Vitamina C

Las frutas cítricas, además de sabrosas, son las mejores compañeras en nuestra dieta para esta temporada —en que tanto la piel como el organismo sufren los rigores del frío—, ya que, a más de su aporte de vitamina C, retrasan el envejecimiento.

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En días fríos, el cuerpo debe adaptarse a las bajas temperaturas y a la falta de sol en la piel, por lo que necesita de una ayuda extra en la dieta. Pero gracias a que la naturaleza es sabia, en nuestro país especialmente, contamos con las frutas de temporada que aportan esas propiedades que nos ayudan a combatir tanto los catarros, los resfriados y la tan temida gripe, con todo su abecedario, como los estragos que causan en la piel. Para saber más respecto al tema, hablamos con el Lic. en Nutrición Gustavo Ilutovich.

"Las frutas de temporada, especialmente los cítricos, son interesantes, dada la cantidad de nutrientes que aportan (vitaminas y sales minerales, etc.) para poder sobrellevar los días fríos, ya que durante estos meses, pocas personas saldrán indemnes de los resfriados, gripes o hasta una bronquitis. Por ejemplo, el déficit de vitamina C reduce la resistencia a las infecciones, lo que puede comprometer, a veces seriamente, nuestra salud", señala. 

Las vitaminas

De hecho, la abundancia vitamínica es una de las principales características de cualquier fruta y, aunque algunas contienen más vitaminas que otras, el pomelo, lima, mandarina, limón, naranja, entre otras, son frutas de la temporada otoño-invierno muy ricas en ácido ascórbico o vitamina C, que conviene consumir para proveernos de esos valiosos componentes. Según Ilutovich, "los  cítricos son también perfectos para combatir la constipación intestinal. En este caso, es preferible consumir las frutas enteras en lugar de jugo, pues el alto contenido de fibra y de ácidos orgánicos ayudan a mejorar el estreñimiento y también en la prevención del cáncer de colon y todo el tracto digestivo, vesícula, cuello uterino, ovario y endometrio. De igual manera, la vitamina C participa en muchos procesos vitales para el buen desarrollo de distintas funciones corporales, tales como: el desarrollo de dientes, encías y huesos, y fundamentalmente, ayuda en la  absorción del hierro".

Además de la vitamina C, en estas frutas se destacan el elevado contenido en carotenoides, pigmentos vegetales con capacidad antioxidante, como la fibra, mayoritariamente soluble: pectina y mucílagos. En los cítricos, la fibra (pectina) se concentra en la parte blanca que cubre la pulpa, que la mayoría de las veces es desechada. El betacaroteno, un componente muy importante para la piel, es el que aporta el color de las naranjas, mandarinas y pomelos.

Antioxidantes

Ilutovich destaca, asimismo, que "los cítricos son unos extraordinarios antioxidantes y ayudan a reforzar nuestro sistema inmunitario, por lo que se convierten en importantes aliados para nuestra dieta no solo para la  invernal sino también en todas las demás temporadas".

Si bien estas frutas constituyen la primera fuente de esta vitamina, a excepción de la acerola (1.500 mg) guayaba (150 mg)  y el kiwi (100 mg), que concentran la mayor cantidad de este nutriente, no son las únicas, porque también hay muchas otras hortalizas que la contienen, como el pimiento crudo (140 mg), por ejemplo. 

Anti-age

"Otra de las propiedades de los cítricos —destaca el nutricionista— es que, dados sus  nutrientes que le otorgan un poder antioxidante, pueden retrasar el envejecimiento celular y prevenir un buen número de enfermedades del aparato respiratorio. Igualmente inciden positivamente en el metabolismo del colesterol y previenen muchas enfermedades de la piel. Otro de los beneficios del consumo de las frutas cítricas es su cantidad de fibra, excelente para la actividad intestinal y favorecedora de la digestión".

"Pero ojo —remarca—, si bien la vitamina C es importante, eso no significa que su ingesta debe ser indiscriminada, ya que el exceso, como en todo, tampoco es saludable. Puede producir dolor de estómago y diarrea. En caso de ingerir un suplemento de este complemento, la dosis recomendada es una toma diaria de 60 miligramos para los adultos —lo cual también se logra con la ingesta de una naranja, dos mandarinas o un poco más de medio vaso de zumo de frutas cítricas— y de entre 50 a 60 mg para los niños. Entre los que necesitan más vitamina C se incluyen a las mujeres embarazadas, 80 mg; amamantando, 85 mg, y los fumadores, 100 mg".

La mejor forma de consumir los cítricos es como postre o en zumo, porque es cuando el organismo aprovecha mejor todas sus cualidades. "Lo mismo se aplica a las dietas para el control de peso: No se deben consumir los jugos, pues tienen prácticamente nula permanencia gástrica, mientras que la pulpa masticada, ayuda a tener una saciedad más duradera, además del efecto de la masticación, que envía al cerebro la información de ‘estoy comiendo’, con su correspondiente efecto saciógeno. Finalmente  —señala Ilutovich— es importante recordar que los jugos deben ser consumidos inmediatamente después de ser exprimidos, pues el ácido ascórbico se oxida rápidamente y pierde las cualidades que se han mencionado para favorecer la salud".  

Mandarina.

Su aporte de vitamina C es de casi la mitad al de la naranja –35 mg por cada 100 g–. Una de sus principales ventajas es que se descascara con facilidad y al momento de comerla, por lo que conserva bien sus nutrientes.

Escorbuto.

Entre los problemas de salud que acarrea la deficiencia severa de esta vitamina es el escorbuto, una enfermedad cuyos síntomas son encías sangrantes, inflamadas y sensibles, caída del pelo y dientes, sequedad de boca y piel, además de un organismo poco resistente a las infecciones.

Lima.

Es una variedad del limón que se distingue de éste por ser más pequeña y redonda, con cáscara de color verde intenso y sabor más dulce, además de contener menos vitamina C –34 mg por cada 100 g–. No se consume como fruta fresca sino sólo como zumo.
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