Taguá criado en cautiverio

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En 1992, un estudio daba cuenta de la existencia de cinco mil taguás en el Chaco paraguayo. A 20 años, la cifra habría disminuido según estimaciones del Proyecto Taguá, creado para preservar esta especie que se creía en extinción.

“Este año conseguimos fondos de una fundación inglesa para realizar un censo, porque el último que se hizo fue casi 20 años atrás y hubo varios cambios en el Chaco. Estamos preocupados porque creemos que hay menos taguás”, indica el Dr. Juan Manuel Campos Krauer, director ejecutivo del Centro Chaqueño para la Conservación e Investigación, que funciona en el departamento de Boquerón, Chaco.

En 1985 surgió este proyecto para la investigación y cría en cautiverio del taguá, debido a la disminución de la entonces poco conocida y redescubierta especie en 1972. “Se creía que estaba extinta hace 10 mil años y encontraron varios ejemplares vivos en el Chaco”, rememora Campos Krauer acerca de los inicios del trabajo que llevan adelante. En aquel momento vinieron profesionales de San Diego, Estados Unidos, y al darse cuenta de que se cazaba mucho el taguá, decidieron armar un plan de protección. “En el Paraguay existe la mayor cantidad de taguás. El año pasado había dos o tres en Argentina”, refiere Campos Krauer.

El año pasado armaron una organización no gubernamental para seguir con el plan de conservación e investigación. “Porque creemos que el Chaco es tan rico en biodiversidad y está muy atrasado en la parte de investigación”, señaló el profesional, que tiene 15 años de trayectoria en el campo.

Son 98 los taguás criados en cautiverio. “Ayer nació uno”, comentó Campos Krauer. En el lugar de exhibición hay un grupo limitado, para que los visitantes puedan verlos. El resto es criado en corrales de dos y tres hectáreas. “No queremos que se acostumbren a la gente. Los más mansos están en el corral de exhibición, porque en el futuro será difícil reintroducirlos a su hábitat, de modo a que empiecen una cría natural”, refirió el especialista.

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En el Centro Chaqueño para la Conservación e Investigación se pueden ver las tres especies de taguá: el pecarí del Chaco (catagonus wagneri), el pecarí de labio blanco o tañykai (tayassu peccari) y el pecarí de collar o kureí (tayassu tajacu). Al visitar el lugar, se puede admirar una amplia variedad de especies de animales nativos y flora del lugar a través de caminatas por senderos en la reserva. También se pueden ver allí las últimas trincheras y refugios subterráneos (tucas) de lo que fue el Centro de Comando del Fortín Toledo durante la Guerra del Chaco (1932-1935), además de los viejos cementerios boliviano y paraguayo.

El taguá o pecarí del Chaco es el de mayor tamaño. De acuerdo a la información proveída por los especialistas, la especie fue descripta a partir de restos fósiles en yacimientos en la Argentina por Rusconi en 1930, que los describió como una especie extinta en el pleistoceno. Sin embargo, en 1972, Ralph Wetzel y sus colegas redescubrieron al taguá como especie viviente en el Chaco paraguayo. El taguá es uno de los pocos mamíferos de gran tamaño descubierto por la ciencia desde el año 1900.

Son omnívoros. Les gusta comer raíces, como el yvy’a, el fruto del algarrobo y sobre todo mucho cactus. El presupuesto en alimentación al año es de G. 45 millones.

“Sobrevivimos de donaciones, principalmente del exterior”, señala Campos Krauer sobre el sostenimiento del proyecto. “Cualquier donación siempre es bienvenida”, alude invitando a la gente a colaborar a través de su portal: http://www.cccipy.org.

El plan maestro para la conservación del taguá es ubicar animales en diferentes partes del mundo, con el objeto de que haya poblaciones aparte del Chaco. “Fueron exportados a Estados Unidos. En 12 zoológicos están distribuidos 50 taguás. Esos animales tienen pasaporte paraguayo, pueden volver en cualquier momento. El zoológico de Berlín también tiene taguá de Paraguay”, menciona el investigador.

Campos Krauer manifiesta que como nunca antes el Chaco se está desarrollando y eso afecta a la vida silvestre, que pierde así su hábitat natural.

AMENAZAS A LA SUPERVIVENCIA 

Estiman que existen menos de 5000 taguás en estado salvaje en el Chaco paraguayo. Las principales amenazas a la supervivencia de este animal son:

a) La pérdida y deterioro de su hábitat natural debido al avance de la ganadería y la agricultura en la región, para lo cual se deforestan masivamente cientos de hectáreas de montes por día.

b) La caza indiscriminada y sin control, ya sea como fuente de subsistencia de pobladores locales o solo como deporte por cazadores furtivos de otras regiones. Lastimosamente no es fuera de lo común encontrar taguás recién faenados en estancias, comisarías y fortines del Chaco. Igualmente la caza se evidencia por el gran número de restos óseos de taguá que son dejados en las rutas chaqueñas.

c) La introducción de enfermedades y especies no nativas a la región, provocando un desbalance ecológico en el cual las especies nativas tienden a disminuir o desaparecer.
d) La falta de políticas de manejo y monitoreo de especies de fauna y flora en tierras públicas y privadas.

e) La falta de conciencia de la población y propietarios de inmuebles sobre la necesidad de un desarrollo rural pero en armonía y respetando la cantidad de remanentes boscosos exigido por ley.

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El Centro Chaqueño para la Conservación e Investigación se encuentra a 9 km de la ruta Transchaco y a 30 km de la ciudad de Filadelfia. El centro está abierto todos los días y el acceso es libre. Los interesados deben comunicarse con Iván Benítez llamando al (0975)173-452 o escribiendo al correo

ibenitez@cccipy.org.