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Uno de los principales beneficios de la avena negra es la excelente cobertura del suelo que proporciona luego de ser acamada, la cual se mantiene más tiempo que la de otros abonos verdes. El sombreado de la cobertura muerta, sumando al efecto alelopático muy marcado, permite un alto grado de supresión de malezas, y, en algunas situaciones, dispensa a otras prácticas de control de las mismas, como carpida o el uso de herbicidas.
El uso de avena negra mejora la sanidad del suelo y promueve aumentos de rendimiento de cultivos de leguminosas como soja, poroto y habilla que le siguen en la rotación.
También es una óptima forrajera que soporta el pastoreo directo en el invierno, con buena capacidad de rebrote que puede ser aprovechado como cobertura.
FORMAS DE USO
Se recomienda sembrar la avena negra en forma manual, distribuyendo las semillas al voleo, con buena humedad del suelo. Para favorecer una buena germinación, se puede pasar rastra de discos a tracción animal sin trabar, rollo cuchillo, rastra de ramas; luego distribuir las semillas.
La época de siembra recomendada para tener mejor desarrollo es abril, sin embargo la avena negra acepta siembra desde marzo hasta fines del invierno, lo que permite su incorporación a distintos sistemas productivos.
Las siembras tardías corren el riesgo de falta de lluvias en julio y agosto, y en general disminuye bastante la producción de masa vegetal.
El manejo de la avena negra se puede hacer con rollo cuchillo, acamando las plantas 2 a 3 semanas antes del cultivo siguiente, preferentemente cuando están en grano lechoso, alrededor de los 120 días para las variedades comunes y alrededor de 150 a 160 días para la variedad Iapar 61.
Se recomienda asociar la avena negra con lupino blanco para obtener un mayor aporte de nitrógeno.
PRODUCCIÓN DE SEMILLAS
Para la producción de semillas, se puede utilizar la misma parcela destinada para abono verde. Por su rusticidad, dispensa cualquier cuidado cultural o tratamiento fitosanitario. En suelos pobres la avena negra necesita ser fertilizada. La maduración de las semillas ocurre a los 140 - 150 días después de las siembra para las variedades comunes y alrededor de 170 a 180 días para la variedad Iapar 61, que suele ocurrir en setiembre y octubre. Esta variedad es exigente en frío, en el invierno, para lograr buena producción de semillas.
En pequeñas propiedades, la cosecha se puede realizar manualmente, ya sea arrancando las semillas con la mano o cortando la planta con machete o foiza para su posterior trilla con un palo. Se cosecha alrededor de 600 a 800 Kg. de semillas por hectárea. Se necesita un semillero de 1.200 metros cuadrados para cosechar la cantidad de semillas necesaria para la siembra de una hectárea de abono verde.
Fuente: Proyecto Conservación
de Suelo MAG-GTZ