Primera orquesta de mujeres del Paraguay

El grupo Tierranuestra conformó la primera orquesta femenina del país “Camerata Fem”. Jóvenes de diferentes ciudades pulsan las cuerdas de sus instrumentos y empoderan a las mujeres. La música y la visibilidad de ellas van pisando fuerte.

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La música promueve el cambio social, tiene el poder de transformar la vida de la gente. Es un instrumento eficaz para facilitar el desarrollo social y posibilitar que comunidades, hombres, mujeres y niños puedan ocupar el lugar de poder que les corresponde. Y de eso se tratamos en esta nota. De mujeres que sobresalen y se posicionan en un sitial relevante: las primeras de la primera orquesta femenina del Paraguay. Tienen vasta experiencia gracias a las escuelas de Sonidos de la Tierra, donde descubrieron y potenciaron su talento.

Son 14 músicos con habilidades con el violín, el chelo, el contrabajo y la viola. Lucha Abbate, directora de Tierranuestra, expresa que buscan que las mujeres tomen el protagonismo de sus vidas. “Nuestro foco es el desarrollo de las comunidades y personas a través de la música”, afirma.

En tal sentido, buscan facilitar y construir, con y desde la población más vulnerable, procesos de articulación social y organizativa, fortaleciendo las alianzas y estrategias locales, nacionales e internacionales. “Recurrimos a la música para mejorar la situación social de niños y jóvenes, para combatir la pobreza, regenerar el tejido social o disminuir la violencia; es decir, mostrarles otra perspectiva de superación”, añade.

El maestro Luis Szarán dice que la música es el pretexto para el cambio social y espera que esta iniciativa inyecte ánimo a otras. “La palabra clave que utilizamos en todos los emprendimientos, para lograr los objetivos, es alegría. Queremos que vean de lo que son capaces, que la música enamore a sus pares, que sea fuerza e inspiración. Las que componen esta primera orquesta de mujeres del Paraguay son un perfecto ejemplo de entusiasmo, tienen pasión por la música y saben del alcance que tiene este lenguaje universal”.

La agrupación está compuesta por 14 jóvenes, algunas de Asunción, pero en su mayoría del interior del país, Yaguarón, Itá, Caacupé, San Juan Bautista, Caazapá, Paraguarí y otras localidades. Está bajo la dirección de Asunción Cantero. Ella encantada, emocionada y entusiasmada. “Estar al frente de esta primera orquesta femenina supone un desafío y demostración de que las mujeres estamos muy presentes en todos los ámbitos”.

Sus primeros pasos los dio con Sonidos de la Tierra y, luego, fue avanzando. Hoy, la música es su sustento. “Poder vivir de lo que te apasiona es increíble”.

Dulce Acosta es una de las integrantes. Exploró varios acordes hasta quedarse con la viola. María Fariña ejecuta el violín y Raquel Matiauda, el contrabajo. “Mi mamá tocaba el piano y mi papá, el acordeón..., siempre había música en casa, sobre todo en los cumpleaños. Los sonidos del contrabajo hicieron que me decida por este instrumento”, cuenta Raquel

Esther López es de San Juan, Misiones. “Fui a la escuela de Sonidos de la Tierra, comencé con el chelo y, luego, pasé al violín porque era el instrumento que más había, pero me gusta mucho”, cuenta.

Su hermana Brenda también fue a las clases para “seguirle” a su hermana, pero terminó “enganchada”. Gabriela Marecos eligió el violín, mientras que Vanessa Villalba, la viola y Ana Rivas el chelo. Belén Fariña se deleita con el violín al igual que Emilce Godoy, y Rebeca Alé con las cuerdas del chelo.

Situaciones como estas cambian la visión de la historia de la música, que parece haber avanzado a base de aportaciones masculinas. Las mujeres están muy presentes en todos los géneros musicales.

Un tema pendiente es el buen pago a sus actuaciones. “Es una barrera”, reflexiona Lucha Abbate. “Nos encontramos con ese freno a la hora de profesionalizar, de darle un caché digno a su trabajo. Las orquestas son una actividad maravillosa para la sociedad y merecen un pago acorde a sus talentos, pero es bueno ver cómo, poco a poco, el panorama va cambiando. Los jóvenes pueden vivir de lo que les apasiona, algunos enseñan y con los conciertos que ofrecen pueden vivir de la música”, agrega.

Ver una orquesta de puras mujeres, sonando al mismo tiempo, es tremendo. En fin. El empoderamiento debe ser en todos los espacios de la vida; el económico, social y cultural. Y como la cultura es la base de la civilización y el crecimiento social, las mujeres pueden empoderarse a través de la música, porque es la voz la que comunica y propaga las tradiciones, historias, la vida misma desde el seno materno. “Esperamos que este emprendimiento sea el camino para que otras se unan”, dice Abbate.

Szarán coincide y agrega que la música aumenta la autoestima. “Les ayuda a generar un lugar para ellas mismas dentro de sus vidas”.

Las chicas más que contentas. Forman parte de una minuciosa selección. Muchas comenzaron sin conocer las notas musicales, otras ya con experiencia, mientras que algunas tienen linaje musical. “Es buena esta oportunidad que se nos da, sobre todo en estos tiempos en los que comenzamos a tener voz. Es una gran satisfacción”, coinciden.

La directora explica que sus actuaciones se centran en teatros y acontecimientos sociales. “Pueden contactar con nosotras a través de Tierranuestra. Esto que nos está pasando es muy importante, estamos haciendo historia e inspirando a otras mujeres”.

Los aplausos van para ellas, las integrantes de la primera orquesta femenina del país. Definitivamente, el arte es uno de los caminos más importantes, efectivos, para generar cambios en la cultura.

ndure@abc.com.py • Fotos ABC Color/Juan Ramón Ávila.

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