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Una tonelada de carbono en la madera de un árbol o en la biomasa de un bosque representa alrededor de 3.5 toneladas de C02 atmosférico. Estimaciones sobre captura de carbono oscilan entre 75 y 200 toneladas por hectárea de bosques, dependiendo de las especies presentes, la abundancia de los árboles y el estado de conservación o degradación. Los estudios de la FAO indican que los bosques almacenan enormes cantidades de carbono. En total, los bosques del planeta y sus suelos actualmente almacenan más de un billón de toneladas de carbono, el doble de la cantidad que flota libre en la atmósfera.
La destrucción de los bosques libera en la atmósfera unos seis mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año y para el equilibrio de este elemento, así como para la conservación del medio ambiente, es importante evitar que escape este carbono almacenado, (FAO).
La gestión forestal es un proceso de planificación y ejecución de prácticas para la administración y uso de los bosques y otros terrenos arbolados, para cumplir objetivos ambientales, económicos, sociales y culturales.
La madera que se obtiene también funciona como sumidero de carbono, si es utilizada para construcción o para hacer muebles almacena con eficacia el carbono durante varios años (a veces siglos). En contrapartida a la fabricación de materiales de construcción como plásticos, aluminio o el cemento, que por lo general requiere grandes cantidades de combustibles fósiles. Sustituirlos con madera es una forma de disminuir la generación de gases efecto invernadero.
El uso de madera proveniente de bosques nativos manejados o plantaciones forestales, como combustible, puede en realidad mitigar el cambio climático. Si bien la combustión de madera y biomasa libera dióxido de carbono en la atmósfera, si esos combustibles proceden de un bosque cuya gestión es sostenible, la cobertura forestal permanece, se asegura el crecimiento de los árboles y su regeneración. En efecto, con una gestión adecuada los bosques pueden suministrar bioenergía casi sin emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Los bosques de la región Oriental
De acuerdo a investigaciones realizadas en la Facultad de Ciencias Agrarias/UNA, en bosques degradados de la región Oriental, se estima que 197,5 toneladas/ha corresponde a biomasa total acumulada, considerando la porción aérea y radicular de los árboles (tronco, ramas, hojas y raíces) lo que representa 98,8 t/ha de Carbono/ha y 345,8 t/ha de CO2 equivalente.
Si se considera que la cobertura boscosa de la región es de 2.596.183 hectáreas, el carbono almacenado sería de 256.502.880 toneladas lo que representa 0,9 Gt de CO2 equivalente.
A efectos de comparación, si se considera la población mundial, el total de CO2 que expulsamos, al respirar es de unas 2,4 Gt (miles de millones de toneladas) al año. Es decir que con la cobertura boscosa de la región Oriental, se podría retener más del 37% de la cantidad de CO2 producido anualmente por la respiración.
En cuanto al incremento de los bosques, estudios realizados en la Facultad de Ciencias Agrarias/UNA reportan incrementos volumétricos entre 3,23 a 5,61 m3/ha/año, luego de aplicar diferentes tratamientos silviculturales. Los resultados indican que con métodos apropiados se podría incrementar la producción de madera, sin comprometer la producción futura, en el marco de un manejo forestal sostenible.
(*) Coordinadora Docente FCA/UNA