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Es común encontrar en los barrios periféricos de las ciudades, áreas totalmente ociosas que se podrían aprovechar para el cultivo de hortalizas, considerando que estas son capaces de producir grandes cantidades de alimentos por unidad de área y de alto valor nutritivo, sea en la superficie del suelo, en la terraza o en pequeño balcón de la casa, por solo citar algunos lugares que pueden ser aprovechados.
Ventajas de la producción
Una de las primeras ventajas de la implementación de las huertas urbanas tiene que ver con diversificar la dieta diaria; demostrar que los espacios verdes y jardines pueden desempeñar función de producción, recreo, protección, distracción y satisfacción personal, además de incentivar el contacto con la naturaleza.
Además, seguimos sumando otras ventajas y virtudes de la preparación de huertas urbanas como: fomentar el compostaje de materiales orgánicos (basuras); terapia ocupacional (tercera edad); estimular prácticas de cultivo que respeten la naturaleza; fomentar el consumo de hortalizas.
En las terrazas, por ejemplo, las huertas contribuyen a disminuir la concentración de calor y, con los cultivos, el “secuestro de carbono” porque las hortalizas requieren CO2, presente en abundancia en los centros urbanos.
Condiciones básicas
Luz solar: muy importante que las plantas puedan recibir por lo menos tres (3) horas diarias de sol para estimular la fotosíntesis, sin embargo, en contrapartida, si son muy expuestas pueden llegar a morir.
Especies adecuadas: para quienes se inician en esta tarea de la producción de hortalizas en casa, es mejor utilizar aquellas especies que no sean muy exigentes en cuidados como perejil, rabanito, lechuga, luego se podría cultivar tomate, pimiento, berenjena, que exigen mayor cuidado.
Atención diaria: el riego y el control manual de las malezas es fundamental; se debe observar y observar (diaria y sistemáticamente, pues como todo ser vivo requiere atención y cuidados).
Al no haber contacto directo de las plantas con el suelo y al cultivar varias especies, se observan menos ataque de plagas y enfermedades.
Detalles a tener en cuenta
Otros detalles que debemos tener en cuenta para poder desarrollar nuestra huerta urbana son la de contar con un suelo abonado y semillas de buena calidad; recipientes en desuso; que no falte agua para el riego, y ponerle mucha voluntad y motivación.
Otro detalle no menor es que las semillas que se adquieran para la siembra deben ser de calidad, y al adquirirla se debe ver su fecha de vencimiento, pues recordemos que el poder germinativo de muchas semillas baja a medida que pasa el tiempo.
Atención en la cantidad
Para la pequeñas huertas se recomienda el uso de 3 a 5 gramos de semillas (suficiente para varias siembras), por ejemplo, 1 gramo de semilla de lechuga contiene de 800 a 1.000 semillas; 1 gramo de tomate corresponde a unas 330 semillas; 1 gramo de melón equivale a 25 a 30 semillas.
Preparación de suelo
Se debe mezclar el 50 por ciento de suelo común más el 50 por ciento de abono orgánico (estiércol de vaca, compost, mantillo). Se debe mezclar bien y colar para evitar terrones, los cuales pueden ser un problema para la planta a la hora de su desarrollo.
Recipientes
Si hablamos de recipientes en donde colocar las semillas durante su desarrollo, estos pueden ser reciclados como: botellas de plástico, bolsas de plástico (supermercado), caños en desuso, bidones de plástico, cubiertas viejas, calzados, palanganas, guantes, hasta ropas viejas, y otros que con un poquito de ingenio pueden convertirse en verdaderos contenedores de alimentos saludables, sin restos de productos químicos.
En cuanto tiempo
Si hablamos de tiempo que tardará nuestra huerta en darnos su primera cosecha, una de las hortalizas de ciclo corto puede ser el rabanito, que ya esta listo en 25 a 30 días, mientras que la acelga estará lista en 60 días, al igual que la espinaca, la lechuga y el perejil
Pequeñas dificultades que podrían encontrarse durante el desarrollo, dependiendo de la zona en donde estará ubicada la huerta urbana, son: la disponibilidad de abono orgánico (estiércol de vaca, o de gallina) no siempre es fácil conseguir.