Romance en Karcha Bahlut

En 1892, el italiano Guido Boggiani extendió una carpa a las puertas del pantanal paraguayo, en el Chaco. Son los orígenes de Bahía Negra y Karcha Bahlut, hoy Puerto 14 de Mayo, en territorio chamacoco. En el sitio se entremezclan mitos y leyendas, historias de amor y muerte, que han dado pie al Museo Verde, un proyecto que busca rescatar y valorizar la cultura indígena ancestral.

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La inmensidad del río Paraguay parece unirse al cielo, mezclando los colores del crepúsculo y el alba. Karcha Bahlut, ubicado a 15 km al sur de Bahía Negra, es un lugar sagrado para la comunidad Ybytoso, perteneciente a la etnia de los ishir chamacoco.

Aquí se mantienen vivas las costumbres, la tradición ancestral y una historia mitológica que se ha transmitido de generación a generación. Cuentan que en tiempos remotos, mucho antes de la llegada del primer europeo a estos lares, los seres que habitaban este paraje tenían una vida muy sencilla, en blanco y negro.

De repente, precedido de un tremendo ruido, la tierra se abrió y surgieron de las profundidades unos seres místicos gigantes, semidivinidades consideradas por los hombres como seres superiores.

Ellos trajeron los colores e ideas productivas y positivas en caza y pesca para la comunidad. Pero, con el tiempo, se rompió la armonía y sobrevino una lucha. Los chamacocos derrotaron a los anabsoros, que fueron exterminados y sus cuerpos sepultados entre conchas de caracol a la vera del río Paraguay.

El único anabsoro sobreviviente fue Nemur, quien –a decir del etnólogo Ticio Escobar– antes de desvanecerse profirió una maldición: los chamacocos iban a desaparecer.

Pero como todo hechizo malévolo tiene un conjuro para borrarlo, la diosa del agua dio la fórmula para escapar a este destino: no dejar de repetir el Debylyby, una gran ceremonia en la cual los seres humanos, especialmente los chamanes, se disfrazan de anabsoros, con vestimenta de plumas y la cara cubierta con máscaras de caraguatá, haciéndolos resucitar.

Las representaciones están en los trazos del cacique Bruno Barras y Flores Balbuena, cuyas pinturas ocuparán un lugar privilegiado en el Museo Verde.

El precursor del proyecto es Gherardo La Francesca, a través de la Embajada de Italia en el Paraguay, quien rescató esta historia mitológica y la fusionó con la realidad actual.

El relato más reciente también está envuelto en un halo de misterio, aunque con trasfondo real y ha dado inicio a la idea de concebir un espacio conmemorativo en el sitio.

-Entonces, ¿cómo surgió el proyecto del Museo Verde?

-Es una historia que empezó con una tragedia, hace 25 años. Una suerte de versión chamacoco de Romeo y Julieta. Por aquella época había un turismo fluvial en el que los barcos remontaban con frecuencia el río para llegar a un pequeño museo, que era el principal atractivo del lugar.

Ahora, la existencia de ese memorial ya es un cuento, pero basado en la realidad. Había una joven chamacoco muy linda, de negra y hermosa cabellera, quien tendría unos 20 años. Estaba muy enamorada de un chico del mismo pueblo, pero sus padres se oponían a la unión. Y aconteció que la chica, desesperada por el amor imposible, decidió quitarse la vida y eligió como lugar para su martirio el museo de Karcha Bahlut.

Para la población, aquel acontecimiento trágico representaba una atracción permanente de los espíritus malignos, con los que debían convivir, así que, como exorcismo, no encontraron mejor solución que quemar el museo.

Aquel hecho hizo que el turismo se detuviera y la comunidad quedara prácticamente en el olvido. Si bien no hay aún condiciones para reactivar un servicio fluvial, en poco tiempo, la comunidad va a estar conectada con Filadelfia (Chaco Central) por la vía terrestre. Asimismo, la Secretaría Nacional de Turismo está creando un centro de información en Filadelfia, para guiar al visitante hacia los puntos de interés. De los 400 km de camino de tierra, unos 180 km se asfaltaron este año y los demás tramos tendrán un terraplén más elevado, para evitar que el agua los sumerja.

-¿Cómo le llegó esta historia?

-Esta historia de amor y muerte me la contó Bruno “Quirique” Barras, el cacique de Karcha Bahlut, en junio del año pasado, mientras estaba en una misión arqueológica que se está desarrollando para el futuro, que buscará develar el misterio de los anabsoros. Una noche, luego de la ardua jornada, Bruno Barras me contó lo que pasó con la chica y el museo, señalando que ojalá se pudiera hacer de nuevo otro, con la esperanza de revivir el flujo turístico de la zona, pues todavía se pueden apreciar allí los rituales antiguos de los ishir ybytoso, como el ya mencionado Debylyby.

Aunque se trata de una versión abreviada, los habitantes todavía se disfrazan como los anabsoros: se pintan el cuerpo, se ponen los trajes y siguen la tradición ancestral. Como no existe un estímulo, un motivo para que la población siga con estas costumbres, se podrían perder.

Llegamos a un acuerdo de que haríamos una tarea conjunta con participación y aporte de la comunidad, siguiendo un modelo realizable, a bajo costo y que se pueda repetir en otros puntos del país. Un museo modelo que pueda replicarse mediante una tarea conjunta entre la Embajada de Italia en el Paraguay y el Centro Cultural El Cabildo, con Margarita Morselli.

La idea es realizar el Museo Verde como plan piloto en Karcha Bahlut y repetirlo, con las variantes de cada comunidad, en varios puntos del país, con el objeto de rescatar los valores culturales y tradicionales, además de la artesanía y las costumbres de los pobladores.

-¿Ya se encuentra en plena marcha?

-Entre las principales dificultades para la instalación del museo, en primer lugar, estuvieron las crecidas de abril y, con las intensas lluvias, toda la zona se inundó. Pero ahora que han parado las precipitaciones, los chamacocos empezaron a cortar el quebracho para la preparación de los pilotes sobre los cuales se asentará el museo, así como las palmas de karanda’y para las paredes y techos. El corte del karanda’y tiene su secreto y época, para evitar que una plaga eche a perder el tronco.

Al mismo tiempo, en Asunción ya se están preparando los muebles para la exhibición, que fueron diseñados por Félix Toranzos. Toda la gente trabaja con pasión en el proyecto y estará plasmado, también, en el catálogo, que será un testimonio de la cultura ishir chamacoco.

A partir del lanzamiento oficial de este lunes, la ejecución del proyecto se dará durante agosto para su inauguración en el mismo mes. El pequeño Museo Verde cambiará la vida de los habitantes de Karcha Bahlut, que cuenta con una población de 120 personas y la mayoría de ellas trabajan en estancias.

Será un importante avance en la vida de estos habitantes, para crear oportunidades laborales, rescatar el patrimonio cultural y que los turistas lleguen de nuevo a la zona.

En las dependencias del museo se podrán apreciar las artesanías y repasar la vida de los indígenas, quienes están muy involucrados en el proyecto. Aunque ya vivan en una época “moderna”, mantienen una cultura muy primitiva.

-La presencia de Guido Boggiani en esos lares le da un valor agregado...

-Hay toda una historia sobre la presencia de Boggiani, el primer europeo que llegó al sitio. Fundó Bahía Negra y, a unos 15 km, Karcha Bahlut. Instaló su campamento en el lugar y quedó allí, pero su influencia fue tal que hasta hoy “lo recuerdan”.

Es increíble que la tradición oral permanezca y que así como Homero,en La Ilíada y la Odisea, haya rescatado historias y relatos orales de la Grecia Antigua, en Karcha Bahlut, los indígenas también —mediante un sistema análogo— vayan memorando los hechos y cuenten en forma precisa dónde descansaba Boggiani a la sombra de un árbol. Sin lugar a dudas, un sitio mitológico y emblemático con historias fascinantes.

Ficha técnica

El Museo Verde es un proyecto conjunto de Gherardo La Francesca, la Embajada de Italia en el Paraguay y el Centro Cultural El Cabildo. La construcción será de karanda’y sobre pilotes de quebracho, siguiendo el modelo de casas extendidas por la zona. Tendrá energía a base de paneles solares, y el costo del emprendimiento es muy bajo, pues orilla los USD 10.000.

Diseño, creación y desarrollo arquitectónico: Camila Persi.

Diseño, creación y desarrollo de marca: Laura Martínez Prantte.

Diseño de mobiliario: Félix Toranzos.

Curaduría del concepto museológico: José Zanardini y Bruno “Quirique” Barras.

El lanzamiento tendrá lugar mañana, lunes 27, a las 11:00, en el salón auditorio del Centro Cultural El Cabildo (avda. República e/ Chile y Alberdi).

Pedro Gómez Silgueira pgomez@abc.com.py

Fotos Gentileza.

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