Reserva de agua dulce

La disponibilidad de agua dulce se convirtió en un valor estratégico, dada la carencia de un recurso natural que no tiene sustituto. En un planeta sediento, perder agua dulce es simplemente una locura, que es precisamente lo que estamos haciendo en Paraguay.

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La primera reacción que generan los pantanos es el pensamiento de que no sirven para nada. De allí el esfuerzo por secarlos y convertir los espacios que ocupan en una plantación de pasturas. El ganado genera mayor rentabilidad que una superficie cubierta de agua. El valor de un determinado territorio se mide en función a los ingresos económicos obtenidos por los propietarios.

Dejar al arbitrio de los propietarios el manejo de los humedales está llevando a una drástica reducción del espacio que ocupan en nuestro país, con el agravante de que no existe una política de Estado que tenga como finalidad la protección de los pantanos.

Uno de los ejemplos más conocidos de desprotección es el Parque Nacional Lago Ypoá, creado el 7 de junio de 1995, ocupando una extensión de 100 mil hectáreas. El Congreso paraguayo ratificó ante la sociedad científica mundial el compromiso de preservar el humedal del Lago Ypoá.

En la edición anterior de la Revista Dominical publicamos un artículo donde hacíamos referencia al tremendo esfuerzo que lleva a cabo el Gobierno de Estados Unidos para recuperar por lo menos una parte del pantano de Everglades, en el Estado de Florida. En seis años, diversas agencias gubernamentales tienen previsto invertir 3 mil millones de dólares, para intentar rehabilitar una cuarta parte del Everglades original.

El Estado de Florida perdió Everglades, ante el avance de los emprendimientos inmobiliarios. Al final, los supuestos beneficios económicos no lograron compensar los daños ocasionados por la destrucción del pantano. Basta con recordar que el Gobierno Federal destinará 3 mil millones de dólares al Programa de Restauración del Everglades, que es implementado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército.

Existe documentación científica de alto nivel que demuestra el grave impacto que ocasiona la destrucción de los humedales. Si ya tenemos un ejemplo palpable de lo que sucedió en Estados Unidos, ¿para qué repetir la experiencia en Paraguay, donde nunca podremos aceptar el reto de recuperar un ecosistema destruido?

El Parque Nacional Lago Ypoá enfrenta dos grandes retos: la expansión de pasturas para ganadería y el turismo descontrolado, generalmente asociado con la cacería y la pesca furtiva. Cada año, propietarios de la región llevan a cabo grandes esfuerzos para secar el lago y así cultivar pasto para ganado.

Danilo Salas - Dueñas, de la Fundación Moisés Bertoni, comentó que los esterales tienen un valor estratégico de fundamental importancia para el Paraguay. "Los principales sitios de recarga del Acuífero Guaraní coinciden con los grandes humedales paraguayos. Perder los pantanos significa disminuir nuestra capacidad negociadora con Brasil y Argentina sobre el uso del acuífero de mayor extensión del planeta", explicó el especialista.

La disponibilidad de agua dulce, en síntesis, se convirtió en un elemento clave de negociación entre las naciones. El agua no tiene sustituto; sin este elemento clave, la vida en la Tierra no es viable. Y en este momento ya se tiene plena conciencia de que la crisis del siglo XXI será la provisión de agua para un planeta sediento.

La región Oriental de Paraguay dispone de agua suficiente; parte de nuestro territorio se encuentra sobre el Acuífero Guaraní, la mayor reserva comprobada de agua dulce, pero esta extraordinaria riqueza requiere protección, porque nuestra misma supervivencia está ligada a ella.

Cada uno de los esterales debe contar con la debida protección del Estado, como un bien con valor estratégico. La importancia de preservar las fuentes de agua supera ampliamente el concepto de propiedad privada, de allí la necesidad de imponer severas limitaciones al secado de los pantanos.

El Parque Nacional Lago Ypoá es una muestra de un conjunto que se extiende a lo largo del departamento de Ñeembucú, formando uno de los mayores esteros de nuestro territorio. Cada litro perdido de agua es un litro menos para una supervivencia, que se muestra crítica en un futuro cercano. Y Paraguay no puede pegarse el lujo de perder un bien insustituible, como es el agua.
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