quema.
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