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Los últimos 10 años, la región que rodea al parque nacional no recibió aguas del Pilcomayo, como resultado del desvío argentino del río y la escasa efectividad paraguaya en recuperar su cauce.
Resultado de la carencia de agua fue el deterioro progresivo de las condiciones ambientales. Con una celeridad asombrosa, los excelentes campos naturales se convirtieron en tierra cubierta por arbustos espinosos. Estamos hablando de 10 años, un tiempo extremadamente breve en términos ambientales.
La expansión de takurúes es muy difícil de controlar y el intento requiere inversiones millonarias. Cuando el río cubre el campo destruye estos nidos y controla su propagación.
Siguiendo el curso del Pilcomayo, que a su paso va llenando un sinnúmero de esterales, también llegaron las aves, los peces y otros animales de las más variadas especies. Son aquellos que abandonaron la región por la carencia de agua, pero que ahora están retornando porque encuentran nuevamente vida.
Haciendo una comparación, en el bañado creado por Argentina, en la provincia de Formosa, se puede observar una impresionante variedad de animales que encuentran en el esteral, todos los alimentos que necesitan para sobrevivir. Este espacio, llamado bañado La Estrella, llevó consigo aquella abundancia que antes se encontraba en territorio paraguayo.
En este momento, el parque Tinfunqué dispone de agua, inclusive sigue ingresando desde el canal paraguayo ubicado a 400 kilómetros del área protegida. La disponibilidad de este elemento natural que simboliza la vida, dio una nueva imagen a una región de nuestro Chaco, a la que algunos consideraban condenada a convertirse en un monte de espinas.
Tinfunqué, dado que fue asentado sobre propiedades privadas, debe tener otra denominación que es Reserva de Recursos Manejados, que impone limitaciones en el empleo de recursos, pero permite actividades productivas.
Es importante señalar que, en general, los propietarios mantienen niveles aceptables de conservación. Algunos inclusive son abiertamente proteccionistas, impidiendo actos depredatorios; otros quizás no tengan un mismo nivel de conciencia, pero básicamente los estancieros buscan mecanismos de preservación para proteger sus bienes.
La imagen de Tinfunqué, en ciertas cosas, recuerda el esplendor de 10 años atrás. Estamos hablando de un tiempo corto, que fue suficiente para producir cambios radicales en ambientes que llevaron miles de años sin sufrir alteraciones.
Esta lección puede ser suficiente para comprender que los tiempos de la naturaleza no son similares a los nuestros: un camino de miles de años para evolucionar las especies y pocos segundos para destruirlas. La destrucción de la naturaleza, no queremos admitirlo, pero también es nuestro final en este planeta.
Tinfunqué es una voz toba, que significa pradera donde abundan los animales, y guarda relación con la cacería.