Templos y deidades

Tainán, antiguamente capital de la República de China (Taiwán), ubicada en el sur de la isla, es una tierra de esplendorosos templos taoístas y otros budistas.

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El Prof. Luis M. Chong, biólogo, antropólogo, historiador, periodista, profesor de universidad y comentarista político, radicado en Taipei, nos guió en un recorrido por estos sitios de adoración. Los alrededores y pasillos de los templos se ven abarrotados de objetos para ofrenda a las deidades, mientras en el interior se observa un vaivén de feligreses con inciensos encendidos inundando de humo y una mezcla de aromas el lugar. Otros arrojan rollos de papeles que contienen pedidos (también vendidos en las proximidades y dentro del local sacro) en un fogón ubicado en el centro del sitio sagrado.   

El Templo del Cielo es uno de los más atractivos de Tainán; es taoísta, donde es adorado el emperador Augusto de Jade, la máxima deidad del taoísmo, el gobernante del cielo, según la mitología china. El emperador Augusto de Jade gobierna sobre el cielo y la tierra del mismo modo que los emperadores terrenales gobernaron un día sobre China. El y su corte son parte de la burocracia celestial que, a imitación de la antigua China, gobierna sobre todos los aspectos de la vida humana. Desde el siglo IX fue también el patrón de la familia imperial.   

Como el emperador Augusto de Jade es demasiado poderoso, y su luz y fuerza son tan grandes, en la parte frontal se construyó una pared para tapiar esa fuerza; de lo contrario, todas las casas podrían quedar con muy mala influencia. Las cosas deben ser claras: lo divino, divino; lo humano, humano; lo del diablo, del diablo; no deben mezclarse.   

En el interior se observa la deidad central y una de las cuatro maravillas de Tainán, que es una caligrafía en madera que solo tiene una letra, que es un uno, pero trazado con un pincel sumamente grande. "Significa que de todo lo que tú hagas en esta vida, a fin de cuentas, va a ser uno solo, lo que digan los dioses: la sentencia final", explica el Prof. Luis Chong.   

El primer día del año se cierran las puertas y al sonar las campanas de las 00:00 del Año Nuevo, se abren y cientos de personas esperan para ser las primeras entrar, porque existe la creencia de que al primero que ingrese y encienda el primer incienso le irá bien todo el año. "Todo el mundo aquí se rompe la cabeza en el intento de ser primero", comenta nuestro anfitrión.   

El dragón y el tigre  

Los templos chinos tienen dos puertas: a la derecha y la izquierda. La primera es la del dragón y la segunda del tigre; siempre se debe ingresar por la puerta del dragón y salir por la del tigre, porque si se hace al revés, se entraría en las fauces del tigre y eso en todas las creencias es malo. La puerta del centro siempre está cerrada porque está reservada para los dioses y el emperador. Actualmente solo es para los dioses porque el régimen imperialista acabó en la isla.   

El dios Mono  

En los templos dedicados al dios Mono, protector de los niños, las madres le piden protección para sus hijos pequeños. En el patio de un templo particular de Tainán se observa un árbol en cuya base se ve la figura de un mono, según la creencia de los lugareños. Los templos taoístas privados se distinguen por la posición de tres figuras en el pináculo del techo, que son los dioses de la longevidad, de la felicidad y de la buena suerte, acompañados por dos dragones, explica el profesor Luis Chong.

Los templos privados son construidos con la donación de varias personas que se organizan para ese fin. En la entrada se observa una lista con el nombre de las personas que entregaron dinero y el monto, agrega. Por otro lado, los templos públicos tienen solo dos dragones en cada punta del techo para indicar que no están parcializados con ninguna deidad. Los budistas generalmente presentan el techo totalmente amarillo y sin ninguna figura.   

La diosa del Mar

Otro templo de Tainán es el de la diosa Matsu, diosa del Mar en China. Según afirma Luis M. Chong, Matsu tiene una variedad de títulos que fue adquiriendo a través de los siglos: Santa Madre en los Cielos, Concubina Celestial, y Emperatriz Celestial. Es la protectora de la gente común y eso la convierte en una deidad popular. Ella era una sencilla muchacha que nació en el pueblo de Meizhou, una pequeña isla en la provincia de Fukien, China Continental. Su nombre real era Lin Mo-niang y era muy piadosa con sus familiares y vecinos. Según los registros que se conservan en muchos templos, ella salvó a muchas personas, incluyendo a su padre y hermanos, de perecer en medio de terribles tormentas.

De acuerdo con la tradición popular, Lin Mo-niang fue llevada a las nubes en el noveno día del noveno mes lunar del año 987, cuando tenía apenas 27 años de edad. El fenómeno ocurrió en la cima del monte Meifeng, cerca de su pueblo natal, y ella se transformó en una diosa.   

Dragón y el fénix  

El dragón y el fénix son criaturas sobrenaturales y auspiciosas en China, y sus orígenes pueden remontarse a las antiguas leyendas de ese país. A lo largo del curso de la historia dinástica de China, ambos animales imaginarios se han destacado en la literatura, el arte y las tradiciones folclóricas, comenta Chong.   

En la antigüedad, el dragón y el fénix eran importantes imágenes totémicas (objeto de la naturaleza, generalmente un animal, que en la mitología de algunas sociedades se toma como emblema protector de la tribu o del individuo). Estas antiguas representaciones de los clanes fueron gradualmente transformadas en símbolos auspiciosos y posteriormente fueron utilizados para representar a virtuosos monarcas.   

Templo de Confucio  

El templo más antiguo de Confucio, uno de los 14 que hay en la isla, fue construido hace 444 años, en Tainán. En el altar principal aparecen las promesas de gobierno de los presidentes que pasaron en Taiwán.   

La infraestructura fue instalada a finales de la dinastía Ming y a principios de la dinastía Ching. Sirvió como escuela, y aquellos que se alistaban para pasar el examen imperial acudían al templo para ganar confianza y someterse a las, entonces, duras pruebas de conocimiento humano.   

La esencia de sus enseñanzas se concentra en la buena conducta en la vida, el buen gobierno del Estado (caridad, justicia, y respeto a la jerarquía), el cuidado de la tradición, el estudio y la meditación.   

El filósofo pregonaba principios como la decencia, rectitud, piedad y lealtad. Sus máximas virtudes difundidas hasta la actualidad en la isla son la tolerancia, la bondad, la benevolencia, el amor al prójimo, así como el respeto a los mayores y antepasados.      

Además de Tainán, en las distintas ciudades de Taiwán existen templos erigidos para venerar a las deidades. Uno de los más populares es el ‘Dios de los Literatos’, donde los estudiantes que están por iniciar una carrera le piden su ayuda para obtener éxito.

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