Vendimia, la celebración de la vida

Debo reconocerles antes de comenzar a escribir el resto de este artículo que, como buen mendocino, me cuesta mucho ser objetivo cuando hablo de mi provincia, en mi opinión la más linda de la Argentina (primer ejemplo de mi falta de objetividad).

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Como todos los años en esta época, la provincia de Mendoza comienza a ponerse linda, a prepararse para un gran festejo. De enero a marzo, mendocinos y turistas disfrutan de festivales folclóricos, espectáculos artísticos y competencias deportivas en el marco de la Fiesta Nacional de la Vendimia.

Desde hace 70 años, esta celebración genera un clima particular en cada uno de los 18 departamentos que componen la provincia, los cuales se preparan eufóricos para recibir a un gran número de visitantes de todo el mundo y para festejar haber tenido una buena cosecha.

La fiesta fue creciendo en forma y contenido desde 1913, cuando un congreso de la industria y comercio finalizó con un desfile de vendimiadores y carrozas alegóricas. Ochocientos invitados recorrieron en ese entonces las zonas de viñedos y bodegas en un tren especialmente adornado de vides. Ya en 1936 quedó formalmente institucionalizado este festejo con cada una de sus tradiciones: la bendición de los frutos, la vía blanca de las reinas, el carrusel de las reinas y el acto central en el teatro griego Frank Romero Day. De esta forma la fiesta de la vendimia ha llegado a ser, como los buenos vinos, una celebración con espíritu propio.

La vendimia es el símbolo del trabajo culminado del agricultor, que recibe en frutos el premio del esfuerzo, el cual tendrá nueva vida en el cuerpo y el espíritu de un buen vino. Pensemos que muchas veces las contingencias climáticas hacen que pasen años sin tener cosechas buenas. Los agricultores se pasan los últimos días antes de sus cosechas mirando el cielo y rezando para que todo el esfuerzo del año no se pierda en minutos. Por esta razón una vez que han cosechado, quieren festejarlo, pasarse unos cuantos días “cantando de alegría” antes de ponerse nuevamente a trabajar.

La mayoría de las canciones folclóricas que se entonan en esta época (generalmente cuecas y tonadas) hacen referencia a esta espera de los cosechadores esperando tener una excelente cosecha con frases como: “lo poco es mucho, lo mucho es nada, todo depende de las heladas” o “ya se me hace que es vendimia pensando en mi viña nueva, alegre como una niña cuando a una fiesta la llevan”. Mendoza se ha convertido en el centro vitivinícola más importante de la Argentina. Hoy en día concentra el 70% de la producción de uvas y vinos del país, con la mayor cantidad de bodegas.

Sus tierras, una notable amplitud térmica, las escasas lluvias y la buena insolación de las uvas son factores que caracterizan sus plantaciones. Es por eso que Mendoza es considerada una de las 8 capitales del vino a nivel mundial. Un dato que les puede dar una pauta de lo que es hoy Mendoza en el mundo es que posee 450 hoteles y en el año 2006 se construyeron 45. A pesar de esto, si uno quiere ir a Mendoza en cualquier época del año, debe reservar los hoteles con tiempo ya que es muy difícil encontrar lugar disponible.

Uno puede leer todos los libros del mundo que le hablen de la vendimia, puede ver documentales o escuchar a muchos que han asistido, pero en mi opinión, para entender realmente esta fiesta que se repite todos los años en mi provincia uno debe vivirla. Es una fiesta tan especial que se celebra desde hace tantos años, que es como si la gente que vive en Mendoza ya tiene incorporado en su inconsciente que es época de estar festejando, cantando y de buen humor todo el día. Desde que yo era muy pequeño, a pesar de no entender lo que era una cosecha o cómo se elaboraba un vino, estaba expectante todos los años esperando cuándo iba a darse ese festejo.
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