"Soy un privilegiado de esta tierra"

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Nelson Haedo Valdez (25),  figura indiscutible de la selección paraguaya y muy querido por los fanáticos del fútbol. Con su extraordinario gol ante el equipo argentino, nos clasificó para el Mundial Sudáfrica 2010. En exclusiva con ABC Revista, repasa sus años en San Joaquín, su vida en Alemania y cuenta lo bien que le sienta la vida familiar. 

"Haedo, unos minutos para la Revista de ABC", le decimos a su paso por el sector de periodistas del Centro de Alto Rendimiento (Ypané). Acepta con gusto, aunque cuando le contamos que queremos conocer la faceta personal, nos dice. "¡Uff!, puede demorar un poco; me ducho en unos minutos y vuelvo".

No pasan diez cuando aparece jugo en mano. Comenzamos por el principio, claro, hablando de su niñez en San Joaquín (Caaguazú) donde nació y vivió hasta los 17. "Tuve una infancia muy linda, feliz", expresa con firmeza y sonriendo, como recordando aquellos tiempos. "Me sentía libre corriendo detrás de la pelota. Ni bien me despertaba, lo primero que hacía era buscar una; jugaba todo el día. A los Reyes Magos solo les pedía una pelota", relata.

Clásicos pedidos de los niños que, en la mayoría de los casos, venían acompañados de una camiseta del club preferido. Nelson no fue la excepción. "Sí, me traían una del Club Cerro Porteño. Mi papá —Antonio Haedo— era de ese club; así que me empujaba a lo mismo". Pero su mayor sueño era "mojar" la camiseta albirroja.

"Cuando veía a la selección jugar, en la tele, le decía a mi mamá: Algún día voy a estar ahí y me vas a ver". La predicción se cumplió y es algo que su progenitora —Silvia Valdez de Haedo— nunca olvida; siempre comenta cuando habla de su hijo, con orgullo, dichosa. No es para menos. La fama de su hijo es mundial. Y, además, es una figura querida por los paraguayos.

Esa entrega que manifiesta en las canchas es percibida por el público que lo sigue. Pone pasión, garra, actitudes que se traslucen en los resultados. Fue protagonista del gol que nos llevó a la clasificación anticipadamente para el Mundial de Sudáfrica 2010. Solo por mencionar la más reciente de sus hazañas.

Es que Nelson Antonio Haedo Valdez tiene todas las cualidades que debe reunir un jugador para ser eficaz en el desarrollo del juego: Técnica, visión de juego, mentalidad táctica, preparación física, capacidad para el trabajo, inteligencia. Lo que se dice: Un "jugador completo". Pero el éxito no lo marea, porque para él la humildad es una de las cualidades esenciales del ser humano.

"No me creo mejor o más importante que nadie en ningún aspecto. No estoy en competencia", asegura. La soberbia está fuera de sus valores. Retribuye cada saludo que recibe y no rechaza firmar ningún autógrafo y lo hace siempre con una sonrisa.

En el partido contra Argentina regaló sus botines; uno, al sector de graderías sur, y otro, al de graderías norte. ¿Se acuerda? "Es lo menos que puedo hacer ante tanta expresión de afecto", dice. Le agradece a Dios lo que es, lo que tiene y el inmenso cariño que recibe de la gente. "Esa demostración, creo que me la he ganado gracias al esfuerzo y la humildad. Esa confianza, esa esperanza que depositan en mí, son mis principales motivaciones para no defraudarlos y darles esa alegría que viven a través del fútbol".

Tenía solo 13 años cuando debutó en la primera división con el Club Primero de Mayo, de su natal San Joaquín. A los 15 ya integraba el plantel de la selección de su pueblo, en la Interligas. Luego, de la mano de don Epifanio Rojas, pasó al Club Tembetary, de donde viajó a Alemania para estar "a prueba" en el Werder Bremen.

"Los primeros tres meses fueron muy duros por el idioma, claro. Me fui sin siquiera saber el saludo, no sabía pedir comida o un taxi para trasladarme, pero a los tres meses ya conseguí mi primer contrato y me fui abriendo camino", rememora.

La prueba resultó un éxito y Nelson recibió el 2002  jugando para la filial del Werder Bremen, donde anotó 15 goles en 30 partidos. Su rapidez, habilidad y olfato de gol, impresionaron a Thomás Schaaf, entrenador de la primera división, quien lo promovió al equipo mayor del Werder. Aunque después del Mundial Alemania 2006 decidió cambiarse al Borussia Dortmund, donde continúa hasta hoy.

"Me siento un privilegiado de esta tierra. Todo lo que logré fue con un mucho esfuerzo, con mucho sudor y con la ayuda de Dios. La gran fe fue fundamental. Mis suegros cuando vinieron a visitarme por primera vez y conocieron el pueblo donde crecí y me ven ahora en la cúspide, con el cariño de la gente, sencillamente valoran todos mis triunfos. Solo puedo decir que lo obtuve con la ayuda de Dios".

-Mencionás mucho a Dios, ¿sos un fiel creyente?

-Creo firmemente en Dios. Si bien no soy de irme a misa, tengo mucha fe en El.

-De niño, ¿te imaginabas un futuro como el que estás viviendo actualmente?

-De soñar, siempre soñaba con jugar en la selección paraguaya. Creo que es el deseo de todo niño que siente pasión por el fútbol. Y bueno, el sueño se me hizo realidad. Siempre digo que con voluntad y constancia, se puede llegar a la meta que se propone. No hay nada imposible. Una mezcla de fe y talento te lleva donde querés.

Con su alta condición física lleva a la Albirroja al frente. En esta temporada marcó cinco goles. Confiesa que no es de cuidarse con las comidas. Al contrario, se da todos los gustos. "Hasta en eso soy privilegiado", bromea. "No soy de estar mirando o pendiente de cuántas calorías tiene lo que voy a consumir... Me gusta McDonalds, me gusta la carne, la mandioca, el chipá guasú. Me como todo y de todo", cuenta riendo. Y agrega que su señora Martinka, de nacionalidad alemana, cocina el chipá guasú más rico que hay... "Además de mi mamá", se apresura en aclarar.

-¿Y cómo te llevás con la vida de casado?

-Muy bien. Si tengo un día libre, nos levantamos muy tarde, como a las 12.00. Nos tomamos un café. Mi señora, a veces, me trae el desayuno a la cama. (Sonríe).

-¿Retribuís el gesto?

-Si, tengo que admitir que también ya le llevé el desayuno a la cama.

-Sigamos. Después del desayuno, ¿realizan algunas actividades?

-Después de ese café, tomamos un rico tereré hasta las dos de la tarde, hora en que nos disponemos a almorzar un rico asado. Así es un día libre o un  domingo perfecto para mí. También estamos con la computadora o jugamos al play station, a veces hacemos karaoke y nos divertimos mucho. También llevamos a los niños (Nelson Samuel y Noemí Beata) al zoológico. Y así se va el día. Lo que más hacemos es tomar tereré.

-Además de esa costumbre, ¿qué otra llevaste de Paraguay?

-Las tortillas con cocido. Una prima está conmigo; se encarga de la cocina, de hacerme sentir como en casa.

-Entre tus planes, ¿está volver al país alguna vez?

-Así mismo.  Mi meta es volver a mi querido Paraguay, y eso se va a dar cuando me retire del fútbol. Mi casa de San Joaquín la sigo conservando, aunque mis padres viven ahora en Coronel Oviedo, por los estudios de mis hermanas. Tengo algunos terrenos en Asunción y en el Country de Ciudad del Este, pero no pienso construir porque todavía me queda una carrera de varios años.

-¿A Martinka le agrada la idea de venir a vivir a Paraguay?

-Fue lo que hablamos ya de novios y ella aceptó. Además, está encantada con Paraguay. Nunca vio tanta tierra roja, tanto verde, caballos. Se siente una paraguaya más cada vez que viene.

-Muchos europeos quedan fascinados con nuestro país; otros, no tanto, por el peligro...

-Peligro hay en todas partes, allá también se viven esas situaciones. Yo mismo ya pasé por una no hace mucho. Pero lo que se aprecia de nuestro país es la naturaleza y esa calidez en las personas que no se siente en Europa y mucho menos en Alemania. Te hago una comparación. A nosotros, por ejemplo, nos gusta escuchar música para poder alentar o poder alegrarnos antes de jugar. Los alemanes, no; ellos solo quieren concentrarse, están "enchufados". Son diferencias que se sienten.

-Y qué gustos musicales tiene Nelson Haedo.

-Me gustan el reguetón, cachaca, hip hop y música paraguaya, claro. A la mañanita, en Alemania escuchamos por Paraguay.com, polcas, guaranias.

-A la hora de vestir.

-Cambio mucho de estilo. Prefiero las ropas llamativas con mucho color. Me pongo lo que me gusta sin importarme el qué dirán. Cada vez que vengo, mi papá me dice: Cuánto pagaste por esa ropa que está toda rota, gastada, remendada. Siempre me cargan, pero es lo que me gusta.

-¿Te sentiste discriminado en algún momento?

-Algunas veces se escuchan algunos comentarios, pero no lo tomo en serio. Llevo ocho años de buena vida, tengo muchísimos amigos y gente que me quiere.

-¿Se te pasó por la mente otra carrera alternativa?

-Le doy gracias a Dios no haberme hecho nunca esa pregunta. Todo se me dio fácil. Me fui encaminando en lo que me gusta, en lo que me da placer. Jamás tuve dudas sobre lo que quería ser.

-¿Eras un chico aplicado en la escuela?

-Sí, en el colegio salí cinco veces mejor egresado, mejor alumno, así que estoy seguro de que hubiera sobresalido en cualquier otra profesión.

-El fútbol te dio fama, éxito, buena vida, ¿tiene algún lado malo?

-Resultan cansadores los largos y seguidos viajes. Por ejemplo, a veces llego un viernes y al día siguiente ya me espera otro encuentro. Después tengo que cumplir con el público y más tarde me esperan los niños con todas sus energías en casa. El cansancio no está permitido.

-Ya cumpliste tu sueño de jugar en la selección paraguaya, ¿cuál es el siguiente objetivo?

-También ya se cumplió y fue ganarle al equipo argentino y a Brasil. Ahora queremos demostrar un buen desempeño en este mundial.

-Ser campeón mundial con Paraguay ¿sería la coronación de tu carrera?

-¡Ahhh! Ahí ya me dejo del fútbol directamente.

-Con 25 años de edad, lograste lo que muchos en años. Un consejo para los jóvenes.

-Que luchen por lo que quieren, con fe, con entrega. El Dios Todopoderoso existe y Él los va a bendecir un día. Solo tienen que ser perseverantes.

-Se va el 2009. Otro año que terminás en positivo.

-Gracias a Dios, sí. Fue un año de grandes logros y satisfacciones.  

Buen corazón

En San Joaquín está concretando una fundación. "Para los niños que vienen de muy lejos a la escuela y no tienen dónde comer o descansar", adelanta. La inauguración estaba prevista para diciembre, pero como su venida no va a ser posible para ese mes, está viendo otra fecha. "Sería como un albergue, una casa más para ellos". No es la primera vez que Nelson ayuda a su pueblo. En sus venidas trae muchos regalos y ofrece meriendas en el Club Primero de Mayo, donde dio sus primeros pasos como futbolista. 
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