Tres posibles reyes en un bautizo

La reina Isabel II de Inglaterra acudió al bautizo de su bisnieto, el príncipe Jorge, hijo de los duques de Cambridge, en el palacio de Saint James, en Londres. En el acto, que fue muy íntimo, se reunieron tres posibles reyes: Carlos, el hijo; Guillermo, el nieto, y el homenajeado, Jorge.

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Los duques de Cambridge, Catalina y Guillermo, llevaron a su hijo, el príncipe Jorge, a recibir las cristianas aguas del bautismo en el palacio de Saint James, en la capital del Reino Unido, con la familia más íntima de una y otra parte, y también con un reducido número de amigos como invitados.

El pequeño Jorge fue bautizado con agua traída hasta Londres desde el río Jordán, a manos del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la Iglesia de Inglaterra, ante la presencia de apenas 22 invitados; eso sí, bajo la atenta mirada de sus siete padrinos.

Entre este grupo de elegidos para acudir al ritual cristiano se encontraban la reina y su marido, el duque de Edimburgo; el príncipe Carlos y su mujer, Camilla; el príncipe Enrique y Zara Phillips, nieta de Isabel II, junto a la familia Middleton.

Para el acto religioso, sus padres eligieron un faldón de encaje y satén, réplica del que portó la princesa real Victoria, hija de la reina Victoria, cuando fue bautizada en 1841.

Esta ha sido la primera vez, desde el pasado 23 de julio, que el príncipe Jorge era visto en público y también la primera ocasión en que aparecían juntos Isabel II y los tres posibles reyes: su hijo Carlos, el primero en la línea de sucesión; Guillermo, el nieto e hijo de Carlos y Lady Di; y el homenajeado, el bebé Jorge, a quien se vio serio, pero rollizo y con un buen estado de salud.

Por su parte, su madre, la duquesa de Cambridge, de 32 años, acudió al acto religioso muy guapa, con un traje en tonos crudos de la casa Alexander McQueen y un tocado a juego de la diseñadora Jane Taylor, en el que se destacaba una rosa blanca como adorno principal.

Ceremonia privada

La ceremonia fue de un tono muy privado y estuvo amenizada por el coro de la Real Capilla de su Majestad. Por su parte, la hermana de Catalina, la mediática Pippa Middleton, y el hermano de Guillermo, el príncipe Enrique, fueron los encargados de leer algunos pasajes de la Biblia.

Tras el bautizo se pudo ver a los invitados más relevantes saliendo de la capilla y, entre todos, se destacaba la reina británica, quien lució para la ocasión un traje azul pastel con un sombrero con el mismo tono, adornado por un collar y pendientes de perlas.

Por su parte, el príncipe Carlos llevó para la ocasión un traje azul y su esposa, la duquesa de Cornualles, lució un traje en tono crudo, con tocado y bolso.

Los duques de Cambridge, que se casaron el 29 de abril de 2011, han roto con varias tradiciones de la Casa Real inglesa con este bautismo. Por un lado, al preferir Saint James, cuando históricamente el centro de este evento religioso ha sido el Palacio de Buckingham y, por otro, a la hora de elegir los padrinos.

Normalmente, al bautizar a un miembro relevante de la monarquía del Reino Unido, se nombraban padrinos entre los más jóvenes de las casas reales europeas, amigos o parientes de la familia, pero los duques eligieron como padrinos a Zara Philips, y a sus amigos de la infancia y de la Universidad de St. Andrews (Escocia).

Los otros padrinos son Oliver Baker, William van Custem, el conde de Grosvenor, Emilia Jardine-Paterson, amigos del matrimonio; Julia Samuel, quien fue amiga de la fallecida Diana de Gales, y Jamie Lowther-Pinkerton, exsecretario privado de los duques.

Después de la ceremonia, los 22 invitados acudieron a Clarence House, residencia del príncipe Carlos contigua al palacio de St. James, para la recepción, en la que se cortaba una parte de la tarta nupcial de los duques de Cambridge, que fue congelada y reservada para esta ocasión, según los medios locales.

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