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El pasado domingo se destruyeron, al menos, el 90 % de las 20 millones de piezas que integraban el mayor acervo cultural e histórico del país. La reconstrucción fue anunciada en una rueda de prensa concedida frente a las ruinas de la histórica construcción, por los ministros de Educación, Rossieli Soares, y Cultura, Sergio Sá Leitao, en medio de protestas por el abandono al que el Gobierno había condenado la institución y la indignación de funcionarios que durante años denunciaron la falta de recursos para su manutención.
Soares afirmó que la reconstrucción comenzará con la inmediata entrega de 10 millones de reales (unos USD 2,4 millones) para garantizar la estructura física y la seguridad, incluso, estructural del museo. Ello debido a que la Defensa Civil decretó la intervención de la edificación de 200 años, tras una inspección en la que se concluyó que, pese a que la fachada y las paredes externas siguen en pie, los muros internos y los pisos fueron comprometidos por el fuego, y pueden desplomarse en cualquier momento.
El ministro agregó que, en una segunda fase, se destinarán 5 millones de reales más (unos USD 1,2 millones) para financiar un proyecto ejecutivo de reconstrucción que aún no está definido, pero que tendrá el apoyo de la Unesco. El jefe de la cartera de Educación precisó que también va a pedir ayuda internacional para, en una tercera fase, montar un nuevo acervo para el museo. El propio presidente brasileño, Michel Temer, anunció que, para esta tercera fase, convenció a una serie de entidades financieras públicas y privadas para que aporten recursos a un fondo, para adquirir la nueva colección.
Joya arquitectónica
Mediante esta iniciativa se intentará reconstruir el edificio, una joya de la arquitectura de inicios del siglo XIX que funcionó como palacio imperial, y “recomponer el acervo”. El fuego se desató en la noche del domingo por circunstancias aún no aclaradas y de las que ninguna autoridad quiso pronunciarse, y en pocas horas puso fin a gran parte de uno de los mayores acervos de ciencias naturales del mundo.
La subdirectora del Museo Nacional, Cristiane Serejo, afirmó que una inspección preliminar permitió concluir que las llamas destruyeron el 90 % de toda la colección, y solo se salvaron el herbario, algunas piezas de cerámica y minerales, y la colección de zoología de la biblioteca central, que estaban en otra sede. De lo que estaba dentro de la edificación principal del museo solo se salvó la colección de meteoritos, resistentes a las llamas. La pieza más importante que sobrevivió fue el meteorito Bendegó, el mayor encontrado en Brasil, con 5,3 ton.
Luzia
Entre las mayores pérdidas se destaca el esqueleto de Luzia, los restos humanos más antiguos descubiertos en Sudamérica (datan de hace 12.000 años); un conjunto de momias egipcias comprado por el emperador Pedro I, una de las mayores colecciones de fósiles de dinosaurios de América Latina y una colección de arte grecorromana traída a Brasil por la emperatriz Teresa Cristina. El museo, construido por decisión del rey Juan VI de Portugal e inaugurado el 6 de junio de 1818, fue el escenario escogido por la princesa Leopoldina, mujer del emperador Pedro I, para firmar la declaración de independencia de Brasil en 1822, y también acogió la primera Asamblea Constituyente tras el fin del imperio. La dirección del museo todavía evalúa las pérdidas de lo que ha sido considerado por muchos como una “tragedia anunciada”, debido al recorte de fondos públicos para el edificio, que tenía goteras, filtraciones y salas vacías.
Este expalacio imperial de San Cristóbal está situado en el parque de Boa Vista, en el norte de Río, y alberga igualmente un excepcional jardín botánico de 40 ha. El museo, que celebró en junio su bicentenario, recibía a 150.000 visitantes por año, y era un importante centro de investigación y estudio, integrado desde 1946 a la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Su biblioteca contaba con 537.000 obras, de las cuales 1560 eran únicas, como una Historia natural de 1481, precisa el museo en su sitio web www.museunacional.ufrj.br. La institución tenía una particular reputación por la riqueza de su departamento de paleontología, con más de 26.000 fósiles, entre ellos un esqueleto de dinosaurio descubierto en Minas Gerais (centro) y numerosos especímenes de otras especies extinguidas (perezosos gigantes y tigres dientes de sable). Dedicado desde el siglo XIX a la investigación, el Museo Nacional de Río es la institución científica más antigua del país, que se abrió a la enseñanza en 1927. Oficinas de investigadores y laboratorios ocupan gran parte del museo, que ha desarrollado a lo largo del siglo pasado una política de intercambios internacionales, publicaciones y enseñanza. Importantes personalidades científicas lo han visitado, como Albert Einstein y Marie Curie, precisa el sitio web de la institución.
Con información de EFE y AFP.
Fotos: Agencias EFE / AFP.