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La inserción laboral de personas con discapacidades visuales, años atrás, era más difícil que en la actualidad. Ya sea por desinformación o falta de estructuras que promocionen los avances que se daban en este sentido. Sin embargo, hoy en día, tampoco es demasiado el avance en la concienciación y, por sobre todo, educación de la ciudadanía sobre el punto.
Mediante la cooperación extranjera, varios canales y espacios para el aprendizaje ofrecen posibilidades tangibles de crecimiento para personas con discapacidad visual. La fundación Ágora, presente en el país desde el 2009, cumple una labor muy importante al captar personas con discapacidades visuales, ya sea de nacimiento o adquiridas, para, de acuerdo a sus potencialidades, insertarlos en el campo laboral.
Recibe fondos de la FOAL (Fundación Once para América Latina), que se desprende de la Organización Nacional de Ciegos de España (Once). Está presente en 14 países de la región. En nuestro país, tiene apoyo logístico del SNPP (Servicio Nacional de Promoción Profesional), dependiente del Ministerio de Educación y de la Secretaría Nacional del Trabajo.
La Lic. Martha Vallejos, directora del proyecto en el Paraguay, es una profesional no vidente que desarrolla varias actividades como docente y cabeza de esta organización. “Llevamos mucho tiempo capacitando a las personas con discapacidades visuales, desde las que no tienen campo visual y las que tienen poco alcance. Los rangos van desde el 0 al 5 para aquellas con visión nula o muy escasa, y del 6 al 30 para quienes tienen visión baja, pudiendo distinguir formas”, puntualiza.
“Nosotros vemos poco, pero pensamos y sentimos más. Con Ágora, buscamos que las personas sean consideradas aptas para desempeñar ciertas funciones laborales. Hay chicos que trabajan en bancos, entes públicos, atención telefónica y otros rubros. Las herramientas tecnológicas permiten el manejo de ordenadores y, mediante eso, se pueden hacer muchas cosas más”, indica.
Para llegar a este nivel de inserción, las personas con esta discapacidad reciben capacitación en tecnologías específicas que ayudan a optimizar el desempeño de una persona con escasa o nula visión para el campo laboral.
Tecnologías tiflológicas
Para llegar a esto, se utilizan las tecnologías tiflológicas, que son aplicadas al uso y manejo de varios sistemas operativos, en su mayoría, a través de un ordenador o teléfono inteligente. El término “tiflológico” proviene del nombre de una isla en Grecia (la isla de Tiflo), donde, antiguamente, las personas que nacían con alguna discapacidad visual eran desterradas para morir. Como tributo a eso, se le dio ese nombre.
Las tecnologías tiflológicas consisten en softwares con lectores o amplificadores de pantalla que, mediante comandos predeterminados, permiten al usuario realizar absolutamente todas las funciones que desee, como por ejemplo: escribir una nota, enviar emails, editar documentos, leer y buscar información, entre otras cosas.
En cuanto a los teléfonos inteligentes, los más actuales poseen lectores táctiles que van indicando todas las funciones a las que uno quiera acceder, solo con escuchar el comando. Un ingeniero informático desarrolló el software Youz, luego de perder la vista. Este es uno de los más utilizados y tiene licencia Microsoft. La fundación lo provee y capacita al usuario sin costo e incluso a las empresas que lo contratan.
Linux cuenta con el programa Orca, similar al Youz, con ligeras diferencias. También hay aplicaciones que funcionan mediante comandos de voz, como Siri, del iPhone, que realiza llamadas, envía emails y mensajes con solo pedírselo. En la actualidad, organizaciones internacionales trabajan en la creación de nuevos programas con licencia libre.
Estadísticas de la inserción
El Lic. David Cabral, funcionario de la organización, comenta que han tratado de captar la mayor cantidad de personas que puedan usar estas herramientas. “Trabajamos con las municipalidades, iglesias, centros comunales; sin embargo, a veces, resulta insuficiente. Estamos en 16 departamentos del país. Por una cuestión de distancia e infraestructura, no llegamos al departamento de Alto Paraguay”, refiere. En cuanto a números, Cabral dice que “existen 876 personas con discapacidad visual identificadas por la fundación. De esas, 243 han sido insertadas laboralmente. Se dedican al área de microemprendimientos laborales un total de 100 personas, según el último registro de febrero de este año”.
En nuestro país, no existen legislaciones, más allá de las que exigen a entes públicos contar con un mínimo del 5 % de trabajadores con discapacidad, en relación al total de la nómina y una de incentivo fiscal para empresas privadas que los contratan. El principal desafío es educar a todos por igual, y entender que aquellos con capacidades limitadas en cuanto a lo visual desarrollan y potencian muchísimo los demás sentidos, la creatividad e incluso el modo de percibir ideas.
Se trata de personas iguales a cualquier otra, con la inteligencia necesaria para aportar talento y conocimiento. Trabajar porque eso sea accesible para todos es una labor de conciencia, que habla del desarrollo básico para la sociedad.
carlos.canete@abc.com.py