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Una modesta lápida con signos astrológicos marca su tumba en el sector alemán del cementerio de San Bernardino. Nacido en Gütenberg, Alemania, el 18 de enero de 1887, en el seno de una familia de banqueros, desde niño se sintió atraído por la astrología, a la que se dedicó con entusiasmo.
Iniciado en los misterios orientales
Era un iniciado rosacruz alemán que publicó varios libros sobre el tema y, en 1907, viajó por varios países de Europa y Oriente (dicen que en Arabia predijo acertadamente el hallazgo de una rica veta petrolífera, lo que le valió importantes obsequios de un califa).
Estudió filosofía oriental era, además, doctor en Filosofía y Letras, y miembro de varias academias europeas. Posteriormente, abandonó todo y vino a América a hacer una vida de yogui errante. Recorrió varias provincias argentinas viviendo como ermitaño.
Llevaba una vida parecida a la de los sannyasines orientales: siempre a pie, durmiendo a la intemperie a pesar de las inclemencias del tiempo, comiendo lo que la naturaleza ofrecía o lo que le proporcionaba alguna persona caritativa.
De aspecto raro, con su larga melena dorada que le llegaba hasta la cintura y una tupida barba, además de unos ojos profundamente azules, le daban un aspecto de hombre santo. Según un biógrafo suyo, era "casto desde su nacimiento, y físicamente era de una perfección rara de forma, proporciones y hermosura".
Un astrólogo en el Paraguay
En 1924, Bauer llegó al Paraguay; se instaló en el Jardín Botánico y (tuvo que sufrir algunas molestias, pues no faltó quien le acusara de espía) en 1928 se radicó definitivamente en San Bernardino.
Fue famoso por las predicciones que hacía, cumplidas casi con exactitud.
Algunas de ellas fueron al coronel Arturo Bray: "Cuídese del 21 de diciembre". Ese día, el mayor Joel Estigarribia tomaba el Parque de Guerra en heroica, aunque inútil, tentativa de reconquistar el poder para el franquismo.
Al presidente Estigarribia le aconsejó que suspendiera definitivamente sus vuelos en avión (poco después falleció en un accidente aeronáutico); al aviador y escritor francés Antoine de Saint Exupery, que lo había visitado, le había dicho que su fama trascendería más por el arte que por sus condiciones de aviador. Hoy es más famoso como escritor que como piloto de aviones (desapareció en el mar durante la II Guerra Mundial).
Otra de las célebres predicciones es la que le hizo al coronel Victoriano Benítez Vera, a quien le presagió, poco antes del 9 de junio de 1946, que "el mismo que lo trajo será el autor de su caída" (refiriéndose al coronel Enrique Jiménez, quien le había llevado junto a él).
Días finales
Tan certeras eran sus predicciones que la frase "Ya lo dijo Bauer" se volvió célebre.
Walter Bauer vivía recluido en una choza oculta por altos follajes. Poseía muchos libros e instrumentos para consultar los astros y vivió acompañado de gran cantidad de gatos.
Hacia el final de sus días, recibió la visita de un hermano suyo, quien vino desde Alemania con la intención de llevarlo. Se negó rotundamente, lo que habría ocasionado algún disgusto a sus familiares. Posteriormente, la ayuda de sus familiares había cesado o la había rechazado. Falleció en San Bernardino, el 6 de diciembre de 1965.
Iniciado en los misterios orientales
Era un iniciado rosacruz alemán que publicó varios libros sobre el tema y, en 1907, viajó por varios países de Europa y Oriente (dicen que en Arabia predijo acertadamente el hallazgo de una rica veta petrolífera, lo que le valió importantes obsequios de un califa).
Estudió filosofía oriental era, además, doctor en Filosofía y Letras, y miembro de varias academias europeas. Posteriormente, abandonó todo y vino a América a hacer una vida de yogui errante. Recorrió varias provincias argentinas viviendo como ermitaño.
Llevaba una vida parecida a la de los sannyasines orientales: siempre a pie, durmiendo a la intemperie a pesar de las inclemencias del tiempo, comiendo lo que la naturaleza ofrecía o lo que le proporcionaba alguna persona caritativa.
De aspecto raro, con su larga melena dorada que le llegaba hasta la cintura y una tupida barba, además de unos ojos profundamente azules, le daban un aspecto de hombre santo. Según un biógrafo suyo, era "casto desde su nacimiento, y físicamente era de una perfección rara de forma, proporciones y hermosura".
Un astrólogo en el Paraguay
En 1924, Bauer llegó al Paraguay; se instaló en el Jardín Botánico y (tuvo que sufrir algunas molestias, pues no faltó quien le acusara de espía) en 1928 se radicó definitivamente en San Bernardino.
Fue famoso por las predicciones que hacía, cumplidas casi con exactitud.
Algunas de ellas fueron al coronel Arturo Bray: "Cuídese del 21 de diciembre". Ese día, el mayor Joel Estigarribia tomaba el Parque de Guerra en heroica, aunque inútil, tentativa de reconquistar el poder para el franquismo.
Al presidente Estigarribia le aconsejó que suspendiera definitivamente sus vuelos en avión (poco después falleció en un accidente aeronáutico); al aviador y escritor francés Antoine de Saint Exupery, que lo había visitado, le había dicho que su fama trascendería más por el arte que por sus condiciones de aviador. Hoy es más famoso como escritor que como piloto de aviones (desapareció en el mar durante la II Guerra Mundial).
Otra de las célebres predicciones es la que le hizo al coronel Victoriano Benítez Vera, a quien le presagió, poco antes del 9 de junio de 1946, que "el mismo que lo trajo será el autor de su caída" (refiriéndose al coronel Enrique Jiménez, quien le había llevado junto a él).
Días finales
Tan certeras eran sus predicciones que la frase "Ya lo dijo Bauer" se volvió célebre.
Walter Bauer vivía recluido en una choza oculta por altos follajes. Poseía muchos libros e instrumentos para consultar los astros y vivió acompañado de gran cantidad de gatos.
Hacia el final de sus días, recibió la visita de un hermano suyo, quien vino desde Alemania con la intención de llevarlo. Se negó rotundamente, lo que habría ocasionado algún disgusto a sus familiares. Posteriormente, la ayuda de sus familiares había cesado o la había rechazado. Falleció en San Bernardino, el 6 de diciembre de 1965.