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En las comunidades se respira un aire diferente desde varios días antes. Los participantes, ataviados con sus mejores prendas, llegan desde las comunidades cercanas. Niños emocionados reflejan su inocencia y entusiasmo recibiendo a todos, y siguiendo de cerca cada detalle de los preparativos. Estas fiestas se distinguen por el color y un ambiente contagiante. A esa proximidad llega el corto documental de Fernando Allen, en el marco de la Selección Texo 2015, cuyo tema en esta edición es Rituales indígenas del Paraguay.
El rodaje recorre cinco comunidades de las regiones oriental y occidental. Ticio Escobar –quien colaboró de cerca para su realización– dice que lo que se ve “es un tiempo especial, porque no es la vida común de la comunidad; es un tiempo paralelo”, pues al acabar estas fiestas, vuelven a la lucha por sobrevivir ante la inminente ocupación de sus tierras ancestrales; su cotidianeidad que, inevitablemente, está cada vez más ligada a la “modernidad” impuesta por el “hombre blanco”.
El material se estrenó oficialmente la semana pasada y ya se encuentra disponible en YouTube bajo el nombre Documental “Tiempos Paralelos” - Selección Texo, y pronto se emitirá también a través de Paraguay TV, pues el objetivo es que llegue al máximo de los paraguayos y no tarde en traspasar fronteras, para que se conozca y valore a cada miembro de estas comunidades que –a pesar de las adversidades– conservan aún sus tradiciones.
Coordinados pasos de chicos y grandes, hombres y mujeres, al son de sus instrumentos de percusión y el singular tono de sus voces, ataviados de trajes típicos que varían en cada etnia en cuanto a color y estilo, se combinan en el material.
Allen comenta que con un reducido equipo de producción –integrado por Óscar Ayala Paciello, Joaquín Allen y Andrea Gandolfo– intentaron acercarse a estos rituales sin interferir ni modificar sus elementos intrínsecos. “Esto es respetar profundamente sus componentes espirituales, religiosos y culturales, no incidiendo ni ‘armando’ escenarios o situaciones, sino documentar con la mejor calidad posible estos rituales en sus diferentes momentos, tal cual como se desarrollan”.
Desde lo estético, dice Fernando, “se podría decir que hemos prestado nuestra mirada a estas comunidades y, desde ella, tratamos de armar la historia; una suerte de espejo lo más fiel posible, en el que el rito queda atrapado, aunque sea por un instante. En este sentido, pretendemos que la gente se acerque a este mundo espiritual y reciba los estímulos que permitan reacciones positivas: emoción, sorpresa, respeto al otro, al que es diferente a uno, aunque no lo comprendamos. Si esto se da, estaremos ante un aporte interesante”.
“Desde otra perspectiva, este trabajo significa un documento valioso sobre el momento actual de las celebraciones rituales en el Paraguay. En el fondo, la importancia real que esto pueda tener no la podremos cuantificar, solo imaginar. Dependerá, fundamentalmente, de la manera en que la sociedad, los individuos tan diversos que la componen, se mire en este espejo”.
Allen explica que se siente muy afortunado por haber tenido la oportunidad de realizar este material, pues “un trabajo que pueda contribuir a que miremos a nuestros habitantes originarios con respeto y profunda admiración a su cultura, tan diversa y rica, no tiene precio”.
Selección Texo
Esta es la tercera edición de Selección Texo, que mediante diversos proyectos busca revalorizar la cultura paraguaya. Es organizado por el holding de comunicación y marketing Texo, y el tema de este año es Rituales indígenas del Paraguay. María Nasta, directora, explica que la elección del enfoque se realizó luego de considerar la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encuentran los diversos pueblos indígenas.
Esta edición –además del documental– prevé el lanzamiento de un libro sobre los rituales, con fotografías de Fernando Allen, cuya recaudación será para beneficiar a las cinco comunidades, y también tendrá una versión electrónica.
Los pueblos
Selección Texo visitó y compartió los rituales de los pueblos avaete o guaraní occidental, que celebra el Arete Guasu; ishir tomáraho, con su danza Debylyby; maká, con su baile de la Integración; toba qom, con su Naimatac, y ava guarani, con el ritual Mitãkarai.
El Arete Guasu, de los avaete, es una festividad ritual a la que asisten personas a cara descubierta y personajes disfrazados con máscaras y atuendos tradicionales, elaborados con madera o tejidos y plumas. Quienes visten estos trajes representan la presencia de almas de los antepasados –humanos o animales–, ancianos y guerreros, así como los espíritus de ancestros humanos o animales. Se realiza en época de carnaval.
Mientras que, para los toba, la fiesta más importante es la Naimatac, que se realiza para agradecer las bondades de la naturaleza, en la que se realiza el Nomi o choqueada, un baile tradicional en el que, tomados de los brazos y en círculos, se baila arrastrando los pies.
En Canindeyú, los ava, de la comunidad Yvaviju, se reúnen para profetizar el nombre espiritual de los niños en el Mitãkarai. Por su parte, los maká, de Mariano Roque Alonso, lucen sus trajes típicos para realizar el baile de la Integración, que surgió de la relación que tiene este pueblo con los nivaclé como familia lingüística mataco-mataguayo.
Por último, se puede ver el Debylyby, del pueblo ishir, en su ancestral suelo chaqueño, a orillas del río Paraguay. Esta celebración es por la iniciación de los jóvenes varones en la sabiduría ancestral. Los muchachos ingresan al bosque ataviados con adornos de plumas y pinturas en el cuerpo. Las mujeres solo pueden acceder a una limitada franja ceremonial.
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