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Hablar de dietas en pleno verano es un tema para el debate. En opinión del Dr. Máximo Ravenna, no es fácil empezar y terminar una dieta durante todo el año, “menos es fácil en verano”. Pero da su voz de esperanza a quienes tienen la firme convicción de que cualquier época del año es buena para empezar una dieta y perder peso comiendo.
¿Cuáles son las tres claves para llevar a buen puerto una dieta exitosa, sobre todo en verano?
La primera es evitar excesos de salidas sociales gastronómicas, invitaciones a restaurantes, asados, etc. Si se quiere hacerlo en serio, aceptar una de cada tres invitaciones que aparezcan. Lo segundo es incorporar tres hábitos matinales: un desayuno sano, no escaso, con frutas, lácteos, cereales e infusiones. Actividad física diaria después del desayuno, por lo menos caminatas de una hora, al ritmo que se pueda. Y la tercera claves es, previamente a estos dos puntos, pesarse sistemáticamente todas las mañanas en ayunas.
¿Qué alimentos no deben faltar en el plan alimentario?
Alimentos en preparaciones naturales, con poco o nada de aceite, por supuesto sin azúcar ni harina. Deben ser los vegetales crudos o cocidos, lácteos descremados (leche, yogur, queso crema light, queso Portsalut light), carnes magras (preferentemente pescados), cereales sin azúcar y fiambres magros.
¿Qué recomienda para dar el puntapié inicial con un plan nuevo y cómo sostenerlo?
Todo esto se debe sostener con la firme decisión de obtener un resultado a fin del verano para poder continuar al peso que se desea. El problema central de una persona con sobrepeso es la falta de continuidad en la propuesta que cada una se hizo. En realidad no hay un puntapié inicial, sino hay un partido que se juega después que empezó a girar la pelota.
¿Cómo lidiar con la “ansiedad”, la excusa enemiga para seguir comiendo?
De la forma que uno pueda, menos comiendo o bebiendo. Por ejemplo: caminando, durmiendo las horas apropiadas para evitar el cansancio que genera ansiedad, evitando alimentos llamados “gatillo”, porque pueden provocar ganas de seguir comiendo y ansiedad generada por la propia comida. Probar que la ansiedad básicamente disminuye cuando una persona es coherente con su proyecto y día a día ve los resultados. Muchas veces la ansiedad es culpa, es inquietud por una asignatura pendiente que nunca se concreta y que no tiene que ver precisamente con la comida.
Lidiar con la presión
Cualquier momento es propicio para iniciar un nuevo estilo de vida. Sin embargo, no todas las personas pueden con la “presión” gastronómica de las vacaciones o de fechas festivas. ¿Cómo lidiar con esto?
Respecto a las cuestiones gastronómicas sociales de las vacaciones o las fiestas, podemos decir que para una persona que es gorda, respecto a lo que es comer bien, todo el año son vacaciones, todo el año es Navidad. Nadie en las fiestas engorda más de lo que engordó en el año. Si la propuesta para el verano es auténtica, lo menos adecuado es victimizarse. Hay que recordar que quien cruza bien las fiestas y el verano, es posible que llegue al invierno con el peso deseado. Dejar las cosas para marzo no es conveniente, porque nunca más se empieza realmente.
El método propuesto en su clínica es básicamente adelgazar comiendo, idea que parece contrapuesta para el común de la gente, que tiene en la mente que hacer dieta es sufrir y vivir a lechuga y agua. ¿Cuáles son los factores de la ecuación en la que se baja comiendo?
Los factores de adelgazamiento con este método son ingreso de calorías en menos, aumento del gasto energético con la actividad física, evitar las comidas muy exquisitas o muy palatables, utilizar alimentos de bajo índice glicémico (los que nos producen ganas de seguir comiendo) y alimentos que no generen vínculos adictivos.
En términos prácticos, eso sería…
No se trata de no comer en todo el día, sino comer cuatro veces por día (desayuno, almuerzo, merienda y cena) y que entre comida y comida no haya más comida. Porque de lo contrario se come todo el tiempo. Otro factor importante es hidratarse como corresponde. Utilizar recursos como el té, café, mate y los caldos. No permitirse ni perdonarse humanas fallas. Porque ser gordo no es un delito, pero es una lástima. Para después no llenarse de culpa.
Corte, medida y distancia
¿Cómo nace el método Ravenna?
Nace uniendo conceptos de descenso concreto, estimulante y motivador en la cantidad de kilos mensuales o gramos diarios. La utilización adecuada de la VLCD: dietas de bajas calorías que disminuyen la sensación de hambre, generando saciedad. Activan el bienestar y el entusiasmo, y sostienen la motivación. El método consiste en cantidad medida de comida, distancia con la comida en exceso y en el corte drástico de los periodos compulsivos o descontrolados. Esto se denomina dentro del método: corte, medida y distancia.
¿Cuáles son las herramientas para esto?
Se trata de un trabajo interdisciplinario que involucra el nivel sicológico clínico, conductual y filosófico. Esto fundamentalmente se proyecta en reuniones grupales centradas en no conectarse con el lamento del gordo, sino en un proyecto que es el de ser flaco. Es un método intensivo, preferentemente diario, incluyendo fines de semana. Con la idea que los gordos se fabrican de 19 a 00 h y de viernes a lunes. Por lo tanto, los grupos deben ser preferentemente en ese horario y tienen que continuar durante los fines de semana.
¿De qué manera esto influye en el paciente?
El método consiste en permitir que el paciente lo aplique en forma continua, lo que evita el desgaste por falta de eficacia, por frustración de no bajar porque vuelve la sensación de hambre. Se aplica el concepto de continuidad, permanencia, pertenencia, solidez, consistencia y resultados. Busca despegar las conductas repetitivas y perpetuadoras de la obesidad. Ayuda con la ignoración respecto de los problemas que causan la obesidad y trabaja con el esquema corporal, la propia imagen, con los estados anímicos, el abandono de persona, la resignación, el conformismo y la impotencia. Busca generar autoconfianza con la prudencia necesaria para no llevarlo a la omnipotencia. Busca el intercambio de herramientas y recursos para poder asumir que hay una cierta debilidad en un área y no es malo complementarse con otra idea, un terapeuta o un compañero.
El método trabaja con terapeutas comprometidos con el paciente, con una actitud igualitaria y no superior. Transfiere la dependencia que se tiene con la gordura y la comida, hacia una relación terapéutica sana que permite una adecuada solución del problema.
¿Cuáles son las cosas que produjeron el origen?
El método nació hace exactamente 26 años buscando más eficacia que la que se obtenía con los tratamientos más convencionales, trabajando con un grupo que venía todos los días. Se manejaba al paciente de alguna manera como alcohólico adicto que le hacía tomar conciencia del riesgo del “traguito de chocolate” o la “picadita de pizza”, y obtuvo inmediatamente con los mismos pacientes y los mismos terapeutas mejores resultados.
Además del cuidado en las comidas, las porciones y los horarios, ¿qué otra cosa (o actividad) se debe hacer para que el cuerpo responda positivamente a una dieta de descenso de peso?
Además de las comidas, las porciones y los horarios, hay que hacer que el cuerpo y la mente se muevan. Hay que trabajar para que las emociones aparezcan y no comérselas. Hay que saber motivar permanentemente a un paciente que está escéptico, descreído y frustrado. Hay que saber poner límites asertivamente y confrontaciones sin agresividad.
Pueden también agregarse ejercicios de yoga, meditación, respiración conciente, relajación, y todo lo que signifique tener un espacio permanente donde el paciente pueda, como decimos nosotros: BAJAR.
Una de las claves es incorporar hábitos matinales: un desayuno sano, pero no escaso, con frutas, lácteos, cereales e infusiones.
Realizar luego del desayuno alguna actividad física, por lo menos de una hora. Puede ser caminata al ritmo que se pueda, pero moverse.
Antes de estos pasos, pesarse sistemáticamente todas las mañanas en ayunas para llevar un control serio de los progresos.
El método Ravenna nació hace 26 años. Trata el tema del exceso de peso como una adicción, como por ejemplo el alcoholismo.
El método hace tomar conciencia al paciente del riesgo del “traguito de chocolate” o la “picadita de pizza”.
Trabaja directamente sobre el cuidado en las comidas, las porciones, el horario y la actividad física, para que el cuerpo responda positivamente y la mente se mantenga enfocada.