Cargando...
Un ejemplo de lucha y solidaridad, de empeño y gran generosidad. Aldo Trento nació en un pueblito con "piedras y mucho verde", en Faller Sovramonte, de la provincia de Belluno. Conoció las necesidades en su propio hogar, condición que en vez de abatirlo lo impulsó a encontrar formas de ayudar al prójimo, especialmente a los más humildes y necesitados. Así fue abriéndose camino hacia el sacerdocio.
Siendo niño ya sintió su vocación. Las primeras instrucciones religiosas las recibió de su madre, María Dolzot. No desoyó el llamado de Dios e ingresó al seminario de los Padres Canossiani, en Treviso, cerca de Venecia. Luego, se unió a la extrema izquierda, peleó por lo que creía justo y se desvió de su verdadero camino. "Fue una época de mucho ímpetu; salí a pelear, a gritar. Fue una época de muchos excesos, de grandes batallas políticas, de panfletos, asambleas, manifestaciones", recuerda Trento.
Perdió el sentido de su verdadera vocación, se sumió en una profunda tristeza, inclusive se replanteó su vida, su servicio a Dios. Recurrió al monseñor Luigi Giussani. Este le dio confianza y recuperó los hilos de su vida. A pesar de todo, don Giussani nunca había puesto en duda su vocación de sacerdote, y pidió a don Massimo Camisasca que recibiera a Aldo en la Fraternidad misionera de San Carlos Borromeo. Al despedirse, le dijo que debía inspirarse en los jesuitas del siglo XVII y en sus reducciones. Surge la posibilidad de venir a Paraguay. No se sentía seguro, confiado. Justo él que había pasado por muchos sinsabores, que hasta había dudado del llamado del Señor.
No obstante, aceptó el desafío y en el 89 aterrizó en nuestro país con una maleta cargada de incertidumbres que, con el tiempo, se convirtieron en obras llenas de amor al prójimo. En mayo del 2004 funda la clínica Casa de la Divina Providencia San Riccardo Pampuri. Allí, enfermos terminales de sida y cáncer, de escasos recursos, olvidados por la sociedad, encuentran refugio y paz para sus almas. Reciben atención especializada y recuperan su dignidad humana, de manera que puedan ir en paz ante el llamado del Señor. "El enfermo de sida es Cristo que sufre, por eso cada médico y cada enfermera están frente al paciente en posición de adoración", dice Trento. "Hay que tratarlos como personas absolutamente normales y eso es lo que hacemos en la clínica. No los diferenciamos. Le cantamos a la vida que se despide para encontrar la verdadera VIDA", añade.
Inclusive, los mismos enfermos definen el lugar como la antesala al Paraíso. Descripción exacta del inmenso cariño que reciben en el ocaso de sus vidas. Ellos no son abandonados. Trento los acompaña hasta su última morada. Se ocupa de todos los detalles. Aun cuando descansan para siempre, no los olvida. Visita a los que partieron, cada 2 de noviembre. Lleva a los niños huérfanos a que hagan lo mismo con sus padres. "El cuadro es sencillamente emocionante. Inculca valores, inculca sentimientos, arraigo", nos dice un feligrés que prefirió el anonimato. "Es persona con un tremendo corazón, con una tremenda sensibilidad", aporta.
De la clínica revela que una cantidad superior a doscientas personas con diagnóstico desesperante se curaron milagrosamente. "Todos estamos convencidos de que es la ayuda de Dios", afirma. Y para los enfermos que lograron estabilizarse, en la ciudad de Itá, se encuentra la Granja Padre Pío.
"Continúan con su tratamiento en un espacio tranquilo y aportando su grano de arena, con pequeños trabajos en la huerta que provee todas las verduras a la cocina de la clínica".
La Casita de Belén es otra de las grandes obras del sacerdote italiano. Nace como respuesta a la gran cantidad de niños huérfanos. "Los niños son los representantes de Jesús. En sus personas, honramos la infancia de Cristo, formándolos como buenos cristianos y ciudadanos", expresa Trento.
El hogar alberga a trece niños, cuyas edades oscilan entre 8 meses y 11 años. Pero tan grande es el amor que mueve a toda la comunidad de San Rafael que la ayuda llega a más menores, a aquellos que sufren violencia familiar y abandono desde muy temprana edad. Ellos tienen garantizados techo, alimentación, higiene, salud psicofísica, educación, momentos recreativos. "La infancia es una etapa trascendental en el proceso evolutivo del hombre, por eso cuidamos el desarrollo integral", expresa en otro momento el sacerdote.
No dejamos de hablar de la Escuelita Paí Alberto, cuyo programa educativo se basa en tres pilares: callos en la cabeza, callos en las manos, y callos en las rodillas. Estas premisas son transmitidas por los profesores de manera que, con el tiempo, se transformen en un hábito. Las puertas se abren a las 7:30 hasta las 12:30 con desayuno incluido. Los niños más necesitados reciben el almuerzo y otros reciben clases de refuerzo hasta las 16:00.
Seguimos. El policonsultorio Juan Pablo II abre sus puertas para asistir a los pobres y enfermos. En realidad es la primera obra instaurada en San Rafael. Fue en el 2002. Funciona gracias a la caridad de médicos amigos que se ofrecieron voluntariamente para asistir a quienes más lo necesitan. ¿Qué servicios? Pues cardiología, cirugía vascular, clínica médica, dermatológica, ecografía, electrocardiograma, sicología, ginecología, servicios de enfermería, nutrición, odontología, oftalmología, pediatría, traumatología, en fin, allí van a encontrar una consulta gratuita todas aquellas personas que no pueden solventar los costos que estos representan. ¿Seguimos? Todavía hay más. El Centro de Ayuda a la Vida está destinado a las madres embarazadas y niños. La ayuda es con alimentación y vestimenta. Los asistentes sociales verifican cada caso para luego volcar las ayudas que precisan. No faltan los asesoramientos jurídicos ni la bolsa laboral para servicio doméstico. Actualmente, más de 150 familias de muy escasos recursos perciben víveres semanales en el predio de la parroquia. El club de donadores de sangre tampoco falta, así como los albergues para ancianos olvidados. Está el Hogar San Joaquín, para ancianos; el Santa Ana, para ancianas. El padre hasta los baña para llevarlos al albergue. "Muchas veces a nosotras nos impresiona, pero nos insta diciéndonos que es a Cristo a quien cuidamos y parece que todo se transforma y no hacemos distinciones ni muecas de desagrado", relata otra testigo de las obras emprendidas. "Si el Padre tiene seguidores, es porque se ven los frutos y su inmenso amor", agrega.
Todos estos emprendimientos y estas asistencias son logradas gracias a benefactores anónimos, a las ayudas de los feligreses y a la caridad de todas las personas de buen corazón. Pero la principal medicina, la que se les brinda a todos, sin excepción, es la del amor a Cristo. "El es el principal y verdadero motivo de nuestra misión", expresa Trento, quien se encuentra feliz en nuestro país y feliz con todos los objetivos logrados. Prueba de que al que obra bien, bien le va. Sus obras no solo son reconocidas en nuestro país, en el suyo también. Fue portada de la revista Tempi hace solo tres meses. Acá fue reconocido con la distinción de "Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Asunción", otorgada por la Comuna asuncena, a través de la Junta Municipal, por las obras que realiza en favor de los sectores desprotegidos.
En la parroquia se respira vida, movimiento. Imponente se ve el castillo, donde funciona la pizzería O Sole mío. Allí también está asentado el café literario, lugar preferido de los jóvenes y adultos que gustan de la buena lectura con café de por medio, y al estilo italiano.
"Llegó a Paraguay hace 20 años, sumido en una depresión inacabable. Pero de esa vivencia salieron sus obras: un centro para enfermos crónicos y terminales, un asilo, una escuela, una granja para enfermos de sida, un servicio de donantes de sangre y una casita para niños"
Caminando un poco más se puede encontrar con el local de Artesanía Guaraní Mburucuyá, donde va a encontrar todo tipo de suvenires típicos, además de esculturas, manteles de ñandutí, ropas para niños, vestidos, cuadros de pintores nacionales y figuras hechas por renombrados artesanos, así como toda la creatividad indígena en palo santo y otras materias primas. Y si alarga su paseo, puede conocer la librería. Los rosarios y otros tipos de recuerdos, así como libros de cultura general o los escritos por el mismo padre Trento, están a la venta. Ahora, el nuevo desafío que enfrenta es el crecimiento edilicio de la clínica Divina Providencia. La construcción, de cinco pisos, ya va tomando forma y los transeúntes pueden admirar la piedra sillar que reviste la fachada con los símbolos hermosos de las Ruinas de San Ignacio Mini y de Trinidad.
"Sus años de constante trabajo y esfuerzo para beneficiar a las personas de condiciones más humildes se ven traducidos en sus logros."
"Esta clínica nace como continuación del abrazo del monseñor Luigi Giussani cuando, cruzando por momentos dolorosos y muy sufridos de mi vida, recurrí a él pidiéndole socorro. Me acogió con cariño, me abrazó infundiéndome coraje para seguir adelante con la certeza que todo cuanto estaba viviendo era por un bien más grande de mi propia vida y en la vida de los demás", recuerda Trento.
Fue con ese abrazo que salió para venir a nuestro país. "La forma semicircular de la fachada de la clínica, justamente, quiere expresar esta misericordia divina de Cristo, de la Iglesia, que se reveló en mi vida mediante el abrazo de ese hombre. Además, toda la estructura arquitectónica en la clínica es una síntesis entre lo antiguo y lo nuevo entre la primera evangelización, y la nueva que tiene en Pedro su única garantía unida a Pablo el Apóstol de la gente", relata.
Desde que llegó, su trabajo no cesa. No hay descanso. No hay cansancio. Las obras y los gestos solidarios abundan en la iglesia San Rafael. A las distintas obras impulsadas desde la fe por el padre Aldo Trento, se suma el esfuerzo de los feligreses que aun en los momentos de crisis, dan una mano. Un ejemplo de lucha y solidaridad, de empeño y gran generosidad.
Siendo niño ya sintió su vocación. Las primeras instrucciones religiosas las recibió de su madre, María Dolzot. No desoyó el llamado de Dios e ingresó al seminario de los Padres Canossiani, en Treviso, cerca de Venecia. Luego, se unió a la extrema izquierda, peleó por lo que creía justo y se desvió de su verdadero camino. "Fue una época de mucho ímpetu; salí a pelear, a gritar. Fue una época de muchos excesos, de grandes batallas políticas, de panfletos, asambleas, manifestaciones", recuerda Trento.
Perdió el sentido de su verdadera vocación, se sumió en una profunda tristeza, inclusive se replanteó su vida, su servicio a Dios. Recurrió al monseñor Luigi Giussani. Este le dio confianza y recuperó los hilos de su vida. A pesar de todo, don Giussani nunca había puesto en duda su vocación de sacerdote, y pidió a don Massimo Camisasca que recibiera a Aldo en la Fraternidad misionera de San Carlos Borromeo. Al despedirse, le dijo que debía inspirarse en los jesuitas del siglo XVII y en sus reducciones. Surge la posibilidad de venir a Paraguay. No se sentía seguro, confiado. Justo él que había pasado por muchos sinsabores, que hasta había dudado del llamado del Señor.
No obstante, aceptó el desafío y en el 89 aterrizó en nuestro país con una maleta cargada de incertidumbres que, con el tiempo, se convirtieron en obras llenas de amor al prójimo. En mayo del 2004 funda la clínica Casa de la Divina Providencia San Riccardo Pampuri. Allí, enfermos terminales de sida y cáncer, de escasos recursos, olvidados por la sociedad, encuentran refugio y paz para sus almas. Reciben atención especializada y recuperan su dignidad humana, de manera que puedan ir en paz ante el llamado del Señor. "El enfermo de sida es Cristo que sufre, por eso cada médico y cada enfermera están frente al paciente en posición de adoración", dice Trento. "Hay que tratarlos como personas absolutamente normales y eso es lo que hacemos en la clínica. No los diferenciamos. Le cantamos a la vida que se despide para encontrar la verdadera VIDA", añade.
Inclusive, los mismos enfermos definen el lugar como la antesala al Paraíso. Descripción exacta del inmenso cariño que reciben en el ocaso de sus vidas. Ellos no son abandonados. Trento los acompaña hasta su última morada. Se ocupa de todos los detalles. Aun cuando descansan para siempre, no los olvida. Visita a los que partieron, cada 2 de noviembre. Lleva a los niños huérfanos a que hagan lo mismo con sus padres. "El cuadro es sencillamente emocionante. Inculca valores, inculca sentimientos, arraigo", nos dice un feligrés que prefirió el anonimato. "Es persona con un tremendo corazón, con una tremenda sensibilidad", aporta.
De la clínica revela que una cantidad superior a doscientas personas con diagnóstico desesperante se curaron milagrosamente. "Todos estamos convencidos de que es la ayuda de Dios", afirma. Y para los enfermos que lograron estabilizarse, en la ciudad de Itá, se encuentra la Granja Padre Pío.
"Continúan con su tratamiento en un espacio tranquilo y aportando su grano de arena, con pequeños trabajos en la huerta que provee todas las verduras a la cocina de la clínica".
La Casita de Belén es otra de las grandes obras del sacerdote italiano. Nace como respuesta a la gran cantidad de niños huérfanos. "Los niños son los representantes de Jesús. En sus personas, honramos la infancia de Cristo, formándolos como buenos cristianos y ciudadanos", expresa Trento.
El hogar alberga a trece niños, cuyas edades oscilan entre 8 meses y 11 años. Pero tan grande es el amor que mueve a toda la comunidad de San Rafael que la ayuda llega a más menores, a aquellos que sufren violencia familiar y abandono desde muy temprana edad. Ellos tienen garantizados techo, alimentación, higiene, salud psicofísica, educación, momentos recreativos. "La infancia es una etapa trascendental en el proceso evolutivo del hombre, por eso cuidamos el desarrollo integral", expresa en otro momento el sacerdote.
No dejamos de hablar de la Escuelita Paí Alberto, cuyo programa educativo se basa en tres pilares: callos en la cabeza, callos en las manos, y callos en las rodillas. Estas premisas son transmitidas por los profesores de manera que, con el tiempo, se transformen en un hábito. Las puertas se abren a las 7:30 hasta las 12:30 con desayuno incluido. Los niños más necesitados reciben el almuerzo y otros reciben clases de refuerzo hasta las 16:00.
Seguimos. El policonsultorio Juan Pablo II abre sus puertas para asistir a los pobres y enfermos. En realidad es la primera obra instaurada en San Rafael. Fue en el 2002. Funciona gracias a la caridad de médicos amigos que se ofrecieron voluntariamente para asistir a quienes más lo necesitan. ¿Qué servicios? Pues cardiología, cirugía vascular, clínica médica, dermatológica, ecografía, electrocardiograma, sicología, ginecología, servicios de enfermería, nutrición, odontología, oftalmología, pediatría, traumatología, en fin, allí van a encontrar una consulta gratuita todas aquellas personas que no pueden solventar los costos que estos representan. ¿Seguimos? Todavía hay más. El Centro de Ayuda a la Vida está destinado a las madres embarazadas y niños. La ayuda es con alimentación y vestimenta. Los asistentes sociales verifican cada caso para luego volcar las ayudas que precisan. No faltan los asesoramientos jurídicos ni la bolsa laboral para servicio doméstico. Actualmente, más de 150 familias de muy escasos recursos perciben víveres semanales en el predio de la parroquia. El club de donadores de sangre tampoco falta, así como los albergues para ancianos olvidados. Está el Hogar San Joaquín, para ancianos; el Santa Ana, para ancianas. El padre hasta los baña para llevarlos al albergue. "Muchas veces a nosotras nos impresiona, pero nos insta diciéndonos que es a Cristo a quien cuidamos y parece que todo se transforma y no hacemos distinciones ni muecas de desagrado", relata otra testigo de las obras emprendidas. "Si el Padre tiene seguidores, es porque se ven los frutos y su inmenso amor", agrega.
Todos estos emprendimientos y estas asistencias son logradas gracias a benefactores anónimos, a las ayudas de los feligreses y a la caridad de todas las personas de buen corazón. Pero la principal medicina, la que se les brinda a todos, sin excepción, es la del amor a Cristo. "El es el principal y verdadero motivo de nuestra misión", expresa Trento, quien se encuentra feliz en nuestro país y feliz con todos los objetivos logrados. Prueba de que al que obra bien, bien le va. Sus obras no solo son reconocidas en nuestro país, en el suyo también. Fue portada de la revista Tempi hace solo tres meses. Acá fue reconocido con la distinción de "Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Asunción", otorgada por la Comuna asuncena, a través de la Junta Municipal, por las obras que realiza en favor de los sectores desprotegidos.
En la parroquia se respira vida, movimiento. Imponente se ve el castillo, donde funciona la pizzería O Sole mío. Allí también está asentado el café literario, lugar preferido de los jóvenes y adultos que gustan de la buena lectura con café de por medio, y al estilo italiano.
"Llegó a Paraguay hace 20 años, sumido en una depresión inacabable. Pero de esa vivencia salieron sus obras: un centro para enfermos crónicos y terminales, un asilo, una escuela, una granja para enfermos de sida, un servicio de donantes de sangre y una casita para niños"
Caminando un poco más se puede encontrar con el local de Artesanía Guaraní Mburucuyá, donde va a encontrar todo tipo de suvenires típicos, además de esculturas, manteles de ñandutí, ropas para niños, vestidos, cuadros de pintores nacionales y figuras hechas por renombrados artesanos, así como toda la creatividad indígena en palo santo y otras materias primas. Y si alarga su paseo, puede conocer la librería. Los rosarios y otros tipos de recuerdos, así como libros de cultura general o los escritos por el mismo padre Trento, están a la venta. Ahora, el nuevo desafío que enfrenta es el crecimiento edilicio de la clínica Divina Providencia. La construcción, de cinco pisos, ya va tomando forma y los transeúntes pueden admirar la piedra sillar que reviste la fachada con los símbolos hermosos de las Ruinas de San Ignacio Mini y de Trinidad.
"Sus años de constante trabajo y esfuerzo para beneficiar a las personas de condiciones más humildes se ven traducidos en sus logros."
"Esta clínica nace como continuación del abrazo del monseñor Luigi Giussani cuando, cruzando por momentos dolorosos y muy sufridos de mi vida, recurrí a él pidiéndole socorro. Me acogió con cariño, me abrazó infundiéndome coraje para seguir adelante con la certeza que todo cuanto estaba viviendo era por un bien más grande de mi propia vida y en la vida de los demás", recuerda Trento.
Fue con ese abrazo que salió para venir a nuestro país. "La forma semicircular de la fachada de la clínica, justamente, quiere expresar esta misericordia divina de Cristo, de la Iglesia, que se reveló en mi vida mediante el abrazo de ese hombre. Además, toda la estructura arquitectónica en la clínica es una síntesis entre lo antiguo y lo nuevo entre la primera evangelización, y la nueva que tiene en Pedro su única garantía unida a Pablo el Apóstol de la gente", relata.
Desde que llegó, su trabajo no cesa. No hay descanso. No hay cansancio. Las obras y los gestos solidarios abundan en la iglesia San Rafael. A las distintas obras impulsadas desde la fe por el padre Aldo Trento, se suma el esfuerzo de los feligreses que aun en los momentos de crisis, dan una mano. Un ejemplo de lucha y solidaridad, de empeño y gran generosidad.