La visita a Paraguarí surgió del promotor cultural René Sánchez, quien en una soleada mañana de sábado en la calle Palma acompañaba a las misses de su departamento en los tradicionales Festejos Populares organizados por la Secretaría Nacional de Turismo. Nos entusiasmó para visitar un salto o chorro de agua descubierto por él hace poco tiempo en la propiedad de Dominga Martínez viuda de Aquino, quien hace medio siglo habita en lo alto de la compañía Mbatovi, Jhugua Sa'yju ( fondo amarillo) de Paraguarí.

De la empresa también tomaron parte Rosa Roa Bastos, sus sobrinos Carlos Roa Mascheroni, Lucía Florentín de Chase, Teresita Genes de Fasardi, Heriberto Florentín, Carolina Ortiz y quien escribe este relato.

Primero visitamos y conocimos en detalles algunos aspectos de la historia de la ciudad, gracias a la esmerada guía turística de Sánchez, gran conocedor de vida y obra de su patria chica. La "casa embrujada" del carpintero es un punto obligado para quienes gusten de temas esotéricos.

Gracias a la cordial disposición del gobernador, doctor. Jorge Ignacio Baruja, la camioneta con el chofer Cayo Ramos, de la Gobernación de Paraguarí, nos permitió acceder sin inconveniente alguno a nuestro destino final.

Se ingresa en el desvío de Paraguarí a Piribebuy, pasando la Artillería y por un camino de tierra que va a la estancia de los Romero Pereira se ingresa unos 7 kilómetros hasta llegar la capilla de Cristo Rey de Jhugua Sa'yjú, para tomar a la derecha un camino vecinal que llega hasta la propiedad de doña Dominga Aquino, como es conocida en el lugar.

De acuerdo con el testimonio de Sánchez, cada 4 de agosto se van subiendo hasta la cuesta para visitarla con motivo de su patrono, Santo Domingo.

Al mediodía se organiza un karu guasu (una gran comilona), se escucha música con banditas y artistas varios, y a la tarde son instalados juegos tradicionales para los chicos, en una festividad organizada por la misma Dominga, que cada año junta sus ahorros para brindar a la colectividad esa demostración de amistad.

Para las personas con menos suerte de poder usufructuar un vehículo todo terreno, existen los colectivos de la empresa Mbatovi que llegan hasta la misma capilla y parten desde la misma terminal de ómnibus de Paraguarí, con una frecuencia de 9:30, 11:00 y 14:30, todos los días, incluyendo domingos y feriados.

El pasaje cuesta 1.500 guaraníes y el último parte a las 16:00 rumbo al centro. También para quienes puedan gastar un poco más, está la alternativa del servicio de taxi que tiene un costo entre 15.000 y 20.000 guaraníes, dependiendo de la habilidad del interesado.

Las personas que deseen visitar la propiedad pueden contactar con Catherine Aquino al celular 0981-145-293, pues ellos con mucho placer reciben a todos los que deseen respetar la naturaleza. En verano, el sitio se llena de turistas y en la visita que realizamos hace unas semanas atrás, la vista de los aproximadamente 85 metros del salto de agua fue impresionante.

La historia familiar de los dueños de la propiedad es también digna de un cuento, pues la hija, Gregoria Aquino, se casó con el árabe-cordobés Armando Machnuk, con quien educa a sus hijos Catherine Celeste de 22 años, Jaqueline Elizabeth de 19, Luisito Armando de 16 y María Ignacia de 10, todos compartiendo el amor por esa propiedad de 20 hectáreas que encierra una maravilla de la naturaleza, y por la cual han surgido numerosos roces con personas que desean apropiarse de modo poco convencional del semejante paraje.

Las vacas, chanchos, terneros, el lorito Pancho de 1 año, las cabras y las gallinas forman parte del ambiente cotidiano, y los hijos deben descender y subir diariamente la serranía para poder formarse tanto en la escuela como en la universidad.

Para contactar con René Sánchez se puede llamar al teléfono 0531-32427, quien es un aventajado estudiante de Derecho y promotor de actividades culturales de su localidad.

La casona fantasmagórica

En la ciudad de Paraguarí no solamente existe una gran historia relacionada con la vida política y cultural del Paraguay, sino también situaciones peculiares como los póra (fantasmas) y la plata yvyguy (tesoro enterrado), entre otros mitos y leyendas locales. Es el caso del carpintero Eusebio Quintero, quien desde hace más de 9 años habita en una casona gigantesca situada en las calles 14 de Mayo y Paí Gómez.

De acuerdo con René Sánchez, la vivienda data de 1829 aproximadamente, de los tiempos de la usina de los Pallarés, siendo la más vieja en la cual se sigue habitando y cuya conservación escapó a los delirios de "restauración" de muchos arquitectos. En este caso, el deterioro es visible en gran parte de su estructura, pero una visita a su interior de la mano de Quintero, se torna una experiencia singular.

De acuerdo con su peculiar habitante, cuando él alquiló la casa de su propietario Héctor Vert, ya estaba toda agujereada, llena de boquetes en sus gruesas paredes, hechas por personas que habían intentado encontrar sus tesoros escondidos.

Nos llevó hasta una habitación para mostrarnos un profundo pozo y confesar que "la gente dice que está acá la plata yvyguy, pero no sabemos si hay o no. El detector de metales siempre suena, pero no encuentran luego nada. Cuando va a llover, a la una o dos de la madrugada todo suena, viene alguien y me aprieta la pierna y ahí ya me levanto a caminar por la pieza. Ya estoy acostumbrado", dijo finalmente Eusebio Quintero, a quien el domingo de nuestra visita le esperaba un sabroso asado de chuletas de carne preparado junto a su amigo a un costado del inmenso corredor del frente.