Un santo popular importado

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Banderas, cintas y velas rojas. Estos son los elementos distintivos de la veneración al Gauchito Gil, santo popular o pagano muy difundido en las rutas del norte de la Argentina, y que desde hace un par de meses pueden verse a metros antes de cruzar el Puente Remanso hacia el Chaco.

En el sitio nadie puede precisar quién construyó el oratorio. "Un día apareció ahí e incluso muchos creían que era algo relativo al Partido Colorado", afirmó un lugareño. A quien conoce y transita por las rutas argentinas, tal vez no le llame la atención. Miles de santuarios similares a este se encuentran a lo largo y ancho del vecino país, donde el Gauchito Gil puja la supremacía en popularidad con la Difunta Correa, otra leyenda que se conoce recorriendo las carreteras.

La historia  

El relato sobre la vida  de Antonio Mamerto Gil Núñez, más conocido como Gauchito Gil, se ubica en la Provincia de Corrientes, Argentina. La historia está llena de episodios confusos y contradictorios. Hay varias versiones sobre su actuar y los motivos de su muerte, y detalles abonados por la imaginación popular y la falta de rigor que tienen los relatos que pasan de boca en boca.

Mientras para algunos hoy es un santo popular milagroso, para muchos de sus contemporáneos fue "un gaucho tramposo y matón." Se sabe que nació un 12 de agosto, pero no existen datos certeros del año, estimándose que pudo haber sido en 1845, ya que habría tenido unos 35 años cuando fue víctima de los avatares de la política imperante en Corrientes, que enfrentaba a liberales y autonomistas, denominados también celestes y colorados, respectivamente. Tampoco se sabe con exactitud el año en el que se produjo la muerte de Gil, pero se toma como fecha más probable el 8 de enero de 1890.

Una de las tantas versiones indica que Gil fue reclutado por el coronel Juan de la Cruz Zalazar, excombatiente de la Triple Alianza contra el Paraguay, quien representaba a celestes, pero Gil —más inclinado hacia la ideología de los colorados— desertó del ejército convirtiéndose en un hombre al margen de la ley. Algunas versiones dicen que incluso Gil se alistó y luchó también en la Guerra Grande, contra el Paraguay.

A esa ideología partidaria, se atribuye el color rojo de las banderas que permiten identificar a lo lejos los oratorios construidos en honor al Gauchito Gil en toda la geografía argentina.

Mientras los enfrentamientos entre correntinos continuaban, Gil permaneció oculto en los montes por más de un año. Para sobrevivir se dedicó a robar y como gran cosa no podía llevar en su constante huída, repartía el botín entre los campesinos; por eso se lo compara incluso con Robin Hood.

Todas las versiones concuerdan en que mientras dormía en el monte, Ñandejara (Dios) se le apareció en sus sueños diciéndole que no había razones para pelear ni agravio que vengar. Con la firme convicción de que se debía evitar el derramamiento de sangre, Gil decidió tomar sus cosas y salir del monte caminando para transmitir este mensaje.

Pero pronto se produjo el encuentro con Zalazar, quien lo apresó y ordenó su remisión a la localidad de Mercedes,  para ser trasladado a la ciudad de Goya y ser juzgado en los tribunales de la jurisdicción. La noticia de la detención del carismático Gil causó la reacción de mucha gente, que abogó por su libertad.

Sangre inocente

En aquella época, los prisioneros casi nunca llegaban a destino. La mayoría eran asesinados por el camino bajo el argumento de intento de fuga. Este parece que fue el caso del Gauchito Gil. Al llegar al cruce de picadas, las actuales rutas 123 y 119, muy cerca de Mercedes, los soldados hicieron un alto en el camino, en un pequeño bosque de espinillos. Intuyendo el objetivo, Gil pidió al sargento responsable del traslado que no lo mate, alegando que una orden de su libertad estaba en camino.    

"Vos me estás por degollar, pero te digo que cuando llegues esta noche a Mercedes, junto con la orden de mi perdón, te van a informar que tu hijo se está muriendo de mala enfermedad y, como vas a derramar sangre inocente, invocame para que interceda ante Dios Nuestro Señor por la vida de tu hijo, porque sabido es que la sangre del inocente suele servir para hacer milagros", le habría dicho Gil a su verdugo.   

Al regresar a Mercedes, los oficiales se enteraron que en verdad había una orden de libertad para Gil. El sargento recordó las palabras y solicitó permiso para visitar a su familia. Al llegar a su casa, recibió la noticia del grave estado de salud de su hijo, al borde de la muerte por una fiebre persistente y elevada. De rodillas le pidió al Gauchito que intercediera por la vida del niño y le suplicó perdón. De madrugada, el milagro fue concedido. El sargento —el primer devoto del Gauchito Gil— construyó una cruz con ramas de ñandubay para depositarla en el lugar donde yacía el cuerpo. A partir de ahí, la leyenda se fue construyendo de boca en boca y sigue cobrando fuerza a más de 120 años de aquel suceso.

Protección, salud o trabajo

A 8 km de Mercedes, provincia de Corrientes (unos 745 kilómetros al noreste de Buenos Aires), se encuentra el santuario y una pequeña capilla construida en honor al Gauchito Gil, a la vera de la ruta provincial 123. Dicen que en el sitio está la tumba que conserva sus restos desde finales del siglo XIX. Rodeado de rejas, se encuentra el tronco seco de un árbol de espinillos, pintado de rojo y cubierto de ofrendas dejadas por los peregrinos en pago de promesas o como testimonio de algún favor recibido. De este árbol, el Gauchito Gil fue colgado de los pies y degollado. 

Hasta allí, se trasladan a lo largo de todo el año miles de seguidores de la Argentina, Uruguay, Brasil y de nuestro país para pedir, principalmente, salud, protección para la familia o trabajo.

Pero cada año, el 8 de enero, fecha en la que se recuerda su muerte, Mercedes vive una mística inigualable. Se estima que concurren al santuario más de 100.000 visitantes para venerarlo, dar gracias por algún milagro o hacer promesas.

El Gauchito Gil no es considerado un santo por la Iglesia Católica, pero en su homenaje se ofician misas bajo la figura de los fieles difuntos. Calculan que en el santuario existen actualmente más de 45 mil placas recordatorias de devotos de países sudamericanos, centroamericanos y hasta europeos.

Es muy tradicional que la gente lleve algún objeto en ofrenda al Gauchito: una bandera, una botella o un vaso de caña o vino, y a cambio lleva cualquier otro objeto. Dicen que el significado es compartir, al igual que lo hacía Gil.   

Un día apareció ahí (el oratorio) e incluso muchos creían que era algo relativo al Partido Colorado.

Es muy tradicional que la gente lleve algún objeto en ofrenda al Gauchito: una bandera, una botella o un vaso de caña o vino, y a cambio lleva cualquier otro objeto.

 

FOTOS: ABC Color/Heber Carballo/Archivo

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