¿Quién fue Chodasiewicz?

Los primeros planos conocidos de Asunción son los de Julio Ramón de César y Félix de Azara (1786). Casi 100 años después de andar a la deriva aparece otro plano de la capital, en 1869. Lo hizo el polaco Robert A. Chodasiewicz, quien no se limitó solo a esa tarea en una ciudad hecha trizas. La historiadora Margarita Durán Estragó rescata verdaderas joyas de su puño y letra, y cuenta su vida.

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Desde la evacuación de Asunción, en 1868, y durante la posguerra de la Triple Alianza, “las fuerzas de ocupación se apoderaron de los principales edificios públicos y privados. Lo mismo hicieron los extranjeros que llegaban, en busca de bienes y oportunidades, a una ciudad y país en ruinas, y con una población escasa y desprotegida”, expone Margarita Durán Estragó en su último libro Asunción en planos (1869 – 1867) Robert A. Chodasiewicz.

Algunos de los pocos sobrevivientes regresaron para reclamar sus casas, pero la mayoría ya estaba en poder del Estado, “que formó una comisión encargada de suscribir los contratos de arrendamientos y ventas en remate público, al mejor postor”. Lo más probable es que jamás hayan recuperado.

El encargado de elevar los informes y tasar aquellos inmuebles para la venta o remate fue Robert A. Chodasiewicz, en su carácter de ingeniero de Gobierno, cargo que ocupó entre 1870 y 1871, dice la historiadora. También se desempeñó como inspector de Obras Públicas entre 1872 y 1876.

Chodasiewicz –afirma la autora del libro– “es uno de esos personajes casi desconocidos e ignorados en nuestro medio”. Sin embargo, su plano es utilizado por historiadores, arquitectos y docentes como una radiografía de cabecera de las calles y edificios públicos importantes para la época independiente y, sobre todo, de la reconstrucción nacional.

Durán Estragó realizó una minuciosa y rigurosa investigación que le llevó meses de encierro en el Archivo de la Escribanía Mayor de Gobierno, en el que hurgó en los centenares de legajos guardados en la colección Documentos antiguos, que incluye nada menos que 580 volúmenes encuadernados de litigios, informes y tasaciones de las casas abandonadas por sus dueños cuando Asunción se convirtió en “punto militar” y la capital paraguaya se trasladó a Luque, hace 150 años.

Del resultado de esa búsqueda salieron a la luz pública los 30 planos del primer volumen del libro Asunción en planos, editado por el Fondec. Los demás relevamientos ilustrados, que son centenares, irán apareciendo en sucesivas ediciones junto con otros rescatados del Archivo Nacional de Asunción.

Los planos seleccionados para este volumen se presentan en colores, y nos pueden llevar a interpretar la vida asuncena y la sociedad de la época. También, se puede concluir cómo el gobierno de ocupación beneficiaba a extranjeros –principalmente argentinos y brasileños– en los remates, a decir de la autora.

En los planos de las construcciones particulares se da cuenta de detalles curiosos. Por ejemplo, de los 30 publicados en esta primera entrega, solo dos de las casas tenían una dependencia llamada “común” o “lugar”, que no son otra cosa que las letrinas. La explicación está en que, en esa época, el aseo se realizaba en el dormitorio u otra habitación de la casa, utilizando un mueble que podía ser trasladado de un lugar a otro. Normalmente eran como sillas con una abertura en la sentadera y abajo se utilizaban decorados bacines, sean de porcelana o, incluso, de plata, que luego eran descargados en los albañales. El común de la gente lo arrojaba en la vía pública; por eso, muchas partes de la ciudad apestaban.

En su relevamiento, Chodasiewicz también describe los materiales empleados en la construcción. Una técnica de edificación generalizada menciona que las paredes internas de las casas eran de adobe, íntegramente, con ladrillos parados en la parte exterior para protegerlas de la lluvia, la humedad y el sol. En los techos eran usuales el zinc, la palma, las cañas y tejas del país; probablemente, la muslera, moldeada artesanalmente sobre los muslos de los esclavos o peones; los cimientos de piedra y argamasa. No faltan detalles característicos, como corredores con horcones, columnas octogonales y rejas de hierro en las ventanas. Los aljibes tenían una presencia bien destacada, sobre todo en las casas de la calle de la Asunción (Mariscal López).

En los planos se detallan también las propiedades colindantes con sus respectivos dueños.

El personaje

Pero como dice en la presentación del libro, un verdadero tesoro bibliográfico, muchos se preguntan ¿quién fue Robert A. Chodasiewicz?

Margarita Durán responde ampliamente tras investigarlo: “Fue un excelente cartógrafo militar que ejerció su profesión en Rusia, Inglaterra, Estados Unidos, Paraguay y Argentina. Nació en Polonia, en 1832, y, por motivos políticos, su padre, descendiente de los condes de Habdang, fue confinado a Rusia, donde la familia consiguió vivienda en una colonia agrícola con la condición de que sus hijos varones –que fueron nueve– estudiaran la carrera militar”.

Fue ingeniero y militar; oficios que lo llevaron a trabajar durante conflictos bélicos en varios países europeos, y adquirir experiencia, conocimientos científicos y tácticos. “Viajó a Inglaterra, huyendo de los rusos; de allí pasó a los Estados Unidos, donde ofreció sus servicios al ejército de la Unión, alrededor de 1862. Estando en el Departamento de Ingenieros de Nueva York se enteró de la participación de la Argentina en la guerra contra el Paraguay (1865); como experimentado estratega, especializado en tareas específicas de ingeniería, tales como topografía, confección de planos, construcción de puentes, caminos y obras de fortificación, ofreció sus servicios a Argentina ante Domingo Faustino Sarmiento –a la sazón, ministro plenipotenciario en Nueva York–, quien sin tardanza le entregó una carta de recomendación para el presidente Bartolomé Mitre. Su profesionalismo lo hizo merecedor de la confianza de los más destacados militares argentinos”, relata la historiadora.

Cuando trabajó para Mitre –siempre siguiendo la explicación de Margarita Durán– levantó una gran cantidad de planos de los sitios de combate, que –ordenados cronológicamente– conforman una verdadera historia gráfica de la guerra. Tuvo la intención de editar este trabajo bajo el título de Atlas de la Guerra del Paraguay, pero quedó trunco por falta de recursos. Los planos inéditos se conservan en el Museo Mitre de Buenos Aires.

Ingenio

Para ejercer su labor, Chodasiewicz demostraba todo su ingenio. Para recabar informaciones de las posiciones paraguayas, debió valerse de observaciones terrestres, fluviales y aéreas. Tal era su astucia que, en 1867, subió a un globo aerostático, llamado “globo cautivo”, por estar sujeto en tierra por tres fuertes cuerdas sostenidas, a su vez, por soldados, y se mantuvo durante tres horas con un “poderoso telescopio que le permitió descubrir las posiciones paraguayas”, a pesar de las cortinas de humo provocadas por el ejército de López, cuenta Durán. 

Siguió trabajando para el Marqués de Caxías luego de la renuncia de Mitre, en 1868, al mando superior de las fuerzas aliadas.

En Asunción, además de realizar el conocido plano de la ciudad publicado por Francisco Pérez Acosta en su libro Obrero Máximo (1948), Chodasiewicz dirigió la construcción de una fortificación con nueve piezas de artillería en la Plaza de Gobierno, por si el mariscal volviera a la capital por agua para intentar recuperarla. “No conforme con la actuación de José María da Silva Paranhos, Chodasiewicz consiguió su baja del Ejército brasileño en setiembre de 1869; viajó a Corrientes, donde contrajo nupcias en octubre de ese año con Concepción Livieres, sobrina del exgobernador de Corrientes, Evaristo López”, refiere Margarita Durán. Volvió, luego, a Asunción con su familia y se quedó a vivir siete años. Uno de sus hijos nació aquí.

“Trabajó como ingeniero y en compañía de Enrique Mengels trazó otro plano de Asunción en 1870 (...). Ocupó el cargo de ingeniero de Gobierno y, luego, el de inspector de Obras Públicas; tarea que le permitió elaborar para el Gobierno informes de mensura de terrenos fiscales, tasaciones de viviendas, planos cartográficos de edificios públicos, casas particulares y diseños de rectificaciones de calles céntricas de Asunción. Bajo su dirección se comenzó a reparar el ferrocarril, aunque no llegó a ocupar la dirección, tal como se cree. Fue miembro de la comisión formada para organizar la participación del Paraguay en la exposición de Filadelfia en 1876. Erigió en Asunción el monumento a la Constitución Nacional de 1870, cuya columna se ve coronada con la estatua de la Libertad; esta se halla en la plaza Constitución, ubicada frente a la Comandancia de la Policía Nacional”.

El libro menciona que como ingeniero de Gobierno, inspeccionó la construcción del nuevo Mercado Central, para lo cual el Gobierno provisorio de posguerra destinó parte del predio que ocupaba el demolido Convento de los Mercedarios, entre las calles Independencia Nacional, Palma, Catedral (Nuestra Señora de la Asunción) y Estrella. Hoy, este sitio forma parte de la Plaza de los Héroes, sector correspondiente a la plaza Juan E. O’Leary. El mercado fue concesionado al empresario argentino Sinforiano Alcorta, en febrero de 1870. “Gracias al informe de Chodasiewicz, Alcorta se vio obligado por el Gobierno a reforzar la solidez de la obra y cuidar los detalles de terminación”, subraya Durán.

Aportes edilicios 

Entre otros aportes edilicios se citan el impulso de la construcción de la Estación y Caballeriza del Tranway, en adyacencias del Puerto de Asunción, concesión otorgada al empresario Guillermo Woodgate en 1872. Además, en su papel de inspector de Obras Públicas, en 1874, colaboró en el proyecto de adoquinado de calles.

En la introducción de la obra, la autora menciona que entre sus informes “dejó una descripción minuciosa del Cuartel de Cerro León, junto con un plano que no se conserva. El edificio fue puesto en remate público, en 1874, quedando en poder del mejor postor: Travassos y Cía”.

Chodasiewicz estuvo al servicio del Gobierno paraguayo de ocupación hasta el 12 de junio de 1876. Citando el libro Paraguay: Revoluciones y finanzas, de Harris G. Warren, la historiadora explica: “El motivo de su alejamiento tuvo que ver con una mensura hecha a Pedro Gill, hermano del presidente de la República, Juan Bautista Gill, quien podía ejercer represalia contra él por haberse negado a ensanchar ilegalmente la superficie de aquella propiedad”.

Chodasiewicz finalizó sus labores en Asunción y regresó a Corrientes, donde trabajó en el Departamento Topográfico. Cuando se dio cuenta de que sus colegas agrimensores se aprovechaban de pequeños propietarios, no toleró tal hecho de corrupción y renunció. Como la familia aumentó con más hijos y tenía dificultades económicas, se reincorporó al Ejército argentino, en 1887, en el cual llegó al grado de teniente coronel.

Fue, luego, director de la Revista Científica Militar, algunos de cuyos números forman parte de la colección Enrique Solano López, en la Biblioteca Nacional. En uno de los volúmenes, en un artículo titulado Estudio crítico sobre la Guerra del Paraguay, realiza un análisis que cierra con un llamado a la paz: “Aún con el ardor del guerrero y la espada a nuestro cinto, ayudemos a conservar la paz para bien de nuestros hermanos y pueblos. El enemigo, si hay alguno, está fuera de ambas Américas. Esta es nuestra opinión. Robert A. Chodasiewicz”.

No obstante sus contactos con personalidades de la sociedad porteña, como el Gral. Bartolomé Mitre, en 1895, fue dado de baja, “sin jubilación, según la nueva de Ley de Retiro dictada en 1895. Esta penosa e injusta situación amargó sus postreros años y falleció en Buenos Aires, a los 63 años, el 17 de agosto de 1896. Murió sin haber publicado su Atlas de la Guerra del Paraguay”.

Pero pese al abandono de que fue objeto, fue enterrado con honores militares en el panteón Guerreros del Paraguay, en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires. Asistieron a su sepelio militares argentinos, los paraguayos Enrique Solano López –hijo del mariscal– y Juansilvano Godoy, exiliado político del Paraguay, con quien entabló amistad.

La autora concluye la semblanza biográfica reclamando gratitud con esta justificación: “El servicio profesional prestado a los aliados durante la Guerra Grande, tal como lo hiciera en ocasiones anteriores en varios escenarios bélicos europeos y en el país del norte, no debe ni puede empañar su invalorable aporte arquitectónico y cartográfico al Paraguay”.

Fuente: Asunción en planos (1869 – 1876) Robert A. Chodasiewicz, Margarita Durán Estragó.

pgomez@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Celso Ríos/Silvio Rojas.

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