Prisión escuela

En la película Sueños de Libertad, Tim Robbins representa el papel de un recluso que construye una sensación de libertad escuchando óperas y leyendo en la biblioteca que monta con sus compañeros en el penal.

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Fernando Miguel Florentín Rojas (30), oriundo de Paraguarí, encontró una vía similar en las matemáticas, con una experiencia mucho más cercana y real que la del actor norteamericano. Sobre Fernando pesa una orden de prisión preventiva por un robo agravado con resultado fatal. Después de tres años y cuatro meses sin libertad ni condena, espera que un juicio oral y público esclarezca su situación penal. Sin embargo, en la última semana otro hecho le generó una notoriedad sin precedentes, según comentó. El 28 de octubre, compitió en la olimpiada Akâ Porâ, donde 72 finalistas participaron en un concurso de resolución de problemas matemáticos.

"El director del centro educativo de la penitenciaría me llamó y me dijo que gané el segundo premio; no lo pude creer y tuve que pedir la confirmación de tres personas para asumir el logro", manifestó durante la premiación en la que recibió la medalla de plata, un certificado de reconocimiento y un incentivo de G. 500 mil. Fernando relató que el año pasado su compañero de celda obtuvo la medalla de plata en la misma competencia. "Entonces me propuse el desafío de concursar para lograr la medalla de oro", recordó.

Con esa motivación, Florentín se inscribió como alumno del 4.º ciclo del Centro de Educación Básica Bilingüe de Jóvenes y Adultos N.º 43, que funciona en la Penitenciaría Regional de Villarrica. "Yo había terminado el colegio en la Escuela Agrícola de Ybycuí en el año 2000, pero para mantenerme en ritmo decidí matricularme", explicó.

La olimpiada de matemáticas comenzó con más de 1700 participantes, de los cuales, después de tres etapas de preclasificación, quedaron 72 finalistas de nueve departamentos. "Quedamos cinco representantes de Guairá, todos de esta penitenciaría, y eso me motivó mucho más", recordó. "Me puse a estudiar de noche, en mi celda; el profesor me facilitó libros. Lo que podía resolver, lo resolvía; lo que no, lo estudiaba al día siguiente con los compañeros y el profesor", relató Fernando.

Enseñanzas del penal

Fernando también valoró las enseñanzas de su experiencia en la cárcel. "Recibí oportunidades para servir; ahora integro un programa de lucha contra la tuberculosis y estoy enseñando como voluntario a reclusos que no leen ni escriben". Con esa actividad, Fernando colabora con una docente argentina. La afición por las matemáticas es otro mérito que le reconoce al penal y, especialmente, a su profesor, Carlos Coronil.

"Él creyó en mí; me decía que se notaba mi interés. Entonces, se ofreció para trabajar conmigo en horas extras. Así, aflojando la mente, la matemática me despertó. Ahora veo que todo es ‘lógica’ y descubrí que la matemática era divertida", comentó Fernando.

Situación procesal

Según Fernando, está privado de su libertad por un informe policial erróneo. "Se me están violando mis derechos porque desde hace tres años y cuatro meses estoy en el penal sin condena; cada vez que se fija un juicio oral, se suspende porque el fiscal alega la ausencia de testigos o que él mismo está enfermo", reclamó.

"Con los demás procesados nos conocimos acá, nunca tuvimos relación. Tengo antecedentes por agresión, por cuestión de ‘polleras’. Para olvidar eso, vine a trabajar con un tío en una empresa de obras en Independencia. En una barrera policial me detuvieron, encontraron mi antecedente y por eso me incriminaron, pero nadie me reconoció como partícipe, no hay huellas dactilares que me incriminen ni ninguna otra prueba", manifestó.

Después del penal

Florentín manifestó su confianza en que saldrá en libertad. "Me propuse la meta de estudiar Derecho. Me convertí en poeta, psicólogo, psiquiatra. Muchos me preguntan y me piden consejos y, de esa manera, fui estudiándole a cada persona".

Ese conocimiento, según Fernando, le generó la sensibilidad para comprender a las personas y para solidarizarse con quienes no pueden pagar a un abogado particular. "Los defensores no abastecen, o hay más problemas para ellos afuera que adentro. Entonces, quiero formar grupos de abogados que puedan venir a asistir a los reclusos sin intereses particulares. Simplemente, voy a cumplir lo que dice el evangelio, cuando Jesús recuerda que ‘estuve preso y me vinieron a ver’", expresó.

"Voy a dejar de ser tonto, voy a fijarme en mi futuro para que sea mejor. Ahora tengo algo que mostrarle a mi hijo de cuatro años y le voy a poder decir que los estudios le darán alegría, como las que tengo ahora", dijo.  
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