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Estudiante seminarista en Belén, abandonó esa histórica ciudad cuando el gobierno turco autorizó la salida de los religiosos.
No hay mal que por bien no venga: El estallido de la I Guerra Mundial, con su secuela, posibilitó la llegada al país de varios sacerdotes, entre ellos la de Marcelino Noutz, en 1918.
Muchos avatares costó la salida de los religiosos de Palestina: según cuenta el padre César Alonso de las Heras, Noutz y sus compañeros salieron de Belén en 1914, pasando a Beirut, luego a Damasco, de vuelta al Líbano, para embarcarse rumbo a Grecia, de donde pasaron a Italia, llegando a Roma el día de año nuevo de 1915. De Roma se trasladó a España, donde culminó sus estudios, siendo posteriormente destinado al Paraguay, adonde llegó en 1918. Aquí se volcó a las tareas propias de esa congregación, especialmente en el ámbito educativo, como docente en el Colegio San José. El padre Noutz pronto se destacó en su otra faceta, la de poeta. Escribió numerosas obras; de entre ellas, una llegó a ser tan popular, que se difundió por toda la geografía paraguaya, especialmente en el ámbito estudiantil, más todavía en el ambiente de preguerra que vivía el país, en los años previos al conflicto chaqueño con Bolivia. De su pluma salieron otras canciones, como el Canto a la bandera.
El 12 de octubre de 1923, algunos meses después de finalizada la terrible guerra civil que sacudió y ensangrentó al Paraguay por más de un año, durante una fiesta olímpica organizada por el colegio de los padres bayonenses (así son conocidos los miembros de la congregación, por haber salido de la ciudad francesa de Bayona).
Esta olimpiada, con la participación de unos 200 alumnos, se realizó en la cancha del club Olimpia, en el Parque Caballero. Al acto asistieron el presidente de la república, doctor Ayala, los ministros, además de otras altas autoridades.
Según cuenta el padre Alonso de las Heras, los juegos empezaron a las 15:45 y duraron hasta las 18:30. Al finalizar el acto, se presentó el plato fuerte: la extraordinaria sorpresa del "Himno de la Raza", con letra del padre Marcelino Noutz y música de una célebre marcha francesa de la primera guerra mundial, La Madelon, que no poco esfuerzo costó al autor, adecuar el ritmo francés a la letra española.
Según Alonso de las Heras, "se consiguió un acompañamiento de piano y el padre Bordenave había obtenido del ministro de Guerra, Schenone, el concurso de la banda militar. El director de esta banda hizo la armonización. La víspera se hizo un ensayo general y todo quedó listo para el 12 (de octubre) con la letra al dorso del programa. Las voces de los 200 alumnos se elevaron así sostenidas por la banda militar: "pasó un viento de entusiasmo y un escalofrío a flor de piel en toda la concurrencia" (carta del P. Bordenave). "Truenan los aplausos por doquier y los alumnos desfilan orgullosos entre las dos hileras de la multitud que sigue aplaudiendo".
El padre Marcelino Noutz, autor de la letra de la canción "Patria querida", nació en el Bearn, Francia, el 7 de enero de 1892. Desde joven se inclinó hacia la vida religiosa, pasando a estudiar en Bélgica, de donde es enviado a seguir sus estudios en Palestina. El inicio de la I Guerra Mundial y la expulsión de los franceses por el gobierno turco, bajo cuyo dominio se encontraba Palestina, le obligó -junto con otros seminaristas- a interrumpir sus estudios; se trasladó a España a proseguirlos y fue ordenado sacerdote en la ciudad vasca de Vitoria.
El padre Noutz no solo se destacó como poeta. Era también un consumado músico. Según refiere el padre Alonso de las Heras, "resultaba una maravilla oír sus ?acompañamientos? mientras los alumnos entraban en la Capilla, cuando tocaba en los momentos litúrgicos de recogimiento. Había quienes venían a la iglesia expresamente para escuchar sus melodías...".
Su célebre canción, estrenada en octubre de 1923, se hizo muy popular durante la guerra con Bolivia, especialmente cada vez que era conocida la noticia de los triunfos del ejército paraguayo.
Muchos avatares pasó el padre Noutz en nuestro medio, avatares que incluyó, en algunas oportunidades, hasta el exilio. Luego de algunos periodos de ausencia, al final de los cuales siempre volvía a su patria adoptiva, ya anciano, falleció en Asunción, un lluvioso día de marzo de hace 40 años.
PATRIA QUERIDA
Letra: Reverendo Padre Marcelino Noutz
Música: Arreglo de Remberto Giménez
Robusto el cuerpo, la frente siempre erguida
alegres vamos en pos de tu pendón
y en tu loor sube Patria tan querida
de nuestro amor la más férvida canción.
Eres la tierra encantadora, llena de luz y de placer
donde gentil brilla la aurora, donde sonríe todo ser.
Silente el cielo azul...
tus selvas con su voz
encantan nuestras vidas
cual favor de Dios.
Coro:
Patria querida somos tu esperanza
somos la flor del bello porvenir
volverá tu antigua bienandanza
con su fama a relucir
y en los anales de tu noble historia
te lo juramos dar nuestro valor
a escribir la página de gloria
del honor, del honor, del honor.
Si por desgracia el clarín de las batallas
nos llama un día a cumplir el gran deber
serán allá nuestros pechos las murallas
que detendrán las afrentas a tu ser.
Libre serás oh Patria amada
mientras tengamos el rubí
de nuestra sangre derramada
triunfante allá en Curupa'yty.
El lema del valor
que siempre ha de seguir
la raza paraguaya
es "Vencer o morir".
Coro