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La Nochebuena es una fecha en la que todos queremos estar con nuestros seres queridos. Esto motivó a Kira Evreinoff en el 2004 a pensar en la gente que vive en hogares de niños y ancianos que no tiene a nadie. Le comentó esta idea de compartir comida y tiempo a su hermano Alejandro, y así nació lo que se convertiría en la organización Cenando con Jesús, que ahora ya es internacional.
“Decidimos compartir nuestro tiempo con ellos”, cuenta Kira. Primero tuvieron la idea de ir al hogar Santo Domingo y, luego, Kira quiso compartir con niños en otro hogar. “Entonces surgió la confección de un listado de hogares”, explica. Más adelante invitaron a más amigos, familiares, compañeros de trabajo y hasta a gente conocida de los medios de comunicación a unirse a la propuesta e ir a compartir, en ese día tan especial con gente que pasa sola esta fecha.
Cenando con Jesús propone que cada voluntario comparta, principalmente, su tiempo. De ese modo, casi se ha convertido en una tradición que cada 24 de diciembre, de 16:00 a 19:00, más hogares, asilos, hospitales, sean visitados para compartir con ellos un poco de amor y tiempo. “Eso es lo nuestro, más que el hecho de que la mesa esté llena de comida; brindar compañía. Lo principal es escuchar, especialmente, a los abuelitos que necesitan muchas veces contar su historia, compartir su tiempo con jóvenes”, afirma.
La organización no recibe dinero ni donativos. Su misión es motivar a compartir la Nochebuena con quienes son atendidos en hogares, asilos, hospitales, llevándoles afecto. “Son los mismos voluntarios los que llevan a los beneficiarios sus donaciones, sean estos alimentos o regalos”, puntualiza. Si uno quiere ser voluntario, la metodología consiste en comunicarse por teléfono y preguntar, por ejemplo, con qué hogar de ancianos se puede compartir esa noche.
La organización brinda una lista de nombres de hogares y el voluntario elige el lugar que le queda mejor o más cerca. También le facilita el nombre y número telefónico de la persona encargada del hogar, para que se comunique directamente con ella. Esta, a su vez, le cuenta, por ejemplo, qué les falta –comida o bebidas– y a qué hora puede ir hasta el hogar. “Entonces, el voluntario dice de qué forma puede colaborar y la cantidad”, refiere.
Kira enfatiza que el pilar de esta actividad es que el benefactor debe ir a compartir y pasar tiempo con el beneficiado. No consiste en ir a dejar las cosas, sino acudir al lugar, servir la comida o bebida, hablar con los beneficiados y formar parte de la fiesta. “Un minuto es suficiente; no hace falta estar ahí toda la noche. La comida o bebida tiene precio; el tiempo, no. En ese lapso se puede sentir ese amor, que es recíproco. Hasta ahora, todos los que se fueron terminaron agradeciendo. Sale más beneficiado el que aporta que el que recibe”.
Cada hogar o asilo tiene sus necesidades específicas: artículos de limpieza, higiene personal, alimentos no perecederos, entre otras cosas. Los encuentros, que en principio se realizaban en instituciones de Asunción y Gran Asunción, se han extendido a todo el país. “Y ahora ya es internacional”, señala.
La iniciativa trascendió fronteras y llegó a otros países, como Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Venezuela, República Dominicana y Guatemala. “Lo que se vive en cada hogar, asilo y hospital es único e indescriptible; es entonces que, verdaderamente, se descubre el significado de la Navidad. “Pensamos que dar con amor es recibir bendición, y año tras año nos damos cuenta de que los más beneficiados somos los que nos vamos a dar”, asegura.
Cómo hacer
Para formar parte de esta iniciativa solidaria, puede comunicarse a los teléfonos (021) 237-7373 y celulares (0973) 126-700 y (0971) 771-475, o ingresar a la página web www.cenandoconjesus.org, en la que encontrará la lista de hogares a ser asistidos. Puede elegir entre asilos, hospitales públicos, penitenciarías, barrios carenciados y hogares de niños, y acudir entre las 16:00 y 19:00, del 24 de diciembre.
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