Pedazos de historia

Hace unos días se dio a conocer, luego de un cateo arqueológico, que están llevando a cabo trabajos de recuperación de los adoquines dispuestos hasta 1989 frente al Palacio de López. Ese año, la calle fue asfaltada y nunca se pudo saber a ciencia cierta qué sucedió con las piedras.

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La preexistencia del adoquinado frente al Palacio de López es algo que está en la memoria histórica de los asuncenos porque es un acontecimiento reciente. Tal vez, por ese motivo, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, solicitó al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones un cateo arqueológico.

“Es más, muchos también recordamos que en 1989 se asfaltó de la noche a la mañana y, también, la aparición de todas las leyendas urbanas sobre el motivo de su pavimentación, como que los caballos resbalaban durante los desfiles militares frente al Palacio, entre otras”, comenta el Arq. José María Calvo, consultor especializado en patrimonio monumental y encargado de las obras de restauración del adoquinado por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones.

Según algunos, ese fue el motivo por el cual el Gral. Andrés Rodríguez —aunque hay otros que dicen que fue el Gral. Lino Oviedo— ordenó asfaltar esa cuadra del Paraguayo Independiente entre Juan de O’Leary y Ayolas, en donde había un adoquinado de piedra de granito dispuesto como un revoque a la francesa, que son figuras semicurvas, diferentes al empedrado común. “Los que nos dedicamos al patrimonio, tanto arquitectónico, urbano como monumental, siempre estuvimos interesados en ver quién tenía la voluntad de recuperar, ver qué pasó con ese adoquinado, del cual existen diferentes datos, pero no teníamos ningún documento para poder confirmar si se retiró, porque existen tantas versiones como noticias”, explica.

Entonces, como surgió el interés del presidente Abdo Benítez de saber si existe todavía ahí el adoquinado que fuera tapado con el asfalto de 1989, el Ministerio de Obras Públicas, a través de la Dirección de Obras Públicas, a cargo del Arq. José Kronawetter, solicitó la realización de los cateos pertinentes para los cuales fueron consultados diferentes profesionales, como el Ing. Paulo Yugovich y el Arq. Calvo, como asesor especializado en patrimonio monumental y con el acompañamiento correspondiente de la Secretaría de Cultura dos semanas antes de que el redescubrimiento se hiciera público.

El cateo, en este caso, significa la exploración puntual de las diferentes capas que se pueden encontrar para ver si al levantar el asfalto, se encuentra el adoquinado. “Pero con técnicas de estudio e investigación arqueológica porque ante un hecho reciente, aun con documentos gráficos o memoria, los procedimientos, siempre que hablamos de patrimonio, tienen que estar sostenidos sobre la técnica científica para intervenciones en lugares patrimoniales”, afirma.

Calvo detalla que lo primero que se hizo fue determinar un eje de corte trasversal sobre la calle Paraguayo Independiente. También se llevaron a cabo estudios de termografía, pero sin buenos resultados. No se veía debajo de la capa asfáltica. “En un primer cateo, se encontró el riel del ferrocarril, que se mantiene. En ese lugar no había empedrado, sino una capa de piedra triturada con arena; seguidamente, el durmiente del ferrocarril, y el hormigón y las piedras que están entre y debajo de los durmientes y que sirven de base. Allí no se encontró el adoquinado”, explica.

Entonces, decidieron realizar un segundo cateo. En la Manzana de la Rivera hay un paseo. Allí encontraron piedra triturada como base de la capa asfáltica. Debajo había una capa de hormigón de entre 23 y 27 cm. Se descartó la presencia de adoquín debajo de esa capa. “Probablemente, vinieron, levantaron las piedras con máquinas y las llevaron”, refiere.

El jueves 21 de febrero exploraron, en un tercer cateo, a tres metros de donde habían comenzado. Surgieron versiones de que no pudieron quitar todas las piedras, a causa de la vía del ferrocarril. “Y allí encontramos el adoquinado. Afortunadamente, dentro de todo, hubo tanta prisa por terminar la obra que ni siquiera le pusieron imprimación asfáltica. Esto es, pusieron el asfalto sobre el adoquín, lo cual permite que el asfalto salga fácilmente en pedazos grandes. Si ese asfalto hubiera usado imprimación (pintura negra que hace que el asfalto se pegue) no se hubiera podido levantar mecánicamente”, asegura.

Según el Arq. Calvo, a partir de esa voluntad del presidente de la recuperación no solo del edificio, sino también del entorno del Palacio de López, en esta primera etapa, se hará una revisión para ver las áreas donde todavía está el adoquinado, para ser restauradas. Las zonas en donde ya no hay serán áreas en proyecto de reposición o reintegración de materiales. Esos datos son fundamentales para los que llevan adelante el proyecto. “Se ha descubierto también que las piedras eran bloques de granito, y no de basalto. Eran piedras que se traían como lastre en los barcos europeos”, señala.

Cuenta que, analizando las fotografías anteriores a 1989, se veían manchones de otros tonos de piedra. Tal vez debido a los daños causados por el tránsito se repuso, pero ya con piedras de basalto nacional. “Pero el hallazgo, más allá de ser significativo, es una recuperación de esa memoria y va a permitir un trabajo de puesta en valor del sector Palacio de López que dará pie a diferentes proyectos que ojalá alcance a todo el casco histórico de Asunción”, subraya.

Asegura que este tipo de análisis —con técnicas arqueológicas y realizar el trabajo como corresponde y documentando, por sobre todo, con la evidencia histórica— permite suponer que va a permitir generar un proyecto puntual para esa intervención e ir valorando nuestro pasado, que fue cubierto por una capa de asfalto. “Felizmente, este caso, no todo fue sacado. Sí hay un sector muy importante que ya no existe, pero esas lagunas serán reintegradas conforme a los criterios que existen técnicamente, pero esa será la segunda etapa. Ahora hay que ver cuál es la situación del sitio y qué trabajos se deben realizar en un sector y en el otro”, puntualiza.

Calvo resalta que no hay una fecha exacta de cuándo finalizará la restauración, pues se trata de un trabajo sumamente delicado. Tanto es así que el acompañamiento de parte de la Secretaría de Cultura con su arqueóloga es fundamental. Incluso el personal obrero está trabajando bajo una carpa, bajo sombra, para que no se apuren a que les dé el sol. “Hay que trabajar delicadamente porque no se puede dañar lo que se tiene. Es nuestro tesoro, nuestra historia, nuestro patrimonio y lo que dará sustento a esta primera etapa”, afirma. Este trabajo durará un par de semanas, pero a la par las instituciones elaborarán el proyecto de restauración y reintegración para valorización del sitio histórico. “Lo importante es descubrir que hay bajo esa capa de asfalto”, enfatiza.

¿Cuándo fueron colocados los adoquines?

Según algunas referencias, en 1928, el gobierno de Eligio Ayala compró las piedras y pavimentó con ellas la calle frente al Palacio para la asunción a la presidencia, el 15 de agosto de ese año, de José P. Guggiari. Las piedras fueron traídas como lastres en los barcos que venían vacíos de Suecia para llevar mercaderías.

Este patrimonio histórico fue retirado y cubierto en parte por asfalto, en 1989, por el intendente José Luis Alder, quien prometió colocar las piedras en una plaza. Una leyenda urbana dice que el pedido del retiro de los adoquines fue hecho por el Gral. Lino Oviedo porque los caballos resbalaban sobre ellos durante los desfiles. También se dijo que el material fue llevado a la Planta Asfáltica. Esta versión fue desmentida por varios exdirectores de la institución, quienes aseguran que el material fue robado y rapiñado no hace mucho tiempo, pues fue desapareciendo del lugar, quizás a pedido de hasta algunas autoridades comunales que conocían su valor.

Ante las críticas de la ciudadanía que lo consideraban un tesoro colonial que debía ser preservado, el intendente Alder había salido al paso de los cuestionamientos aclarando que el adoquinado “no se cubrió con asfalto”, sino fue retirado y llevado a la Planta Asfáltica para su reutilización “como ornamentos en una plaza”. Sobre el daño al patrimonio dijo que “el progreso exige cambios” y que era una “cuestión de puntos de vista” (ABC Color del 17 de mayo de 1989). Mucha leyenda urbana, pero nadie sabe dónde están los adoquines de granito.

Otras versiones

Al respecto, el Arq. Jorge Rubiani afirma que los adoquines hallados son piedras colocadas entre los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX. “Porque además de los testimonios de historiadores, como Hipólito Sánchez Quell y Carlos Pussineri Scala, en las imágenes de los Álbumes Gráficos del Paraguay editados con motivo del Centenario de la Independencia Nacional entre 1911 y 1913 ya se mostraban con los adoquines frente a la casa de Gobierno”, comenta.

Según Rubiani, parece que tras el golpe de la Candelaria y ante la siguiente celebración de la Independencia Nacional, uno de los Carlos habría querido emular el Desfile de la Victoria del 22 de agosto de 1935, haciendo el desfile militar del 14 y 15 de mayo de 1989, con gran participación de la Caballería, frente al Palacio de Gobierno. “Los responsables de la celebración plantearon inmediatamente un par de inconvenientes: el mal estado de los adoquines dificultaría la marcha de los soldados y los caballos resbalarían sobre las ya pulidas piedras”.

“El Pdte. Gral. Andrés Rodríguez Pedotti, Carlos I, ordenó a su ministro de Obras Públicas, Gral. Pereira Ruiz Díaz, ex intendente municipal, el que, a su vez, ordenó al entonces intendente municipal, Cnel. Duarte Alder; quien ordenó al director de Obras de la Comuna, mayor Garcete, sacar los adoquines y cubrirlos con pavimento asfáltico. Garcete habría recibido la indicación adicional de que habría algunos ‘tarados que defienden el aipo patrimonio nacional’ y que —de seguro— protestarían por la medida. Entonces, y por lo pertinente de la orden superior, decidió hacerlo un domingo, rápido y de siesta”.

Pero Garcete fue sorprendido por uno de los defensores del patrimonio, y cuando se percató de su presencia ordenó a sus obreros dejar las palas y los picos. “Se cargaron los adoquines ya extraídos para alejarlos del lugar para que, de inmediato, ingresaran los camiones con piedra triturada y asfalto, para cubrir los huecos donde ya no había adoquines históricos y cubrir los que ‘ahora fueron descubiertos’. De más está decir que, por esta providencial medida, todavía tenemos esos adoquines en Asunción. Porque los que ‘fueran salvados’ del desfile equino ya no están”.

En referencia a dónde fueron a parar las piedras, Rubiani dice que una gran partida de esos adoquines se sustrajeron de la Planta Asfáltica Municipal, unos cuantos años atrás. “En realidad, fueron robados los que sobraron de una partida colocada como vereda circundante al monumento al Mariscal Francisco S. López. Este hecho sucedió entre los años 1996 y 1998, cuando el intendente Martín Burt resolvió retornar al Mariscal de bronce al lugar de donde lo había sacado el intendente Carlos Filizzola, en 1992”.

“Pero esos adoquines históricos —continúa—, objetos ahora de la abrupta devoción presidencial y que se usaron como decorado de la base del monumento, sirvieron de proyectil a los manifestantes de cuanto tumulto hubo por la zona. Por lo que los que todavía andarán entre los robustos yuyales de la cercanía son los únicos que quedaron..., pues del lote mayor, guardados en la Planta Asfáltica, no se tienen noticias”, concluye.

Para Luis Verón, estudioso de nuestra historia, los empedrados de Asunción empezaron en 1872 con la explotación del cerro Tacumbú. Estos trabajos estaban a cargo de las empresas tranviarias; eran parte de su concesión. “Se sustituyó esa cuadra con los adoquines de granito como algo de lujo para la época, diferentes a lo que se tenía en el resto de la ciudad. Hay dudas porque está bien hecho también este empedrado, pero hay fotos de la época del Ing. Balares, como intendente, trabajando en el empedrado que conocemos”.

mpalacios@abc.com.py • Fotos ABC Color/Claudio Ocampo/Archivo/Gentileza/Víctor "Vicha" Chávez.

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