Por sus errores los conoceréis

Los fallos del portero del Liverpool F.C. en la final de la Liga de Campeones le perseguirán de por vida, como ha ocurrido con otros muchos futbolistas a quienes sus pifiadas condicionaron sus carreras.

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El nombre de Loris Karius, portero alemán del Liverpool F.C., se ha hecho, sin querer, con un trozo en la historia del fútbol, un espacio negro por sus clamorosos fallos en la final de la Liga de Campeones, en la que su club se enfrentó al Real Madrid. La victoria de los madrileños, por 3-1, tuvo al arquero alemán como un desafortunado protagonista, con dos errores por los que su equipo encajó sendos goles. 

Las imágenes de Karius llorando al final del partido en el estadio Olímpico de Kiev y pidiendo perdón a la afición red permanecerán imborrables en la cabeza del alemán y en la de los aficionados del Liverpool. 

“Realmente no he dormido... Las escenas siguen pasando por mi cabeza una y otra vez. Lo siento infinitamente por mis compañeros, por ustedes y todo el personal. Sé que lo he estropeado con los dos errores y he defraudado a todos. Me gustaría retroceder el tiempo, pero no es posible”, publicó Karius, un día después, en su cuenta oficial de Twitter.

Su entrenador, el alemán Jürgen Klopp, conocedor de la dimensión de los fallos de su pupilo, reconoció que no será fácil que Karius olvide su amarga actuación. “Lo siento por él, pero no hace falta que se lo diga, ya lo sabe. Voy a seguir contando con él. Tendrá que soportar que se le recuerden los fallos que ha cometido, por encima de cómo le jugamos al Real Madrid”.

Otros Karius

La mala noche de Karius recuerda a la de otros futbolistas a los que sus fallos han marcado sus carreras. Veinticinco días antes de Karius, otro portero alemán, Sven Ulreich, del Bayern de Múnich, pasaba por una situación parecida, tras un clamoroso error en el partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones que enfrentó a su equipo, precisamente también con el Real Madrid. 

Ulreich falló al despejar un balón que quedó a los pies del delantero madridista Karim Benzema, para anotar un gol a puerta vacía. “Es el destino de un portero. Si cometes un error como delantero no es tan grave, como defensa central es ya peor y como portero encajas un gol en contra de inmediato”, dijo Ulreich en declaraciones al diario Bild. 

“Durante ocho meses no cometí errores y ahora me pasó esto. Lástima que haya sido en una situación así”, agregó.

Como explicaba Ulreich, los fallos de los porteros han tenido gran repercusión en el mundo del fútbol. El ejemplo más claro y duradero es el brasileño Moacir Barbosa, titular de la selección brasileña en el famoso “Maracazano”, el partido final del Mundial de 1950, en el que Uruguay se alzó con el triunfo. 

Barbosa falló en el decisivo gol del uruguayo Ghiggia, que deshacía el empate a uno en el marcador, y empezó su condena hasta su muerte en el 2000. “La máxima pena para un crimen en Brasil es de 30 años. Yo pago por aquel gol hace 50”, lamentaba el brasileño poco antes de su fallecimiento. 

Otros arqueros que han pagado caro sus errores han sido el español Luis Arconada, quien encajó un gol de falta lanzado por el francés Michel Platini en la final de la Eurocopa de 1984, que se le coló por debajo de su cuerpo. Este fallo ha acompañado a Arconada en cada entrevista o recuerdo de su trayectoria.

Como el inglés David Seaman, titular con el Arsenal en la final de la Recopa de 1995 ante el Zaragoza, quien encajó un gol lanzado desde el centro del campo por el zaragocista Nayim. “Ese gol me dolió de verdad. Sé que no podré olvidar jamás lo que pasó y el recuerdo de ese tanto me perseguirá toda la vida”, recordó Seaman.

Terry, Baggio, Djukic, Abreu… señalados por sus errores

Los fallos en los lanzamientos de penales en partidos decisivos también han quedado en el recuerdo de sus lanzadores y los aficionados. El penal que erró el italiano Roberto Baggio en la final del Mundial de 1994 ante Brasil es uno de ellos. Tan doloroso como el fallo del defensa inglés John Terry en la final de la Liga de Campeones del 2008, que enfrentó a su equipo, el Chelsea, con el Manchester United. Terry se resbaló y falló el lanzamiento que hubiera convertido a su equipo en campeón de Europa en la tanda de penales.

“Desde que ocurrió, en cada minuto de mi vida he revivido ese momento. Asumí el disparo consciente de que ganar la copa solo dependía de mí y lo que pasó después me perseguirá mientras viva”, admitió tiempo después el ahora defensa del Aston Villa. 

El defensa serbio Miroslav Djukic vive con el recuerdo del penal que erró con la camiseta del Deportivo de La Coruña ante el Valencia Club de Fútbol, en el último partido de la liga española 1993-94, y que, de haberlo marcado, hubiera dado el título a su equipo y no al F.C. Barcelona, que celebró el campeonato. 

El argentino Juan Román Riquelme vivirá con la imagen del penal fallado con la camiseta del Villarreal en las semifinales de la Liga de Campeones del 2006 ante el Arsenal, que hubiera dado el paso a la final al equipo español.

Martín Palermo fue un gran delantero argentino, de los años 90 y principios del siglo XXI que será recordado, principalmente, por los tres penales que falló con la selección argentina en la Copa América de 1999, ante Colombia. 

El español Julio Cardeñosa, un talentoso centrocampista del Real Betis Balompié, será aludido eternamente por su fallo en el Mundial de 1978 con la camiseta de la selección española, ante Brasil. Cardeñosa no acertó a marcar sin portero y su lanzamiento fue despejado por el defensa Amaral en la línea de gol. 

Semejante situación vivió el uruguayo Sebastián el “Loco” Abreu a finales de los años 90. En un partido con la camiseta del San Lorenzo de Almagro regateó al portero de River Plate y, cuando se encontró con la portería vacía, se resbaló y perdió la ocasión de marcar gol. 

La narración del periodista argentino Marcelo Araujo de este “gol que no fue” forma parte del fútbol, como los errores del alemán Karius, un nuevo protagonista de esta historia de pifias que les perseguirán de por vida.

EFE/Reportajes 

Fotos: EFE

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