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Leticia Cardozo, desde muy chiquita, sintió un gran interés hacia la milicia. Su padre, oficial del Ejército, acostumbraba a llevarla a los cuarteles. Esto influyó en su decisión de formar parte de la familia de las Fuerzas Armadas de la Nación y, sumado a su deseo de servir y ser útil al país, no dudó en incorporarse a la milicia, en la que —con su espíritu tenaz y decidido— fue escalando y destacándose.
Hoy es la primera mujer en especializarse en medios blindados y mecanizados, en el RC 4 Acá Carayá Regimiento Escolta. El director del curso, el teniente coronel DCEM Sergio Cabral, explica que en dicho lugar funcionan los cursos de equitación, blindados, de perfeccionamiento y capacitación de oficiales y suboficiales de Caballería. Igualmente, funciona el Centro Equinoterapéutico de las FF. AA. Desde hace dos meses, se encuentran especializándose en el empleo táctico de medios blindados y mecanizados (EE 9 Cascabel, EE 11 Urutu) vehículos de reconocimiento y combate, diez suboficiales subalternos y 23 suboficiales, de distintas armas del Ejército. Entre los cursantes, de la primera remesa, se encuentra Leticia Magalí Cardozo Cabañas, vicesargento 1.ª agropecuario y estudiante del tercer año de Veterinaria, nombrada como alumna regular del Curso de Blindados del Ejército, conforme la orden general n.° 160 de fecha 3 de abril de 2014, con una duración de 24 semanas.
-¿En qué consiste el curso, Leticia?
-La parte técnica abarca todo lo relacionado a la conducción, conocimientos generales sobre mantenimiento de los blindados y vehículos mecanizados; también lo referente a mantenimiento de armamentos, cañón 90 mm, ametralladora punto 50 y ametralladora MAG 7,62 mm, antiaérea, así como la parte de comunicaciones. En la parte táctica abarcamos conocimientos de fundamentos operacionales para empleo de los medios mecanizados y blindados para comandantes de escuadrones, pelotones y secciones; ejercicios en cartas topográficas y, finalmente, realizamos ejercicios en el terreno. Es un curso muy útil y práctico, a nivel profesional y personal.
-¿Qué sensaciones te produjo manejar un blindado por primera vez? ¿Tuviste miedo?
-Cuando subí por primera vez al tanque me sentí emocionada y, al escuchar que el instructor daba la orden de encender motores, mi corazón latía a mil por hora... No sentí miedo, pero sí una emoción muy grande, porque era la primera vez que subía a uno. Es una experiencia única y maravillosa que conlleva una gran responsabilidad, ya que cuando movemos el vehículo, debemos hacerlo con mucha precaución para evitar cualquier tipo de accidentes.
El teniente coronel Cabral elogió el desempeño de Leticia durante las celebraciones patrias (el pasado 14 de mayo) al ir manejando desde el RC 4 hasta la Costanera. “No es fácil dominar un blindado y ella lo hizo muy bien”, expresa Cabral. De hecho, el público presente durante el desfile la ovacionaba: “¡Viva la mujer paraguaya!”, lo que le llenó de orgullo y satisfacción.
-¿Qué significa para vos la milicia y ser la primera mujer manejando un tanque?
-Me siento muy agradecida por permitirme realizar este curso de especialización de vehículos mecanizados y blindados. Representa un orgullo y una satisfacción personal. Más todavía porque ubica al Paraguay a nivel internacional en lo que a instrucción militar se refiere. Este tipo de blindados se utilizan en las misiones de paz en las que participan soldados paraguayos, tanto en Haití como en diversos lugares de África.
-¿Cómo fue tu integración?
-Actualmente existen muchas mujeres en la milicia, lo cual permite una buena integración y adaptación entre ambos géneros.
-¿Qué aporta la mujer a las Fuerzas Armadas?
-Bueno, la mujer es importante en cualquier ámbito, ya sea militar o civil; nosotras realizamos con actitud y aptitud las tareas que nos asignan. Durante la Guerra de la Triple Alianza y la Guerra del Chaco las mujeres combatieron... Las mujeres no solo son víctimas de los conflictos, sino forman parte de la sociedad, por lo que es necesaria su participación —en igualdad de condiciones que los hombres— en las iniciativas de mantenimiento y el fomento de la paz y la seguridad. No se puede dudar del importante papel que desempeñamos, tanto en la prevención y solución de los conflictos como en la construcción de la paz.
-¿Existe alguna diferencia en el trato entre hombres y mujeres?
-A mi parecer, no, ya que realizamos las mismas actividades que los varones; tenemos que superar las mismas pruebas de capacidad intelectual y física para seguir avanzando. Además, el reglamento es el mismo tanto para varones como para mujeres. Todos los militares estamos regidos por la misma ley de Estatuto del Personal Militar (la 1115/97).
-¿Es importante el apoyo del compañero?
-Es muy importante, porque me da seguridad y confianza en cualquier tarea a desarrollar.
-¿Las Fuerzas Armadas cubren tus expectativas tanto en el plano profesional como personal?
-Sí. Me siento feliz de haber tomado la decisión de incorporarme, ya que cada día que pasa me enseña algo diferente: a superar cualquier tipo de obstáculo, que nada es imposible, que una tiene que poner empeño y sacrificarse para alcanzar lo que se propone; me enseñó lo que significa la responsabilidad, el amor hacia mi patria, a la bandera, a valorar mucho más a la familia y, por sobre todas las cosas, el amor hacia Dios, que es el principal pilar de cada uno de nosotros, que nos llena de fortaleza cada día para seguir luchando por los ideales de nuestro querido Paraguay.
-¿Cómo vivís esta etapa de tu vida y qué esperás de ahora en adelante?
-Estoy muy feliz, ya que es un paso muy grande en mi carrera, y de ahora en más, con ayuda de Dios, la Virgen María, mis amigos y familiares, mi mamá, Mirtha Cabañas; mi papá, el coronel DCEM Miguel Cardozo; de mi abuela Ofelia Matiauda, y mis hermanos, Angélica y Sebastián, proponerme nuevas metas y alcanzarlas. Quiero llenar de orgullo a todas las personas que me conocen, demostrar lo que mi abuela me inculcó desde pequeña, los valores... En serio, es una gran responsabilidad para mí, ya que todos esperan mucho de mí.
-¿La vida militar es como imaginaste?
-Me crié dentro de la gran familia militar y no conozco otro tipo de vida.
-¿La relación entre la sociedad civil y militar está cambiando a lo largo de los años?
-Veo que la relación civil y militar es buena, según lo que me toca vivir en la actualidad. Por ejemplo, cuando mis compañeros de facultad o inclusive personas desconocidas me ven llegando a un lugar uniformada, me tratan amablemente, de la misma forma que cuando estoy de civil.
Datos estadísticos de otros países confirman la evolución de la participación femenina en las Fuerzas Armadas. En nuestro país, el 30 % son mujeres, entre ellas Leticia Magalí Cardozo Cabañas. “Cada día me siento más orgullosa de haber elegido esta profesión tan noble como es la carrera militar”, puntualiza, antes de seguir con su rutina en el RC 4.
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