Cuidados de la huerta ecológica - Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

Actualmente, la demanda por productos ecológicos para una sana alimentación está en pleno auge, ante los riesgos que acarrea para la salud el consumo de alimentos tratados

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Por ello,se recomienda aplicar una orientación ecológica al cultivo de hortalizas, combinando técnicas conservacionistas de producción, mínimo laboreo o labranza cero, siembra directa, no quema de rastrojos, y reducir al máximo el uso de fertilizantes químicos y agrodefensivos químicos para el control de plagas, enfermedades y malezas, que además de contaminantes del suelo, el ambiente y los mismos productos, son muy costosos. La incorporación de tecnologías, como el mulching, el uso de cámaras refrigeradas y el fertirriego,es particularmente interesante y añade ventajas competitivas a los productores. Pero ante todo, es muy importante tener presente el origen de las semillas a sembrar.

LA SEMILLA

Una buena semilla de hortaliza debe poseer un poder germinativo de 80% como mínimo, ser sana y vigorosa, debe corresponder a la variedad requerida y no poseer mezcla de otras variedades u objetos extraños. Por eso, es conveniente adquirir semillas de especies y variedades reconocidas y adaptadas al país, provenientes de firmas y productores serios.

PRÁCTICAS CULTURALES

Los cuidados culturales son las tareas a realizar una vez que el almácigo o tablón esté sembrado y, también, cuando el cultivo ya esté en su lugar definitivo. Los principales son el riego, carpida, raleo, sombreado y aporque. Riego: las hortalizas requieren de abundante agua desde la siembra y hasta el momento de la cosecha. De acuerdo a las condiciones de temperatura y humedad, debe regarse diariamente por la mañana y tarde con regadera de flor fina, desde 15a 20 cmde altura. Carpida: se realiza, por lo general, con azada. Controla las malezas que compiten con el cultivo. Permite la remoción del suelo superficial, la aireación del suelo y un mejor aprovechamiento del agua de riego. Raleo: esta práctica se realiza tanto al momento del trasplante (en caso de siembra en almácigo) como en siembra directa, con la finalidad de elegir las plantas más vigorosas y mantener la distancia recomendada entre líneas y plantas, de acuerdo a la especie de hortaliza. El raleo se efectúa cuando las plantas poseen de tres a cuatro hojas definitivas. Sombreado: es muy importante, sobretodo, en hortalizas de hoja, como lechuga, acelga, y espinaca, para proteger a las plantitas de los efectos perjudiciales del fuerte sol, evitando así la marchitez y su muerte. Para proporcionar sombra en forma económica, puede utilizarse un emparrado hecho con tacuaras y hojas de cocotero, palmas u otros materiales a una altura que permita trabajar con comodidad. Aporque: esta práctica se puede realizar en forma simultánea con las carpidas, y consiste en cubrir con tierra parte del tronco o tallo de las plantas para reforzar su base y favorecer el desarrollo del sistema radicular. Se aplica en pimiento, cebolla de bulbo y de verdeo, entre otros.

PLAGAS Y ENFERMEDADES

Pueden aplicarse medidas culturales, el tratamiento con preparados orgánicos o naturales y métodos químicos. Las medidas culturales son preventivas contra la aparición de plagas y enfermedades. Las principales son: destruir los rastrojos (residuos de cosechas) y cultivos abandonados,cultivar en la época recomendada para el mejor crecimiento y mayor resistencia de las plantas;sembrar en terrenos drenados, sobre canteros o tablones, porque el exceso de agua aumenta los riesgos de asfixia de las plantas. Seleccionar semillas sanas: muy importante en la plantación de papa, boniatos, ajos (propagación vegetativa). Emplear variedades rústicas, adaptadas y resistentes a las condiciones de la zona. Eliminar las hojas y plantas enfermas, para reducir las fuentes de infección, particularmente en períodos húmedos. Rotar los cultivos, evitando sembrar siempre una misma hortaliza en el mismo lugar. Los agrodefensivos orgánicos o naturales son de preparación casera, y ayudan en la prevención y combate de plagas y enfermedades. Su empleo, además, contribuye a la creación de una huerta ecológica, ya que no se emplean agrotóxicos y se asegura una producción sana de hortalizas, en forma amigable con el ambiente.

(*) Especialista en Comunicación Rural

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