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Es un jueves soleado, en el invierno de nuestro país, cuando nos dirigimos a la entrevista con María Gloria Echauri en el Centro Cultural Citibank, donde expone sus obras hasta el 29 de agosto. Llegamos a la cita a la hora marcada. En el salón solo hay obras de su autoría. Esta vez eligió como tema el Samu’u, belleza de la naturaleza, debido a su curiosa forma de botella. No en balde está considerado como uno de los árboles más florecientes del mundo, según el libro Árboles comunes del Paraguay, editado por el Cuerpo de Paz.
A María Gloria siempre le llamaron la atención, así que en esta oportunidad dedica su arte a este árbol, también conocido como palo borracho por el embriagante aroma que despide. Sus bellas flores, de color rosa o blanco, adornan las calles y los parques, aunque donde más abunda es en el suelo chaqueño. Los diferentes grupos indígenas que viven en la zona de la región Occidental, por ejemplo, utilizan este árbol para hacer canoas, artesanías y otros objetos de uso diario; de las fibras se hacen cuerdas; de la corteza se extraen tinturas, entre otros usos.
Aunque su nombre en guaraní significa “rama fofa o blanda”, precisamente, una leyenda indígena de los chamacocos asocia a esta especie con el origen de la vida. Señalan estos nativos que de la panza del samu’u surgieron el agua y los peces. Este mito ancestral se contrapone a equivocadas apreciaciones de que el samu’u es el prototipo de árbol inútil que no da sombra, ni frutas, ni leño. Pero la utilidad que le dan los indígenas bebiendo del agua de lluvia acumulada en sus huecos y fabricando canoas con sus troncos muestra su valor.
Muchas son las historias, pero lo cierto y claro es que siempre resulta motivo de inspiración. En este caso, fue de la artista plástica María Gloria, quien le dedica toda una muestra lograda sobre azulejos, instalación artística y un videoarte. “Es una especie que tiene su encanto, por la forma misma, por las flores, por las historias que se tramaron en torno a él”, explica la artista, durante la entrevista, a modo de charla, donde recorremos su vida y el sentido que le otorga a su obra.
María Gloria siempre se sintió atraída hacia las artes, incluso ya en su natal Coronel Oviedo, aunque fue en la Escuela de Bellas Artes de Villarrica el lugar en el que inició sus primeras pinceladas. “También tengo estudios de porcelana que tomé en el Brasil”, cuenta. En el vecino país tuvo a maestros como Isa Barcillos, Mario Watanabe, Luis Wakao, Cecilia Yoshida, Joaõ Rossi y otros.
Tiene el título de licenciada en Artes Visuales por el Instituto Superior de Arte y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte, de la UNA. También un posgrado en Didáctica Universitaria por el Rectorado, de la Universidad Nacional de Asunción. Actualmente, en sus propuestas plásticas destacan aspectos de la temática indígena y explora, además de la pintura, otros medios, como la instalación, la impresión digital, la fotografía y el videoarte. También desarrolla un proyecto de pintura con los niños de la parcialidad ache guayaki, de Puerto Barra, Alto Paraná. Publicó, además, el libro Livio Abramo, su aporte a las Artes Visuales del Paraguay. Con su producción pictórica y fotográfica recibió premios muy destacados. Solo por citar algunos: Nominación 200 Ovetenses Destacados del Bicentenario, área de cultura, Cnel. Oviedo. Reconocimiento, ámbito cultural, Gobernación Dpto. de Caaguazú, Cnel. Oviedo. 2.º premio de fotografía Enfocando la realidad, Municipalidad de Asunción y Kodak. Mención de Honor, área de fotografía Mujeres x Mujeres, Secretaría de la Mujer. Medalla de Bronce, 19th Biennal Intern. Kaleidoscope of Culture Dallas, Texas, USA. 1.er premio Melhor figura animal, IX Biennal de Pintura, Curitiba, Brasil. “Me gusta obtener reconocimientos, pero no es lo que persigo”, dice en el Centro Cultural Citibank.
“Malola”, como la llaman cariñosamente, también forma parte de Gente de Arte, un espacio abierto que reúne a distintas generaciones de artistas, con diversas tendencias y posturas; de la Asociación de Artistas Visuales del Paraguay, del Ojo Salvaje, de la Asociación de Fotógrafos Paraguayos y de la Fundación Bienal de Asunción.
Pero hagamos un recorrido por su trayectoria. Ya son varias las muestras, tanto individuales como colectivas. Entrañas, en el Centro Cultural Citibank; Espacios Sonoros, en el Centro Cultural El Cabildo; Sonorous Spaces, en el Halley Henman Gallery, Dallas, Texas, USA; Avatares, en la Casa Andrade Muricy, Curitiba, Brasil; Perfiles Urbanos, en el Museo Nacional Bellas Artes. Rompiendo paradigmas, otro título de su muestra, así como La fuerza de la raza y Un encuentro con el color. “Me gusta trabajar en las dos formas. En colectivo a veces es más fácil por el hecho de tener más compromiso y motivación, porque si todos están colaborando por un objetivo y una está dentro del proyecto es superestimulante”.
En las obras de María Gloria, sus lienzos están llenos de colores y hechos de distintas técnicas, muchos de ellos sugieren historias, momentos, recuerdos, vivencias, tal vez suyas, quizá de gente cercana a ella, aunque prima mucho también la temática indígena. Pinta porque siente una necesidad y le genera mucho placer. “Tomar un pincel me transforma los momentos. Las ideas fluyen, así como la creatividad y plasmo en un lienzo o en otros materiales; los azulejos por ejemplo, como sucede en las obras dedicadas al samu’u. “Para mí, el arte es una forma de conocimiento, de expresión, aquello que no puede expresarse con palabras”.
Los disparadores para crear son diversos, puede ser una simple frase, algún estado de ánimo, algo que me gusta o me llama la atención, como el samu’u”.
Disfruta al máximo de su proceso creativo. “Terminar una obra es importante, pero disfruto enormemente desarrollando el material”, admite. Y en el curso de ese proceso creativo hay placer y esfuerzo. “Me siento muy bien como hacedora de arte. Es lo mío, definitivamente”. Pasen y vean en el Citibank, hasta el 29 de este mes.
ndure@abc.com.py