Yuki Hayashi

La artista Yuki Hayashi solo realiza una exposición al año, pero en ella deja sus formas, su estilo personal, su dedicación... y ¡despunta!

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Yuki Hayashi, esta vez, nos sorprende con una muestra dedicada a los “yuyos de tereré” y a la que denominó “Obras recientes”. Cangorosas, cepacaballo, koku y otras especies cobran vida en sus lienzos y adornan las paredes de la Galería de Arte Fábrica, lugar donde están expuestas sus obras.

Yuki, desde el 2007, realiza exposiciones individuales. Dice que no lleva a cabo muchas porque le dedica tiempo a cada cuadro, a cada proceso de creación, de elaboración. Y considerando que en arte, como en muchas otras cosas, lo importante no es la cantidad sino la calidad, esta actitud es la ideal. “Cuido mucho los detalles; me gusta trabajar con vegetales, hojas”, comenta. Esta vez eligió también hojas, raíces, espinas, mucho verde de esos que se usan para el tereré, en “mazos”, en canastos. La fidelidad es asombrosa. Ella cuenta que lleva un año con este estilo, aunque en los últimos tiempos se abocó más a los “remedios” en canastas. “Me gustó plasmar cestos, así que quiero continuar esta expresión”.

Una vez que comienza en una línea o con una temática, le gusta investigar y profundizar en ella hasta sacarle el máximo partido. Su línea es reflexiva y meditada. Se concentra muchísimo trabajando. “A veces paso toda una noche pintando; mis sesiones son muy intensas” (ríe). No suele hacer bocetos muy específicos, suele modificar sobre la marcha. “Es más fácil agregar que sacar”, dice.

Claro que dibujar y pintar fue una constante en su vida. “Desde muy joven tomé conciencia de dedicar mi vida a la plástica, fuesen cuales fuesen las circunstancias. Tenía facilidad, así que al salir del colegio ya tenía claro que quería ser artista”, confiesa. El proceso fue bastante natural y de mucho disfrute. “Más que un trabajo o vocación, lo asumí como una forma de vivir. De vivir para la pintura. Desde entonces, mi dedicación, más que una mera y afortunada actividad profesional, ha devenido en una parte sustantiva unida al proceso vital”.

Definitivamente, el arte es su forma de vida. Y en esa forma de vida entran también personas que le hacen bien. “Eso es bueno para que todo fluya en forma armoniosa. La vida personal se traslada al trabajo, por eso es importante vivir bien con uno mismo para luego trasladar una energía positiva a otros ámbitos”. Lo bueno de su arte puede apreciarse en cada obra, en la que deja toda su inspiración y dedicación. “Los detalles requieren de mucha paciencia y perseverancia; mis cuadros son muy puntillosos por el tema mismo que elegí para esta muestra”, manifiesta.

Su formación tiene que ver con estudios en nuestro país y en Japón, de donde provienen sus padres, aunque ella es paraguaya. “Fui para realizar un posgrado y descubrí que nos falta mucho por aprender, así que puse todo mi empeño para lograr un nivel óptimo.

Estoy satisfecha con lo logrado y regresé porque quiero volcar todo el conocimiento que adquirí en mi tierra, que es Paraguay”. Si quiere apreciar su talento bien de cerca, puede llegar hasta Galería de Arte Fábrica en Sargento Martínez y Telmo Aquino.

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