Sabrosa y pulposa

Tiene aroma, ¡mmm!, sabor, color y es higiénica. Se la consume tal cual. Tiene efecto saciante. ¡Epa! Hablamos de la chirimoya. No se confunda. Sí, esa agraciada fruta que, desde el punto de vista dietético y nutricional, tiene sus “atractivos”.

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Es fácil... de digerir y recomendable para personas débiles, convalecientes, ancianos y, muy especialmente, niños y embarazadas, como también en los casos de dispepsia. Su alto contenido en fibra igualmente le otorga propiedades laxantes. Es altamente beneficiosa porque arrastra colesterol malo, absorbe al mismo tiempo ácidos biliares, regula la flora intestinal y reduce los niveles de colesterol.

En pediatría, por ejemplo, tiene aplicaciones dietéticas (en forma de purés o zumos) debido a su contenido en minerales (calcio, fósforo, hierro), vitaminas (grupo B , C, A), proteínas y azúcares. Por ello es muy aconsejable en niños en época de crecimiento o en caso de enfermedades crónicas. Por su contenido en vitamina C, facilita la curación de numerosas enfermedades reumáticas, artríticas, digestivas (enteritis y gastritis), además de ejercer acción antioxidante y ser muy útil para combatir resfriados. Esta vitamina, a su vez, interviene en la formación de colágeno, huesos, dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción de hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. Al ser esta fruta fuente de vitamina A y C, tiene efecto antioxidante, importante aliado en el mantenimiento de juventud y belleza.

Es, asimismo, aconsejable incluir la chirimoya en dietas de adelgazamiento, ya que tiene un efecto saciante y regulador del nivel de glucosa en sangre por la fibra que posee, la cual ejerce influencia como laxante a la vez que dilata en el tiempo la asimilación de los azúcares. No obstante, en estos casos, sería conveniente tomar frutas de pequeño tamaño. Por su bajo aporte en sodio, riqueza en potasio y poca grasa, es aconsejable para personas con hipertensión arterial o alteraciones cardiacas de vasos sanguíneos. Al ser fuente de potasio, deben tener cuidado las personas con insuficiencia renal, pero por otro lado será beneficioso para los que tomen diuréticos que eliminen potasio. Además, este mineral es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal. Interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. Los elementos minerales que contiene la hacen de gran utilidad para coadyuvar en los procesos de recuperación de un sinnúmero de dolencias. Así, aporta hierro, por lo que es adecuada para personas con anemia; calcio, el cual es de ayuda para personas con descalcificación u osteoporosis; y fósforo, que contribuye a reforzar la memoria de estudiantes y ancianos. Posee acción tónica, por lo que impide el decaimiento y la fatiga, evitando depresiones. A esta fruta se le atribuye también una acción equilibradora del sistema nervioso, debido a lo cual constituiría un excelente ansiolítico y tranquilizante, muy adecuado para el tratamiento de personas compulsivas. Por último, cabe destacar que algunos productos extraídos de las semillas de la chirimoya fueron aplicados con éxito en investigaciones para el tratamiento de piojos, disentería, cefalalgias (dolores de cabeza), gota y cálculos. Y lo más asombroso: dicen que hasta el cáncer cura. Con tantos beneficios, sin duda es i-rre-sis-ti-ble. Es época de degustarla, ya que la cosecha se inicia en este mes y continúa hasta abril. Aprovéchela.

Pueden consumirla

- Niños (precaución con las semillas) y adolescentes en edad de crecimiento
- Personas mayores
- Mujeres embarazadas
- Mujeres lactantes
- Deportistas
- Personas con enfermedades cardiovasculares
- Hipertensión arterial
- Colesterol
- Anemia
- Estreñimiento
- Bulimia o apetito intenso
- Desnutrición
- Problemas de digestión.
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