Una historia especial

La historia del Intendente municipal de Asunción, señor Enrique Riera, es muy especial, según él mismo lo califica.

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Especial porque después de algunos años de lucha infructífera, su señora Cruz Encina quedó embarazada de su primogénito Enriquito Riera Encina. "Nos casamos el 2 de mayo de 1987. En ese tiempo era presidente de la Juventud del Mopoco, así que decidimos esperar un par de años para ser padres. Fue en el 89, con la caída de Stroessner que consideramos como fecha apropiada para formar una familia... Con la luz debían venir nuevos seres, pero los intentos fueron vanos y comenzamos los tratamientos propios de estos casos. Cada mes era ir a retirar los resultados, veía la cara de la enfermera y ya intuía y salía desinflado, hasta que en uno de los meses Cruz tuvo un retraso, pero obviamente no quisimos ilusionarnos. Cuando fui a retirar los análisis, la cara de la enfermera era otra; me dio la noticia, nos abrazamos. Con Cruz, al salir compramos champagne, fuimos hasta la casa de sus padres a festejar, luego organizamos una gran fiesta para celebrar el embarazo, así que imaginate lo que fue el nacimiento", dice con una gran sonrisa. Quedaron felices y ya no pedían más, pero con los años la familia Riera-Encina se vio bendecida con los nacimientos de Martín y Luciana. "Cuando uno siente muchas ganas de ser padre, al venir el primero ya estás contento... y si después viene un segundo estás feliz, y encima te viene una princesa como Luciana, que no va a tener novio hasta los 30 años, la dicha es completa".

Sobre pañales y biberones

El señor Enrique Riera comenta que acompañó a su esposa a los cursos de embarazo, donde enseñan respiración y relajación. Pero considerando sus actividades, muy pocas veces tuvo que cambiar pañales o dar biberones. "Cada nacimiento iba acompañado de una elección, así que era muy poco el tiempo que estaba en la casa. ¿Entonces, de qué manera suple esa ausencia? Los fines de semana son el regalo de papá. Las salidas al campo también forman parte de sus esparcimientos. Las llegadas a casa en horas de la noche son sagradas; apaga el beeper, el celular, se "desconecta" para "enchufarse" a la familia. Los almuerzos con los padres del Intendente y los de su señora, igualmente forman parte de los compromisos familiares. "Cuando uno está bien con la familia, cuando los afectos cierran, es cuando todo funciona y se puede aguantar cualquier presión".

Ahora, como político, ¿cuál es el país que quiere para sus hijos? "Un país que recupere su identidad y sus valores morales y éticos perdidos". La austeridad, la honestidad, el sacrificio, la disciplina, el respeto a los demás y el valorar lo que tienen en relación a los que carecen de oportunidades, son la base de la educación que el señor Enrique Riera tiene claro para sus hijos. "Es huella", asegura. Y se refiere a los valores que recibió de sus padres. "Todo lo que recibí de mis padres y que alguna vez hasta lo critiqué, lo aplico con mis hijos adaptando a mis propias modalidades".

Los miedos, las angustias, son sentimientos propios que invaden a los padres, el Intendente no escapa de ellos. "Mi temor es criar extraterrestres... Soy una persona que nunca se preocupó por la ropa, por las marcas, que comió lo que se servía en la mesa y esas actitudes inculco a mis hijos, pero el mundo consumista te premia por lo que tenés y no por los principios o los valores, entonces se vuelve difícil, pero lo importante es la esencia, los principios que te sostienen".

Si bien viene de una familia donde le enseñaron que el Día del padre, la madre o los amigos son creaciones comerciales, suponemos que hoy vivirá un clima lleno de alegría, mimos y abrazos. ¡Muchas felicidades!

Aquí con sus hijos: "Enriquito se parece físicamente a mí, pero tiene el carácter de la madre. Es ordenado, inteligente, responsable. Martín se asemeja a la madre, aunque heredó parte de mi temperamento. Es creativo, ingenioso, inteligente, rápido. Luciana es la mezcla de los dos. Tiene mucha fuerza". El Intendente no solo habla de sus hijos. También recuerda a su padre con mucho cariño. "La huella es la que prevalece", expresa refiriéndose a las enseñanzas recibidas. "De mis padres tengo buenos ejemplos. Cuando era pequeño papá me inspiraba temor, luego respeto y admiración. Una figura muy fuerte, sin duda. Ahora, ¿por qué hago política? Para que su lucha no sea en vano".
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