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En el primer periodo, los requerimientos son muy altos en proteínas, debido a que los animales deben generar tejidos de formación, y para ello es necesario que las proteínas sean de buena calidad. Esto se determina por la cantidad de aminoácidos indispensables que tienen las mismas; a esto se lo llama valor biológico de las proteínas. Es decir, que cuanta mayor cantidad de aminoácidos indispensables tengan las proteínas mayor será el valor biológico de las mismas.
Esto es muy importante en la cría de aves y de cerdos, sobre todo cuando se trabaja con especies y razas mejoradas, porque estas, si bien tienen mejor rendimiento, también tienen mayores requerimientos nutricionales.
Las proteínas pueden ser de origen animal o vegetal. En el primer caso, se obtienen de la harina de carne o de sangre. En el segundo, generalmente se obtienen de los subproductos de las plantas oleaginosas, como ser la soja y el girasol. También se las puede obtener de las semillas de algodón. Todos los porotos, básicamente son fuente de proteínas, y pueden utilizarse en la alimentación animal si son adecuadamente tratados; debido a que poseen, en estado crudo, una sustancia que atenta contra la digestibilidad de las proteínas, por lo tanto, se debe realizar el desactivado de las mismas.
Esto se logra mediante el calor, ya sea seco o húmedo. En el caso de las oleaginosas, dejan un residuo cuando se obtiene el aceite. Posteriormente tal residuo es peletizado y se lo llama expeler. En el caso de la soja, que es el más común de los ingredientes, cuando se utiliza el grano entero, se lo debe someter al calor.
Esto puede ser realizado mediante el tostado o el hervido adecuadamente, con ello se logra la desactivación y puede ser utilizado como fuente de proteínas.
Si se va a utilizar harina de carne o de sangre, se debe tener especial cuidado de que estas sean de origen certificado, de tal manera que no sean portadoras de enfermedades. Uno de los grandes riesgos que se corren con estos ingredientes es la contaminación con salmonella.
Como fuente de energía en la nutrición animal, la mayoría que de los no productores utilizan maíz. Este también debe ser seleccionado para que rinda la energía que se le atribuye; de esta manera, el color del grano debe ser bien amarillo y lleno, de tal forma que tenga mayor contenido de almidón y sea mejor fuente de energía.
Los productores experimentados tienen unos clasificadores de grano, que son pequeñas zarandas, que permiten ir clasificando el grano de acuerdo al tamaño.
Esta técnica es sencilla y muy práctica, además muy recomendable, porque recordemos que en las raciones prácticamente el 60% lo constituye el maíz.
En esta parte podemos afirmar, que en nuestro medio existen otras fuentes de energía, que durante muchas partes del año son más baratas que el maíz, y nutricionalmente rinden prácticamente igual, como es el caso del sorgo y la harina de mandioca o popî. Esos dos ingredientes son muy buenos como fuente de energía, y muchas veces si la selección del maíz no es buena, prácticamente son mejores. Personalmente he realizado experimentos de comparación entre una buena harina de mandioca y un mal maíz seleccionado, y pude comprobar que la eficiencia energética era mayor en la mandioca que en el grano. Este punto es bueno tenerlo en cuenta, porque cuando se hacen los números, el costo de producción-alimentación, juega un gran papel. Para tener en cuenta: cuando el costo del maíz es 20% más caro que el costo de la harina de mandioca, es preferible utilizar harina de mandioca. Con ello se logran dos cosas: abaratar el costo de producción, y dar mayor participación al agricultor.
Los minerales básicos que se utilizan en la nutrición animal, que también son llamados macrominerales, son el calcio y el fósforo. Estos se obtienen de la harina de hueso, pero hay que tener especial cuidado cuando se selecciona la misma. Desde el punto de vista sanitario nutricional, es recomendable utilizar la harina de hueso calcinado; cuando esta es de buena calidad tiene mayor cantidad de fósforo, y menos riesgos de contaminación microbiana. Cuando su utiliza la harina de hueso autoclavada, esta tiene menor cantidad de calcio y si no está bien conservada, como es una materia orgánica, puede contener algunos agentes contaminantes.
La harina de hueso calcinado también se debe tener especial cuidado de dónde se compra, debido a que muchas veces contiene arena, siendo perjudicial al agregarla en el alimento. Sobre esto también hay que tener cuidado, porque algunos productores de harina de hueso realizan este trabajo con los hueso planos, y no con los huesoss largos, que son en realidad, los que tienen mayor cantidad de fósforo.
En cualquier caso que se quiera preparar en la finca, el alimento para los animales, sobre todo para las aves y cerdos, hay que agregarles a todos los alimentos, vitaminas y microminerales, sobre todo cuando los animales están en total cautiverio. Las proporciones básicas de cada uno de los ingredientes están dadas por un 60% de fuente energética o 30% de proteínas; y el 10% restante, por minerales y vitaminas. Esta relación es sólo básica, recordemos que cada especie tiene requerimientos que les son particulares, y esto debe respetarse si se quiere tener una buena producción animal con buen rendimiento económico.
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