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El concepto de agricultura de precisión está evolucionando hacia lo que se denomina agricultura digital o inteligente, que no es otra cosa que la 4ª Revolución Industrial o la Industria 4.0 aplicada a la agricultura, donde entran a tallar conceptos como máquinas inteligentes, big data y el internet de las cosas, entre otros.
Expresado de manera más sencilla, es la gestión digital de los procesos de producción de la agricultura. Se trata de un método de trabajo continuo que lleva a mejorar la gestión de las fincas agrícolas como un todo y por ende la rentabilidad de las mismas.
–¿Qué herramientas se utilizan para su implementación y ejecución?
–Se utiliza un conjunto bastante amplio de herramientas tecnológicas para gestionar la agricultura en forma “inteligente”, por ejemplo:
Equipos específicos para el mapeo de la conductividad eléctrica del suelo.
Imágenes multiespectrales obtenidas a partir de satélites, VANT o drones, o sensores instalados en la maquinaria agrícola, que realizan el mapeo de los índices de vegetación como el NDVI, entre otros.
Sistemas de monitoreo satelital específicos para la agricultura, que monitorean en forma periódica datos como índices de vegetación, temperatura, precipitación y humedad del suelo.
Equipos de muestreo de suelo georreferenciado, que originan mapas de fertilidad, tanto de los atributos químicos como físicos del suelo.
Máquinas inteligentes con capacidad para realizar aplicación de insumos a tasa variable (VRT), sean correctivos, fertilizantes o semillas. Cosechadoras con monitores de cosecha para efectuar el mapeo de los rendimientos.
Análisis laboratoriales de suelo y de tejido vegetal. Dispositivos móviles como receptores GPS, smartphones y tablets para llevar y visualizar la información a campo, entre otros
–¿Qué sectores la emplean?
–Tanto a nivel mundial como en nuestro país el principal sector que adopta esta tecnología es el de la agricultura mecanizada dedicada a la producción de granos como trigo, maíz, arroz y soja, cuyo cultivo abarca en ese orden de importancia casi el 60% de toda el área agrícola mundial (FAOSTAT, 2016).
No obstante, gracias al potencial de la información que ofrece la tecnología cada vez son más las explotaciones hortícolas, frutícolas e incluso ganaderas que emplean herramientas, con adaptaciones a cada actividad.
–¿Desde cuándo se utiliza en Paraguay?
–Según profesionales del sector, la utilización de agricultura de precisión en el país se remonta al año 2002, cuando una hacienda en la zona de La Paloma adquirió los primeros equipos y realizó los primeros trabajos, limitados aún por las posibilidades que ofrecía la tecnología.
–¿Cuál es la ventaja de emplearla?
–El objetivo primario de toda tecnología aplicada a la agricultura es la mejora de la rentabilidad, de los lucros o beneficios para el productor. Esto se puede lograr mediante la mejora de los rendimientos, la reducción de los costos de producción o ambos a la vez.
La agricultura digital con sus herramientas genera gran cantidad de información, de datos y de conocimientos acerca de los factores de producción y de las operaciones agrícolas, que con los conocimientos agronómicos adecuados se pueden emplear para gestionar en forma más eficiente los procesos productivos, mejorando finalmente los rendimientos y administrando los costos de producción según criterios técnicos y económicos.
En este punto es importante destacar que estas ventajas resultan de la aplicación más criteriosa de los principios agronómicos gracias a la tecnología, y no de la aplicación de la tecnología per se.
–Tiene también desventajas ¿Cuáles serían?
–Antes de hablar de desventajas, que no se identifican realmente, es importante referirse a las dificultades en relación a la implementación de agricultura digital. La tecnología tiene mala fama entre algunos productores, que iniciaron y luego abandonaron su implementación por considerarla de elevado costo y por no haber visto resultados.
Es cierto que una de las dificultades es el costo relativamente elevado, principalmente en relación al equipamiento de las máquinas para volverlas “inteligentes”, que se suma a los costos de la consultoría con sus operaciones técnicas y los análisis laboratoriales. Sin embargo, el potencial de retorno a mediano plazo en aumento de productividad y en ciertos casos ya inmediatamente en ahorro de insumos sobrepasa con creces a la inversión.
Otra dificultad que se presenta muchas veces es el conocimiento limitado en informática y electrónica que poseen los operadores de máquinas, necesarios para garantizar una correcta calibración de los equipos, efectuar una buena aplicación de insumos, realizar el monitoreo de cosecha en forma correcta y resolver inconvenientes menores.
-¿Qué pilares mejora en la producción?
-La información que genera la Agricultura Digital tiene potencial para mejorar varios pilares de la producción agrícola. El pilar con mayor potencial de mejora es la fertilidad de los suelos y la nutrición vegetal; pero no menos importantes son el manejo fitosanitario de los cultivos, la gestión de la maquinaria agrícola.
-¿Podría dar ejemplos de rendimiento del sistema?
-Cada caso es una situación particular, pero para mencionar un número, en una empresa nacional con aplicación de la tecnología a gran escala en 3 años se registró un aumento de productividad promedio de los cultivos en torno al 10%.
-¿Qué inversión demanda la implementación de esta tecnología?
-En el mercado el costo de una consultoría que incluya todos los sistemas, servicios, operaciones técnicas y análisis laboratoriales gira en torno a los 30 US$ por hectárea y año. El equipamiento de una máquina para volverla “inteligente”, sea sembradora, fertilizadora o cosechadora se sitúa entre 10.000 y 15.000 US$ cada una, según la marca de los equipos y las funciones que ofrecen. En caso que las operaciones no requieran ser realizadas en forma simultánea la mayoría de los equipos se pueden compartir o intercambiar entre las distintas máquinas; al menos la pantalla, en cuyo caso el costo de equipar una máquina se reduciría a aproximadamente a la mitad.
(*) Asesor de Agricultura Digital del Grupo Favero, Socio y consultor técnico de IGEA Consultora