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Juntá tapitas de plástico para ayudar a niños con tratamiento oncológico y unite a la causa de Laura Gaona, Gisela Dauncart, Diego Viola y Nelly Velazco. Lejos de quedarse inmóviles mirando cómo ocurren situaciones dolorosas, ellos se propusieron brindar contención y un mejor ambiente a niños que atraviesan duros momentos. Crearon un grupo, “Lucha”, que busca mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer y a través de la campaña “Mientras más tapitas juntamos, a más niños con cáncer ayudamos” están logrando sus objetivos.
Gisela Dauncart explica que es una campaña de reciclaje que pretende reunir fondos para apoyar a los albergues donde se encuentran niños de escasos recursos con tratamiento oncológico. La iniciativa ya financió mejoras en varios hogares. “Desde el 2009 con otros proyectos, recién desde el 2012 estamos activando con las tapitas y nos llevamos una grata sorpresa al ver la buena repercusión. Eso nos motivó a continuar con el proyecto y ahora estamos convocando nuevamente para una gran jornada en la planta baja del Shopping Mariscal, el próximo 21 de junio, de 09:00 a 18:00”, explica Gisela.
Así, tapitas plásticas de bebidas, agua mineral y gaseosas, hechas de plástico PP-polipropileno, se convierten en una gran ayuda social. “Estas tapitas demoran cerca de 500 años en biodegradarse. Al reciclar las tapitas lo que se hace es colaborar con el medioambiente y evitar la nueva producción de plástico, y con ello apoyar esta causa”, agrega Laura Gaona.
Las tapitas son un material fácilmente almacenable, forman parte de un consumo masivo, el plástico tiene un valor superior al de otros tipos de ese material y es fácil de guardar. El grupo “Lucha” vende las tapitas a recicladores y con lo recaudado llevan adelante sus obras sociales. “De a poco vamos creciendo y eso nos motiva a seguir luchando. En la primera colecta obtuvimos unos 400 kg aproximadamente. Esta cantidad fue creciendo conforme íbamos realizando las campañas. Hoy se suman ya personas del interior del país, estamos llegando a la gente”, añade Gisela.
Es increíble cómo el dolor moviliza en vez de paralizar. Este es el caso del grupo “Lucha”; a partir de una experiencia personal, Diego Viola decidió activar y ayudar. “Mi hermana padeció esta enfermedad. Fuimos a Italia buscando una solución al problema y durante nuestra estadía quedamos en un albergue... Finalmente, mi hermana falleció y a partir de esa experiencia me pregunté qué podía hacer. Investigando llegué a esta movida que es internacional. En varios países este tipo de actividades están teniendo resultados sorprendentes a favor de personas que padecen diferentes enfermedades”, explica Diego.
Laura Gaona fue paciente oncológica y llegó al grupo, precisamente, a través de la campaña. “Fue muy emotivo cuando contacté con Gisela por primera vez. Recuerdo que fui a llevar mi lote de tapitas y así la conocí, aunque ya habíamos contactado antes por las redes sociales. Nos abrazamos y lloramos, desde ese momento me uní a la causa”, expresa Laura.
Nelly Velazco también vivió de cerca el sufrimiento y las necesidades de quienes padecen el mal. “A una amiga le detectaron y cuando supe de la iniciativa dije ‘sí’ sin dudar”, aporta Nelly.
De esta manera, conmovidos por lo que les tocó vivir y motivados para que estas personas vivan en confort durante el tratamiento, estos amigos decidieron unirse. Con voluntad y convicción están logrando realizar varias actividades en pos de una mejor calidad de vida para los niños enfermos. “Ya realizamos mejoras. La primera fue en el hogar Sol, en el centro de Asunción; luego para Asoleu en todo lo relacionado a consultorio: habitaciones, salas de juegos y la capilla; también asistimos al hogar Itai, que alberga niños enfermos residentes en el interior del país. En realidad, son todas familias que muchas veces no tienen siquiera para el pasaje y hacia ellos apunta nuestra adhesión. También les cumplimos los sueños a los niños o festejamos cumpleaños. No brindamos ayuda para costear tratamientos para medicamentos, porque son muy costosos y con lo que juntamos de las tapitas es imposible cubrir los montos, así que decidimos brindarles un ambiente cómodo, confortable, es decir, remodelamos los hogares con salas de juegos y materiales adecuados para que los niños no sufran durante el tratamiento”, explica Gisela.
Y aunque muchos opinan que es un mito lo de la ayuda gracias a las tapitas, ya que haciendo una relación costo-gaseosa más monto obtenido de las tapitas, los resultados no son favorables para la campaña. Más allá de los cuestionamientos, ellos aseguran que el fin es ayudar al prójimo y fomentar el reciclaje. “Queremos instalar dos consignas: cuidar el medioambiente y asistir específicamente a la población con cáncer pediátrico”, aclara Diego.
Y lo que es mejor, trabajan ad honorem, hasta brindan asistencia sicológica de la mano de Diego, quien es sicólogo. Quieren llegar lejos. “Apuntamos a convertirnos en una fundación y conseguir padrinazgos para los chicos. También queremos conformar un voluntariado de manera que las personas que quieren colaborar puedan hacerlo en los días que fijamos la colecta”, afirma Laura.
Para todos los compromisos agendados, van a continuar trabajando con el mismo empeño y seguir pidiendo ayuda a las instituciones educativas. “Llegamos a los jóvenes y niños de los colegios para promover la solidaridad, les llamamos luchadores a los jóvenes que se encargan de juntar y expandir una actitud positiva en sus demás compañeros, tanto de aula como de la institución misma. Estamos agradecidos con ellos porque en vez de estar en otras cosas, se prendieron a nuestra lucha”, agrega Laura, quien padeció la enfermedad y todo lo que ella conlleva. “Asumí con una actitud positiva y ahora estoy ayudando porque viví en carne propia los efectos físicos y emocionales de esta afección. En pocos días vamos a realizar nuestra campaña, así que pedimos a toda la ciudadanía que no tire las tapas de sus gaseosas, que guarden y lleven el 21 de junio al Shopping Mariscal. Ahí vamos a estar esperando su granito de arena”, invita Laura.
Diego aclara que las colectas se realizan cuatro veces al año y, desde sus comienzos, la jornada se centra en el mencionado centro comercial. “Nos cedieron el espacio y estamos muy agradecidos. Las fechas de las colectas las vamos promocionando a través de las redes sociales”, avisa.
Nelly comenta que ciudades del interior del país como Encarnación, Caaguazú y Pilar trabajan y colaboran activamente. “Otro de nuestros fines es llegar a todos los puntos del país y comprometer a la ciudadanía que coopere desde el lugar donde vive o desde el lugar que ocupa, y que estos ejemplos se vayan multiplicando”.
Realmente son admirables las personas que libremente disponen su voluntad al servicio de un fin solidario. Personas que trabajan por, para y con otros; y que con una actitud positiva asumen como propios los desafíos, problemas o dificultades, eligiendo ser parte de la solución. Vos también podés ser parte, destapá una gaseosa o una botella de agua, guardá la tapita y llevala al Shopping Mariscal el próximo 21.
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