Un chico terrestre y bien hecho

Tiene 18 años y un carisma impresionante. Aclamado por el público, este joven de ojos verdes y sonrisa sincera cumplió su sueño de ganar la competencia de cantantes del programa televisivo Rojo Fama Contrafama. Ahora, Daniel Meza está en Chile con otra gran ilusión: consagrarse en el escenario internacional. ¿Nace una estrella?

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Menos mal que tenía prohibido hablar. Porque lo que parecía iba a ser una nota corta, por un problema de garganta, tomó un rumbo diferente. El interlocutor, una vez que abría la boca no paraba. Y se entiende. Resulta que Daniel Meza tiene mucho que decir. Dos horas de charla todavía eran insuficientes.

Pero, bueno, aquí está lo que el grabador registró. Chicas: a sus marcas.

- ¿Más tranquilo?

- Sí, más tranquilo. Tratando de asimilar todo lo que fue la Gala final y todo lo que va a ser la representación de Paraguay en Chile. Estoy muy expectante con todo eso, me late fuerte el corazón cuando pienso en ello.

- ¿Sintió que iba a ganar Rojo, o tuvo algunas dudas?

- Yo llegué a Rojo con las mismas intenciones de todos, con los mismos sueños de todos: ganar. Y por eso me esforcé muchísimo; trabajé con intensidad. Pero, esa noche final, cuando ya había presentado mi canción me sentí más tranquilo. Ya no me importaba qué lugar iba a ocupar, porque me sentí satisfecho con lo que hice. Es más, me iba a sentir feliz con mis compañeros si lograban puestos más altos que yo. Se me dio, gracias a Dios estoy disfrutando hoy día de este primer lugar muy sacrificado.

- ¿Cuánto hubo de suerte y cuánto de talento?

- Suerte, casi en un cien por ciento. El talento se lo debo muchísimo a mi padre; él fue el primero que me formó como artista. Yo llegué a Rojo sólo con lo que había aprendido con mi papá.

- ¿Cómo vivió los momentos de ovación en la noche de Gala?

- Me emocioné demasiado. Yo siempre le dije a todo el mundo que no me sentiría ganador hasta que Dani (Da Rosa) pronuncie mi nombre. Cuando me quedé con Ale, juntos los dos, ahí, en el escenario, y con el cambio de las luces, con el aplauso del público, con el griterío, yo le decía: Mami, yo quiero que vos ganes, porque te merecés.

Tenés mucha experiencia, vas a representarnos dignamente en Chile. Ella me decía lo mismo: Vos sos un chico muy esforzado, viniste del interior. Y en todo momento me repetía: Te quiero, te quiero...

Ella se puso muy contenta, hasta gritó, cuando escuchó mi nombre.

- Fue bien sincera.

- Sí. Y yo les agradezco muchísimo a todos mis compañeros por esa sinceridad, por ese apoyo que siento de parte de ellos.

- Representar al país en el exterior es un compromiso serio, ¿cómo está preparado para Chile?

- Como dijimos con Carolina (Báez, ganadora de la competencia de bailarines), nosotros ya nos pusimos la mochila de la responsabilidad. Y está bien cargadita. Es muy grande la responsabilidad de representar al Paraguay. Más todavía para mí que soy una persona joven, tengo 18 años, pero me siento capaz. Estoy bien preparado para representar dignamente a nuestro país. Compré discos de tangos, milongas, zambas argentinas, cuecas chilenas, valsecitos peruanos, salsa, chachachá, voy a aprender estilos en los que todavía no incursioné para tratar de ser versátil y dinámico.

- ¿Por qué cree que le cae tan bien al público?

- No sé. Trato de ser yo mismo con la gente. No soy fingido ni nada por el estilo. Cuando alguien me saluda yo soy Daniel Meza, así como soy en el escenario. Y siempre traté de poner en práctica la enseñanza de mis padres. Me han transmitido valores y estoy tratando de retribuirles con mi comportamiento esa gran enseñanza. Y tengo el orgullo de que nadie les puede señalar con el dedo.

- ¿Y cómo se lleva con esa imagen de ídolo que los otros se hacen de usted?

- Como nos enseñaron en Rojo, nunca hay que creerse el cuento de que uno es la estrellita. Después de la Gala nosotros tuvimos una cena de confraternidad con los compañeros del Clan, con los profesores, con Leandro (cantante chileno). Y él, a viva voz nos dio un consejo a todos, pero a mí me llegó muchísimo. Palabras de Leandro: Siempre, Entrevista cuando me aplauden, me ovacionan, me vitorean, yo le recuerdo a mi abuelo, una persona que se levantaba todas las madrugadas para tomar su azada y labrar la tierra. Siempre me acuerdo de eso, porque él le engendró a mi papá y mi papá me engendró a mí. Es por eso que cuando me hacen sentir triunfador yo recuerdo mis raíces, de dónde vengo, para que el ego no se me suba a la cabeza. Esa enseñanza que él nos transmitió me llegó muchísimo. Y voy a tenerlo presente en el alma.

- ¿Le gusta ser famoso?

- Me gusta. Es demasiado bueno sentirse querido. Y a mí la gente me trata demasiado bien. Por donde voy me saluda: Hola, Dani, cómo estás. Quiero que me firmes un autógrafo. Saludale a mi mamá que está en el teléfono, le voy a llamar a mi hija... Eso es demasiado gratificante. Me siento muy realizado cuando me pasa eso. Gracias a Dios tengo el cariño del público.

- ¿A quién pedirá consejos a la hora de pelear contratos?

- En primer lugar a Dios, que me ilumine la mente. Y a personas que tengan experiencia en esto, a mi papá, a mis profesores, a don Mario (Gómez).

- Modestia aparte. ¿Se hubiera pichado si quedaba en segundo lugar?

- Jamás. Como te dije, después de cantar en la Gala, me sentí muy conforme con lo que hice. Me puse a pensar en mi actuación, en todas las presentaciones, en todas las cosas que me salieron bien, en lo que me salió mal. Y dije: Misión cumplida.

- ¿Ya encontró su lugar en la música o todavía lo está buscando?

- Estoy en la búsqueda de aprender más cosas. Porque, desde chiquito, estuve convencido de que es esto lo que me gusta hacer (cantar). También me gusta mucho la sicología. Pero, para mí la música es todo, la llevo en la sangre. Y algún día quisiera tener una carrera sólida, voy a trabajar duro para llegar a eso. Yo quiero superarme a mí mismo.

- Durante las competencias, en los programas, un miembro del jurado siempre daba una opinión. ¿Con quién se sentía más tranquilo?

- ¡Ay!, qué pregunta difícil. Todos decían que Armando era el malo de la película, el que ponía la nota más baja, el que era más duro. Pero, de repente, esa actitud que él tomó durante todo este tiempo en el programa, a mis compañeros y a mí nos ayudó para decir: ¡Qué pucha! Me puso una nota baja y yo me esforcé. La próxima vez le voy a presentar algo más lindo para ver qué me dice. Entonces, después de una crítica de él nos íbamos, llorábamos y zapateábamos. Luego asumíamos como un
desafío ponernos las pilas y demostrarle que podemos. Y era eso lo que él quería ver. Quería que nosotros nos superemos.

- Con Eliana Rodas estaba asegurada una buena nota.

- Todos estábamos seguros de que ella iba a poner buenas notas. Con ella todos nos sentíamos tranquilos.

- ¿Y con Lenys?

- Esperá, todavía no terminé.

- Ah, bueno.

- Eliana siempre tuvo esa posición de tranquila, que te ponía la nota más alta, pero había veces que sacaba sus garras y te decía las cosas fuertemente, pero siempre con buena onda y mucho respeto. Y con Lenys yo me sentía también tranquilo, como que ella es cantante y sabe de música. Nos decía desafinaste, estuviste bien aquí, estuviste mal en aquello. Y con todo el jurado estoy agradecido.

¿Sabés por qué? Porque nos enseñaron a superarnos a nosotros mismos.

- Si no hubiera optado por ser cantante, habría sido un buen diplomático.

- ¿Por qué?

- Porque siempre trata de quedar bien.

- Bueno, vos sos periodista y sabés ponerle en problemas a la gente. Bah, te digo nomás. Hay que ver, diplomático no sé. Me pusiste a pensar en ello.

- ¿Le gusta quedar bien con todo el mundo?

- Me gusta. Yo crecí en un buen ambiente. Desde muy chiquito mi papá me enseñó a ser amistoso con la gente. Pero no amistoso hipócrita, de esos que te sonríen y te das la vuelta y te meten la puñalada por la espalda. Mi papá es una persona muy sincera, así como mi mamá. Y él me enseñó a ser respetuoso, honesto y amistoso, porque la música te abre muchísimas puertas. Y ahora me pongo a pensar y fíjense dónde estoy hoy día. La música me abrió esta puerta.

- ¿Cómo vivió íntimamente ese gran recibimiento que le brindó la gente de su pueblo adoptivo?

- ¿Por qué adoptivo?

- Y porque usted nació en Asunción.

- Nací en Asunción por una casualidad. Mi mamá vivía en Luque, allí se conocieron con papá, casualmente en una serenata. Se enamoraron y se pusieron de novios. Luego me encargó, mi mamá estaba trabajando en casa de la que es mi madrina, que nunca la conocí y sé que se llama Carolina,
que vive justamente en Chile, vamos a ver si la puedo encontrar allá, pero enseguida mi papá que es tobateño nos llevó a vivir a su casa.

Yo tenía menos de un mes cuando ya nos fuimos. Nací en un sanatorio de Asunción, pero al acto me fui a Tobatí. Y Tobatí es mi raza, es mi sangre. No importa donde uno haya nacido, sino dónde está su corazón. Y mi corazón está en Tobatí, yo soy tobateño, yo nací en Tobatí.

- ¿Con qué apodo le conocen sus compueblanos?

- Allá me dicen Oscar, porque yo me llamo Oscar Daniel. Solo que cuando llegué a Rojo, para diferenciarme del otro Oscar me empezaron a llamar Dani.

- ¿Prefiere viajar por el mundo, ganar mucho dinero o tener muchas novias?

- ¡A la pinta! El dinero es algo muy trivial, pero necesario en la vida. Me gustaría viajar, conocer países y ampliar mi cultura. ¿Y qué era lo otro?

- Tener muchas novias.

- Ah, eso vamos a dejarlo ahí nomás.

- ¿Alguna ilusión?

- Que haya paz en el mundo.

Échale un mariachi

La primera actuación de Daniel se dio cuando estaba en el tercer grado. Vestido de charrito mexicano, ropa que le confeccionó su mamá María Teresa González, cantó una ranchera durante una fiesta de San Juan en la escuela. Pero, su temprana vocación tiene un pilar en la familia. Su papá, Oscar Domingo, es músico. Formó un mariachi al que bautizó con nombre de santo. "Le puso Santo Domingo, porque es su protector. Siempre le pide que interceda por él, para que pueda recibir bendiciones. Y gracias a Dios, nunca le fue mal", explica Dani. Desde los 13 años, el ganador de Rojo sale a cantar con su papá en serenatas. "Así es como me formé, aprendí a modular la voz, porque en ese tiempo estaba cambiando, por la cuestión de la pubertad".

Identikit

Oscar Daniel Meza González nació en Asunción el 21 de abril de 1987. Hizo el preescolar en la Escuela Especial Santa Teresita y toda la primaria en la Escuela Graduada N° 44 Pedro Juan Caballero de Tobatí. Ahora dejó el tercer curso de la media que estaba haciendo en el Colegio Pedro Juan Caballero. A Daniel le encantan las pastas preparadas por su mamá María Teresa González. Y, por sobre todo, disfruta cuando en la mesa hay un suculento locro. En televisión, le gusta ver dibujos animados. Sus preferidos son: Tom y Jerry, Arturo, He-man y otros.
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